La Guerra de Ángeles

12. El Zorro Falso

Comencé a dar vueltas para contestarle. Todo marchaba tan bien que me costaba creerlo, no quería preocuparlo a Henry con tonterías, puse el tema de la fiesta para desviarlo de lo que me preocupaba. Él se veía muy feliz.

—Nada solo quería saber de qué te vas a disfrazar —me miró un poco inseguro.

—¿Estas segura que era eso?

—Si —sonreí.

—Bueno ya lo verás —saliendo del cuarto, algo misterioso—, te espero abajo.

Sonreí ante la idea de verlo vestido como Batman o algo más. Fui a mi cuarto donde se encontraba todo el disfraz, junto con los accesorios y el maquillaje, pero antes tomé una ducha rápida. Pensaba en todo lo sucedido hacía unas horas atrás ¿me había casado? Me sentía nueva, feliz, pero algo me tenía preocupada ¿qué había pasado la noche anterior?, ¿quién era aquella chica que se reflejaba en el espejo?, ¿acaso era yo? Sabía que si sospechaba de algo tendría que haberlo contado, aunque no quería arruinar la noche. Decidí callarme por lo ocurrido.

Tenía el vestido neón, en algún momento había pensado en que fuera negro pero el neón llamaba la atención, se veía lindo; mi pelo con mechas de color celeste, ya no me sorprendía lo que pasaba en mi pelo de tantas veces que había ocurrido; mis uñas se encontraban pintadas de neón celeste especialmemte para que combinara con el vestido; con un poco de delineador y brillo; rímel plateado en mis ojos grises y un brillo en los labios, una máscara plateada combinando con mis zapatos, también había una máscara tornasolada y otra negra con zapatos, carteras que combinaban pero opté por el color plateado, se veía muy bien.

Cerré la puerta de mi cuarto, estaba todo oscuro, mi vestido brillaba de un color celeste, había una música muy movida que llegaba desde el salón. Cuando llegué, bajé las escaleras, me enfocaron con una luz y el vestido cambió de color a un violeta. Los invitados se encontraban mirándome, mientras comentaban lindos elogios sobre mi vestido, al finalizar las escaleras Henry se encontraba vestido como el Zorro, me tomó de las manos. Una música lenta se escuchaba de fondo con aplausos y gritos, todos se abrieron formando un círculo. Ellos nos observaban bailando.

—Estás hermosa —expresó Henry sonriente. Luego comenzamos a besarnos enfrente de todos.

Ni bien terminé de darle el beso, él resto aplaudió. Sentía una sensación rara de que alguien no estaba contento con el beso o con el casamiento. Inmediatamente cambió la música lenta a una movida, todos comenzaron a saltar y bailar, entre toda la gente perdí de vista a Henry, salí al jardín donde había aire, me estaba asfixiando de tanta gente que había, hasta que vi a Henry de espaldas. Estaba algo oscuro, tenía una rosa azul en su mano lo que era muy tierno para mí, me acerqué a él, aún en la oscuridad. Él sonreía tan tierno, hasta que se fue acercando para besarme, ese beso era diferente a todos los demás pero era tan lindo. Nuestras bocas unidas se encontraban muy pegadas, parecían un imán de la que no podíamos soltarnos. Él se fue, reí, pensando que estaba jugando, hasta que me tomó de sorpresa abrazándome de atrás.

—Hola hermosa, te estaba buscando, te extrañé mucho amor —sonreí ante lo que me dijo Henry— ¿Qué haces afuera?

—Pero si te acabo de ver ¿cómo llegaste tan rápido?

—No amor ¿por qué?, ¿estás bien? —poniendo su mano en mi hombro.

—Sí.

Dije forzando una sonrisa en mi rostro, mirando para atrás por donde se había escapado el zorro falso. Tratando de investigar quién había sido. Luego Henry comenzó a hacerme preguntas sobre la flor rosa que llevaba en mi mano, le di puras excusas. Si bien no estaba muy segura en ocultarle lo ocurrido, quería que fuera así, porque no sabía si quiera quién era "El Zorro Falso", no quería tener tantos problemas solo por un beso, me callé.

Después de la fiesta Henry comentó lo tensa que estaba. Dijo que podía confiar en él pero no estaba segura en decírselo, le expliqué, para no preocuparlo mucho, que me tenía inquieta algo desde esa mañana. No me acordaba mucho lo que había pasado la noche anterior, salvo imágenes sueltas. Una que me había llamado mucha la atención era donde me estaba mirando al espejo, en ese momento había logrado ver una chica rubia diferente pero algo similar a mi rostro, parecía yo, pero era otra persona. Me encontraba muy asustada, había querido tomar sangre para luego amanecer en el piso. Explicó que era normal sentirme así pero que seguro había sido yo con el pelo rubio y no tenía que preocuparme, según él. A decir verdad me había dejado muchas dudas ¿realmente era yo?

Terminé de hablar con Henry, fui directo hacia el jardín para hablar con Diana acerca de lo que había pasado con el falso zorro.

—¡Explícame todo con detalles! —exclamó Diana.

—La fiesta comenzó y con toda la gente comencé a asfixiarme, salí al jardín. En eso vi al zorro falso pensando que era Henry, el zorro falso me entregó una rosa, todo era muy romántico y nos besamos.

Diana parecía como loca y yo me sentía culpable por haber besado a alguien que no era mi novio o bueno esposo. Todavía no me acostumbraba a que Henry fuera mi esposo.

—¿Espera él empezó el beso o vos se lo diste?

—¿Eso importa? —pregunté algo alterada. Me lo dio él... bueno se lo di yo... Él se acercó con la intención del beso y yo correspomdí, pensando que era Henry... pero eso no importa.

Me daba mucha incertidumbre no saber quién era, todo estaba muy oscuro. No quería lastimar a Henry y temía que si lo contaba iba a terminar haciendo lo que no quería. Henry llegó después y no vio nada. El beso me había gustado ¡eso era lo peor!

—¿Más que el de Henry? —preguntó Diana sorprendida.

—No estoy segura si más que el de Henry pero me gustó y eso es lo que me preocupa.

Ni bien Diana se fue hacia el árbol. Henry aprovechó para besarme pero el beso ya no era lo mismo, sentía cada vez sus labios junto a los míos pero no sentía esa chispa, me estaba confundiendo más. Todo era por aquel beso que tan distraída me tenía, no estaba arrepentida de casarme pero algo en mí ya no era lo mismo. Estar sentada en la cama, unas horas tratando de concentrarme en leer el libro que tenía de misterio entre mis manos, traté de relajarme. Henry se encontraba mirándome atentamente, él solo comenzó a desnudarse ¿qué era lo que estaba haciendo? Al parecer dormía así, la idea de tenerlo desnudo junto a mí me vino a la mente lo que había hecho con él.




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