Después de darse a conocer todos, los presentes comenzaron a hablar entre sí, nuestro militar se encontraba caminando desapercibido entre todos, se podía escuchar algunas voces:
-dicen que el coronel es un completo asesino
-yo escuche que se trataba de un hombre tan cruel que todos le temían
-al parecer con la mirada es capaz que saber lo que piensan las personas
Todos basándose en rumores o creando los propios entonces una voz un poco más aguda dijo:
-No creo que semejante bestia sea digna de temer- dijo con una voz un tanto burlona
Esa fue la voz que llamo su atención mas no se tomó la molestia de saber de quien se trataba, después se topó con el General Romanov y el Teniente Coronel O'farrell, se vieron como si se odiasen de toda la vida, en eso el General le dijo:
- no lo arruines, no todos tienen segundas oportunidades, sabes a lo que vienes
Él con voz de ironía solo respondió:
-no creo que semejante bestia sea digna de temer
Continuaron hablando los tres más él se encontraba pensando en su mundo, perdido en las palabras al viento que decía la mente, solo escuchaba: vete, déjalos, ignóralos, ellos no saben nada, las palabras retumbaban tan fuerte, sentía un vacío dentro de él, tenía ganas de correr, pero su cuerpo no respondía, era solo una desesperación, no sabía ni a donde caminaba, al fondo de las palabras de su mente se escuchaba que el general decía:
- les presento a...
en eso un pie se atravesó con el suyo mientras caminaba y sin darse cuenta tropezó con una joven tirándolo al suelo, ella le cayó encima y él la sujetó de la cintura, pero las miradas no se toparon, fue un eclipse que ocurrió de la nada, fue como una bala que hiere sin avisar, todo se detuvo, las voces se callaron, el cuerpo dejó de querer correr solo quiso quedarse ahí, sin necesitar más.
Después de la emoción se levantaron, ella solo dijo:
-disculpe fue mi culpa soy demasiado torpe, no me fije por donde iba-con la mirada al suelo
-fíjate por donde vas- dijo con una voz molesta
En ese momento le sonó conocida la voz, ni siquiera se voltearon a ver, ella solo se dio la vuelta y él solo fue con el general, se presentó ante todos.
Mientras tanto aquella joven fue a hablar con uno de sus amigos, el teniente Luis Valdelamar, un teniente alegre, astuto pero muy leal
Lucho, como ella le llamaba, se percató del dichoso accidente, al verla le dijo:
- ¿ya te dio su número?
-que gracioso
-ya te he dicho que te fijes por donde vas, has estado demasiado distraída ¿sigues soñando lo mismo cierto?
-los mismos ojos, si
-te diría es un simple sueño, pero contigo es de temer
- ¿quieres bajar la voz? Alguien te va a escuchar, aquí se espantan con cualquier cosa
- hablando de espantos ¿Qué sabes del coronel?
-rumores, nadie lo ha visto, igual no creo en eso, es solo un simple hombre con pésimo carácter es todo
- aún no lo conoces, pero bueno
El capitán Alejandro quien se encontraba con los tres extranjeros comenzó a hablarles sobre una teniente, parecía como si hablase de un hércules versión mujer
-la teniente Sánchez es una de las más destacadas, ha subido fácil gracias a su fuerza y dedicación, es difícil encontrar personas como ella, pareciese prodigio
El T. Coronel dijo con arrogancia- ¿en campo de batalla o en la cama?
El capitán la vio a lo lejos-miren allá esta junto con el teniente Valdelamar también un militar destacado por su astucia y fuerza, es el mejor en cuanto explosivos
A eso vuelve a responder el T. Coronel- ¿Que es fuerza para ustedes?
La pregunta se quedó sin responder y fueron hacia ellos, el capitán iba a hablar cuando el coronel reconoció la silueta de quien menciono aquel comentario y dijo:
- ¿con cuántos hombres se ha tenido que acostar para estar en ese cargo?
Al escuchar eso le dio coraje, volteo y respondió
-con los mismos que usted
Ahí fue cuando cruzaron miradas, ella se estremeció al ver su rostro, unos ojos grises, como la plata misma, una mirada profunda como si fuesen ventanas con mil secretos que contarte, mirada que te hace creer que sabes todo de él y a la vez nada, eran cristales o hielos en su rostro, una piel blanca como la nieve, tan limpia, casi perfecta, una barba de candado y cabello completamente negro un poco quebrado sin ninguna cana, aparentaba tal hombre unos 45 años, de la nada todo dentro de ella se helo, una lagrima parecía formarse en sus ojos y murmuro temblando -Sa, Sa...
Él vio unos ojos negros y una piel morena, nada que le causase algún sentimiento diferente, en eso el interrumpió- ya veo que es cierto, tiene demasiada fuerza, me derribo fácil
- ¿ella fue con la que tropezaste? Dijo el General
-así es, bastante torpe para mi gusto
-y usted bastante grosero a mi gusto- le respondió
- ¿Cómo te atreves a hablarle así a tu coronel? - dijo gritándole el T. Coronel Debran
Todos escucharon ese comentario, todos los que se encontraban alrededor callaron, y se dieron cuenta que él les escucho hablar todo el tiempo.
-coronel O'farrell, gusto en conocerla teniente Sánchez, por cierto, veremos si esta bestia es o no de temer- al darse cuenta que todos escuchaban dijo en voz alta- no soy asesino, pero no temo en hacerlo, soy la persona más cruel tanto que su teniente me ha llamado bestia y les juro que conocerán lo que es llorar los que se dicen llamar hombres, van a suplicar piedad y la mayoría se largaran de aquí así que evítenme la molestia de perder mi tiempo, se cómo piensan, se sus movimientos, se lo peor de cada uno de ustedes para bien o para mal, y tu Sánchez, vamos a ver si tu dedicación está en tu trabajo o en la cama.
Después de eso, se machó con una furia dentro de él, sin poder sacarse la frase de Sánchez, principalmente la palabra "bestia", pensaba dentro de del que si el mundo pensaba que lo era ¿Porque intentar ser otra cosa?