La Guarida de La Pantera

29- Verdades

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VERDADES

Esa misma noche todos los reporteros se encontraban aglomerados en la entrada de la estación policial de Rukhsar, esperando la presencia de Seren Bahar, quien se preparaba para efectuar una rueda de prensa, aprobada por el presidente de la República.

Seren había obtenido la atención del país tras cada operación exitosa en Zalam, y saber lo que diría después de tantos meses de problemas económicos, sociales y políticos, resultaba curioso.

Finalmente, a eso de las siete de la noche, salió junto a Ramzi de la estación policial y pronto todos los reporteros apuntaron sus cámaras y micrófonos hacía ella.

Seren se mostraba segura de sí misma. Su cabello estaba recogido con una coleta alta y con su excesiva tranquilidad irradiaba confianza.

La rueda de prensa dio inicio con la primera pregunta de parte de una reportera que se encontraba en la primera fila.

—¿A qué se debe esta rueda de prensa tan apresurada?

—Buenas noches a todos —dijo Seren, mirando a la cámara—. No pretendo adornar lo que diré y seré directa para que podemos ahorrarnos tiempo. Soy Seren Bahar, y como muchos saben soy la agente de la operación contra la corrupción y el crimen organizado de pandillas en la ciudad de Zalam.

—¿Qué ha pasado con el oficial que asesinó al niño hace unos meses? —interrumpió una rubia de pronto, transmitiendo tensión en el ambiente.

—La policía no mató a ningún niño —afirmó con seriedad, sosteniéndole la mirada—. Como saben, las mafias de Zalam han estado usando la manipulación durante años, han cometido crímenes contra nuestra juventud y nuestro país sin pensar en las consecuencias. Aquel joven que murió, fue otra víctima del cinismo de la organización de delincuentes que manejan Zalam a su antojo.

—¿Por qué no salieron a hablar antes? —contratacó otro reportero—. ¿Por qué ahora?

—Llevar un plan contra una organización criminal, no es sencillo. Requiere paciencia y hay detalles confidenciales, pero les aseguro que ellos mismos fueron quienes mataron a ese muchacho. Nosotros estamos aquí para defender a nuestros ciudadanos, no para matarlos.

—¿Qué sucederá ahora? —preguntó el mismo chico—. ¿Lograrán recuperar Zalam o será otro plan fallido del Estado?

—Por supuesto que lo haremos —miró hacia otra cámara—. Todos los criminales caen algún día y ese día se acerca. Musa Toskán y sus aliados estarán tras las rejas muy pronto, y todos los ciudadanos honestos podrán vivir honradamente.

—¿Cómo pasará eso?

—Por eso estoy aquí. —Miró a Ramzi, quien le hizo un gesto de apoyo—. Hacemos un llamado a todos los habitantes de Zalam para que recapaciten y no pierdan sus vidas por personas que no los valoran. Merecen vivir bien, merecen salir con sus familias, viajar y divertirse, merecen sentirse seguros. Dejen de ofrecer a sus hijos a las mafias, y dejen de pensar que esas personas son indestructibles.

Seren suspiró, recordando las palabras del fiscal.

—Sabemos que la están pasando difícil y es una pena que deban pagar las consecuencias de quienes hoy están en sus casas comiendo bien, vistiendo bien y disfrutando la vida a su antojo. Ya basta de ser esclavos. Es hora de exigir lo que merecen.

Hubo un silencio, todos se miraron entre ellos, esperando la siguiente pregunta. Sin embargo, Seren habló de nuevo.

—Musa Toskán, sé que estás viendo esto —advirtió, desafiante ante las cámaras—. Deja de tratar a las personas de Zalam como si fuesen tus esclavos, ellos merecen medicarse apropiadamente, merecen vivir con comodidades y trabajar con honestidad. Entrégate y deja de hacerle daño a esas personas.

En ese instante un hombre que se encontraba entre la multitud sacó una pequeña arma y la apuntó con rápidez hacia Seren, pero otro hombre que estaba muy atento se percató de ello y lo sujetó con fuerza, desviando el arma hasta el suelo.

Khalil había enviado a policías vestidos de civiles, porque imaginó que Musa se movería en su contra asesinando a su agente.

Ramzi haló a Seren intentando protegerla y pronto llegaron otros oficiales para detener al sujeto que ya se encontraba en el suelo forcejeando contra la seguridad. Todos apuntaban sus cámaras hacia el tipo, mientras los oficiales le ponían las esposas, sin embargo, una reportera pronto dirigió su atención a Seren, y le preguntó:

—¿Crees que esto es obra de la Pantera?

Seren parecía desesperada, y pese a que llevaba un chaleco, sintió miedo.

—No lo dudo —dijo Seren, escondiendo sus nervios, y luego de mirar profundamente a las cámaras, hizo su último llamado—. Habitantes de Zalam, abran los ojos. A partir de mañana todo aquel que desee salir de la ciudad y no tenga antecedentes criminales, puede dirigirse a las estaciones de seguridad del distrito 3 y hablar con los policías. Serán revisados e interrogados, y bajo estrictas reglas podrán salir.

Acabado el discursó, se alejó de allí con la ayuda de los guardias de seguridad, quienes empujaron a los reporteros para evitar que sigan preguntando. El mensaje estaba siendo esparcido en el país entero y la segunda fase del plan de Khalil, daba inicio.




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