La Guarida de La Pantera

38- Juramento

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JURAMENTO

Con el encuentro de Yaser Kamari, la Pantera recuperó su tranquilidad y su autoestima, no obstante, había muchas cosas que debían establecerse.

Los integrantes de la organización esperaban el anuncio de la próxima sesión, donde probablemente se dictaría la sentencia de Yaser y se tomarían represalias contra la presión del Estado.

El comercio de drogas iba en descenso, las estadísticas reflejaban el pésimo flujo de ventas de los últimos meses, pues ahora los comerciantes fijos preferían gastar su dinero en alimentos escasos y revenderlos a precios elevados. Era más funcional para ellos trabajar en la necesidad actual de la ciudad que invertir en mercancía con poca demanda.

Aquel decrecimiento no estaba siendo del agrado de los comerciantes de narcóticos, pues sus saldos no alcanzaban para rendirle cuentas a la Pantera al final del mes y comenzaban a tener quejas con la mala gestión de Musa.

Seren no había interferido en los pensamientos de Asher, le había dado los días acordados para esclarecer su mente y tener tiempo de asimilar el siguiente paso. Además, él le había pedido que se mantuviera alejada y que cuidara sus espaldas, pues Musa seguramente intentaría deshacerse de ella.

Khalil también reforzó su seguridad desde que se enteró. Sin embargo, ese día le pidió a Seren que fuera a Zalam Seren volvió a Zalam, pues debía hablar con Asher sobre los siguientes pasos del plan.

Seren

Veo que me olvidaste.

—¿Cuál será nuestro siguiente paso? —preguntó Ramzi, llamando la atención de Seren.

—Esperar —dijo sin apartar la vista del celular.

—¿Por Asher? —juzgó, inconforme.

—Te conté el plan —reprochó, prestándole atención a Ramzi—. ¿Por qué ahora te comportas así?

Ramzi tenía varios días distante y se había mostrado inconforme con la presencia de Asher en el plan.

—Porque no estás pensando en un plan B, solo asumes que Asher tendrá un plan magnífico —explicó el castaño.

Asher

¿Es eso posible?

Seren sonrió cuando leyó la notificación, pero intentó mostrarse atenta a la conversación.

—Deja de actuar con desesperación —reclamó Seren, mientras tecleaba un nuevo mensaje—. Ya es suficiente con el fiscal encima de mí todo el tiempo.

Seren

¿Estás huyendo de mí?

Ramzi suspiró con pesadumbre, pues al igual que el fiscal, él tampoco confiaba en Asher. Sin embargo, Seren sabía muy bien cuáles eran las verdaderas intenciones de su compañero.

—Escucha, Ramzi. —Guardó el celular en el bolsillo trasero de su pantalón, y lo miró fijamente—. No sé qué pasa contigo, pero te he notado irritado estos días. Si tienes algo que decirme o no estás de acuerdo con algo relacionado a mis planes, puedes expresarlo y podemos hablarlo abiertamente.

—Si te digo que no confío en Asher, ¿dejarías de trabajar con él?

—Ramzi, no digas tonterías. —Se acercó para que nadie pudiese escucharlos, pues estaban en un puesto de control, cerca de los oficiales de guardia—. Esto no se trata de ti o de mí; es sobre la Pantera.

—¿No es sobre Asher? —preguntó con desconfianza, advirtiendo el asombro en los ojos de Seren.

—¿Estas cuestionando mi lealtad?

El celular sonó indicándole que tenía un nuevo mensaje, pero se mantuvo con la vista hacia Ramzi esperando una respuesta.

—No pelearé contigo por esto, pero toma lo que te diré como un consejo de amigos —dijo Ramzi, con las manos en los bolsillos—. Estás haciendo lo posible para salvar a tu ex y es evidente. No eres la misma Seren que conocí al principio y temo mucho que tus ideales cambien por amor. No te pierdas encontrando a otros, Seren.

—Ahora todos saben dar muy buenos consejos. —Rodó los ojos y lo detalló varios segundos con seriedad, para finalmente decir—: No excedas tus límites, hemos pasado por mucho juntos, pero no te olvides de tu posición. Estás aquí para asistirme y para seguir mis órdenes. Que te exprese mis pensamientos y te hable de mis sentimientos no te da el derecho de juzgarme o cuestionar mi manera de hacer las cosas.

—Dijiste que querías escuchar mis pensamientos sin rodeos.

—Dije que podías hablar directamente sobre el plan; no sobre mi vida personal —aclaró con un tono de voz moderado, intentando no perder la calma—. Te comportas igual que el fiscal, todos quieren comentar sobre mis sentimientos por Asher como si fuera una adolescente estúpida sin objetivos en la vida. Sé valiente y dime la razón por la que no te agrada Asher, ni siquiera lo conoces.

—Ah, no lo sé —replicó en tono de burla, aunque denotó nerviosismo—. ¿Será porque es un delincuente?

—¿O es porque estás celoso? —preguntó con perspicacia, logrando que desviara la mirada—. ¿Crees que soy una niña tonta? ¡Mírame! Soy una mujer perfectamente inteligente para saber que te gusto, pero eres tan cobarde que nunca te atreviste a decírmelo. Tú eres quien está mezclando sus sentimientos con la misión. Sí. Confieso abiertamente que deseo salvar a Asher de esta mierda, pero también soy honesta conmigo misma y sé que si él me traiciona pisaré mi corazón y cumpliré mi deber.




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