Hace mucho tiempo en el Olimpo…
Una pequeña se encontraba en medio de un hermoso jardín, ella se hallaba practicando movimientos con una lanza, los cuales eran muy agiles.
Mientras la pequeña se encontraba concentrada en su actividad, a ella se le acercaba una hermosa mujer de cabellera rubia dorada, alta, de piel bronceada y ojos tan negros como una obsidiana.
-pequeña es hora de tu siguiente lección -le dijo la mujer a la pequeña haciendo que esta detenga sus movimientos con la lanza.
La niña asiente u deja la lanza en el lugar y camina hacia la mujer.
- ¿De qué tratara la lección de hoy? Madre Guardiana -pregunta la pequeña, mientras ambas caminan por un pasillo.
-Hoy será de historia, te contare como nació el primer Dios Olímpico -le dice la mujer mientras le indica que entre a un pequeño salón que cumple la función de biblioteca.
- Pensé que se nos entrenaba para ser guerreras ¿Cómo podría la historia ayudarnos en nuestra labor? -pregunta la niña con su pequeño ceño fruncido lo cual le causa gracia a la mujer.
- Pequeña la fuerza bruta sin conocimiento y sin inteligencia para usarla solo es fuerza bruta, a medida que vayas creciendo entenderás mejor, por ahora empecemos con la lección.
Dice la mujer seleccionando un libro antiguo de los estantes.
cuenta la historia que un niño pequeño de unos 10 años se encontraba huyendo con su hermanita de 2 años de los titanes que habían destruido su aldea y matado a su familia.
El niño se encontraba corriendo por el bosque hacia la montaña mas alta, pues algunos titanes aún se encontraban persiguiéndolos, pero llego un momento donde el pequeño no pudo mas y cayo arrodillado con su pequeña hermana en brazos, el niño estaba aterrado, pero no porque fuese a morir sino porque no iba a ser capaz de salvar a su hermana, pues era la única familia que le quedaba así que con su ultimo aliento solicito una petición a la madre naturaleza.
- Oh madre naturaleza Gea te suplico por la vida de mi pequeña hermana por favor sálvala si quieres te doy a cambio mi vida por la salvación de la de ella.
Suplico el niño con lagrimas en sus ojos y en un lamento susurrado.
Fue tanta la fe del pequeño que la misma madre naturaleza se le apareció en persona.
- ¿Qué es lo que realmente desea tu corazón pequeño?
Le pregunto al niño, quien al principio se asusto y trato de huir, pero no tenía fuerzas para hacerlo así que con su cuerpo cubrió a su hermanita para protegerla.
- No temas pequeño, no les hare daño, al contrario, estoy aquí por tus nobles palabras y acciones.
Le dijo Gea regalándole una sonrisa tranquilizadora.
El niño al oír aquellas palabras levanto la cabeza viendo a Gea con sus ojos brillosos por las lágrimas.
- Madre naturaleza os suplico que salve la vida de mi pequeña hermana, que ella pueda tener una vida feliz y prospera a cambio le entrego la mía.
Tal nobleza le pareció admirable a Gea pues desde que creo a los seres humanos de estos solo había visto la maldad y ellos mismos eran los culpables de que existieran los titanes pues ellos habían nacido de las emociones negativas de los corazones de los seres humanos.
Pues Gea en su infinita bondad les había dado libre albedrio para que vivieran su vida como quisieran, pero siempre respetando a los demás seres que existieran.
- Entonces pequeño ¿Dime que es lo que realmente anhela tu corazón?
El pequeño se quedó por un momento pensando en las palabras de Gea y luego de unos minutos de silencio decidió por fin hablar.
- Madre naturaleza Gea lo que realmente deseo es que exista alguien que nos pueda proteger de los titanes, no solo a mi hermana y a mi sino también a las pocas personas que quedamos, que seamos puros de corazón.
>>Este ser debe ser fuerte, poderoso, imponente pero también de corazón puro y noble, que sea capaz de brindar luz en las noches mas oscuras. Que pueda observar todo desde los cielos, que sea valiente y no les tenga miedo a los titanes y que sea inmortal para que nos cuide por siempre.
Gea se quedo en silencio sopesando la petición del niño y luego de un tiempo hablo.
- Muy bien pequeño así será, pero a cambio debes dar algo pues nada puede ser gratis.
>>A partir de hoy tu linaje y tus descendientes, así como los de tu hermana estarán al servicio de este ser, pues no puede pasar la eternidad solo, que dices pequeño ¿Aceptas?
Pregunto Gea con una pequeña sonrisa pues ya sospechaba la respuesta del niño y este no lo pensó dos veces, pues mas que un sacrificio, el lo vio como una gran oportunidad para la protección de sus descendientes y los de su pequeña hermana.
- Acepto -dijo el pequeño con determinación.
Gea asintió con la cabeza y de un momento a otro el cielo se ilumino como si fuese de día de tantos rayos que se observaron en este.