La guerra nunca acaba

Parte 4: Una cicatriz, una lección

Un día tu madre noto ese sentimiento de angustia en tu interior, no subas como pero lo hizo. Quizá fue el instinto materno o tu constante llanto en tu habitación luego de cada práctica, pero al final cambio su metodología. Un día cuando te llamo a entrenar. Ella se acercó a ti, cogió tu mano junto a la espada y te guio lentamente y con detalles cada movimiento que habías aprendido de manera autónoma. Y por primera vez lograste hacer algo bien. Aunque fuese solo una vez.

Apartir de ese momento madre se metió en las prácticas junto a ti y ya no se quedaba parada dando órdenes. Ambas aprendían juntas. Y así sucedió durante unos años.

Y ahora, justo después de haber comido su "almuerzo", estabas lista para otra sesión de entrenamiento, ya que este día era especial porque hoy ibas a tener un duelo amistoso con tu madre.

—Bueno, Jean —se pone de pie con seriedad—. Alístate que hoy te enseñare algunas cosas.

—Sí, señora —imitas su tono ocultando tu emoción.

Ambas se dirigen a un cierto especial, en donde guardaban el equipo que usaban para las practicas: espadas largas, ropas de cuero y por otro lado estaba una vitrina elegante en donde estaba la armadura especial de mamá junto a su espada, la Light Piercing Sword, una espada capaz de almacenar el poder de la luz de los Fowler y transformarlo en rayos de energía pura que quema todo a su paso. Según te conto madre: Esa espada es difícil de fabricar y solo hay unos 10 en toda el mundo y ustedes solo poseían 5, pero nunca te conto que paso con la otra mitad. Aunque los más curioso fue recordar que nunca la viste usar su espada. Incluso cuando ella te mostro su poder, solo lo hizo con una mano y prendió una pequeña fogata como ejemplo, demostrando su increíble manejo de su luz.

Mientras que su armadura era plateada y entallada a su figura, poseía unos detalles grises que recorrían por los contornos de las piezas de plata. Estaba limpio y desde que era niña nunca viste que tu madre se lo haya puesto. Pero lo que más resaltaba era su casco, que tenía una apariencia a un dragón ya que los costados sobresalen y terminaban en punta, solo dejando una línea en forma de T en donde se veían los ojos y la nariz.

Madre se acerca detrás de ti y te pone una mano en el hombro mientras contemplas aquella armadura que solo los generales Fowler usaban.

—Algún día usaras esto —mención con nostalgia—. O tal vez no, quizá no es de tu talla —ríe ligeramente—.

—Mamá —dices algo enfadada—. Soy más delgada que tú —respondes ofendida.

—Ya veremos —enarca una ceja y abre la vitrina, sacando pieza por pieza su armadura.

No puedes creerlo, se va a poner su armadura. Y empieza a quitarse su ropa de tela. Te das la vuelta algo avergonzada para darle algo de privacidad.

—Mírame Jean, que en algún momento tendrás que ponértelo tu solo que quizá yo no estaré aquí para enseñártelo. —te empieza a vacilar con palabras tristes.

—No digas eso. Tu siempre estarás ahí para mí —te ofuscas mientras le das la espalda sin dar merito a lo que dijo.

—Yo también quisiera eso —dice con melancolía, mientras deja a un lado su ropa y empieza a ponerse una vestimenta unicolor.

Notas cierta sinceridad en sus palabras y con algo de rabia volteas verla.

—Al fin te decidiste princesa —se pone unos pantalones mientras deja al descubierto su pecho cubierto de cicatrices.

Cicatrices que ambas compartían, de sus inacabables entrenamientos porque uno nunca es lo suficientemente diestro con las armas, siempre hay algo nuevo que aprender, siempre habrá algo nuevo que enseñar. Pero las de tu madre eran recordatorios de los incontables duelos, batallas y guerras vividas. Heridas que sanaron a costa de su alma, porque siempre luchaba pensando en ti, pensando que podría forjar un mejor futuro para su única hija que tanto ama, la única que continuara con la dinastía Fowler.

Ver esas cicatrices solo te muestra lo mucho que ha sufrido en la vida y que a pesar de todo ella se mantiene cuerda y estable. Aunque sabes en el fondo que ella está muy destrozada emocionalmente.

 



#13270 en Fantasía
#18905 en Otros
#2421 en Aventura

En el texto hay: romance ligero, duelos con espadas, desarrollo

Editado: 09.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.