La Guarida de La Pantera

23- Malos recuerdos

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MALOS RECUERDOS

 

 

El resplandor de las bombillas y el sonido intermitente de las máquinas, la hizo abrir los ojos. 

Se ahogó en un largo suspiro; se sentía desorientada y todo pasaba muy lento a su alrededor.

Estaba hospitalizada; sintió los bordes de la máscara de oxígeno apretando su rostro y los dedos de sus pies helados por el frío de la habitación. Poco a poco recobraba el sentido y parpadeaba con más rapidez, mientras recordaba lo último que había vivido.

—Por fin despertaste —dijo Ramzi, que estaba sentado a su lado—. Estás bien. Operaron tu hombro y sacaron la bala. No fue tan profunda.

Seren aún con movimientos lentos, se retiró la máscara del rostro.

—Ya...ser —pudo decir, débilmente. 

—Escapó. —Acarició su mano, brindándole calma—. Hubo un tiroteo y llegó un jeep blindado, lo movieron y se lo llevaron. Un inocente salió herido, pero ya está bien.

Seren soltó un suspiro entrecortado y miró el techo con angustia. Quería llorar; no se sentía bien.

—No pienses en eso ahora —pidió Ramzi, al ver sus ojos aguarse—. Debes descansar muy bien para recuperar la movilidad de tu brazo.

—Tengo sed —dijo con los labios secos.

—Asher te llamó varias veces —informó Ramzi, mientras le acercaba un vaso de agua—. Supongo que se enteró.

—Dame el teléfono —ordenó.

Observó varias llamadas perdidas en la pantalla. Una era del fiscal y las demás de Asher.

Ya era de noche, el reloj marcaba las diez y treinta dos.

Suspiró y aún acostada le devolvió la llamada a Asher; sentía que el teléfono le pesaba, por la cantidad de sedantes que tenía en su cuerpo.

—¿Seren? —contestó Asher con evidente preocupación en la voz—. ¿Estás bien? No puedo salir de la ciudad y tampoco me dejarían verte. ¿Cómo te sientes?

—Fuiste tú, ¿cierto? —preguntó, con lágrimas contenidas.

—¿Qué?

Asher parecía confundido, pero su asombro se mezclaba con decepción.

—¿Cómo que fui yo? —repitió, sin entender a lo que se refería—. ¿Es una broma?

—Me llamaste en la mañana para distraerme y que yo no estuviera cerca cuando se llevaran a Yaser. —Seren hablaba con seguridad, su voz estaba quebrada pero sus intenciones eran seguras.

—No digas tonterías —dijo Asher, con decepción—. ¿Desde cuándo actúo de ese modo? ¿Estás loca?

—Te creo capaz de todo —pronunció convencida, estaba enojada—. Eres la clase de persona que abandona a los que ama.

Hubo un silencio de parte de Asher; sus ojos se impregnaron de lágrimas y se dejó caer en el columpio de su jardín. Aquellas palabras le habían dolido por la severidad en que lo había dicho.

—Seren...

—Volví a la ciudad con la fe de salvarte, de salvarnos —admitió por primera vez en voz alta—. Pero ahora que ya sé de qué eres capaz, me duele saber que algún día tendré que llevar flores a tu tumba.

Colgó la llamada, porque ya no podía mantenerse fuerte.

Decir aquellas palabras había roto algo en sus almas desgastadas.

Asher permaneció helado varios segundos después de aquello y ella se desbordó sobre la camilla de la habitación mientras Ramzi, intentaba consolarla. Tuvieron que anestesiarla de nuevo porque sus movimientos hicieron que su herida se abriera.

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—La Pantera sabe todo —dijo Yohar, palmeando la espalda de su hermano—. Nos protegerá. Al parecer comienza a dudar de Asher.

—El maldito de Asher me las pagará igual —aseguró Yaser, apenas con aliento—. Perdí mi ojo izquierdo por su culpa.

—Bueno, casi te violas a su hermana —mencionó, escondiendo una sonrisa—. Agradece que el desgraciado no te mató.

—Pero no sucedió; no pude hacerlo. —Apretó sus dientes, inconforme—. Así que no valió la pena.

—No hagas tonterías —advirtió Yohar, severo—. Hicimos lo que queríamos; estamos en La Guarida, muy cerca de la Pantera.

—Eso es bueno, pero el asunto de Sara Iskandar no ha terminado para mí —dijo mirando una jarra costosa que descansaba en la mesa de en frente.

El rostro de Yaser aun estaba lleno de cicatrices y moratones, y su labio se encontraba hinchado; su brazo se recuperaba con el yeso, y aun le costaba tomar aire sin sentir dolor en el pecho.

—¡No le des la razón a Asher frente a la Pantera! —gritó Yohar con enojo—. Por ahora estarás tranquilo y no saldrás de esta casa. La Pantera nos ofreció protección solo para humillar al desgraciado ese.

—Alguien le informó a Asher que yo estaba con su hermana —aseguró, recordando aquel día.

—Mira, el maldito de Asher es inteligente —aseguró Yohar—, quizás vigilaba a su hermana con algún GPS.




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