La heladería

Alma y Clara

"Llegué y allí estaba, mirándome. Me saludó con una gran sonrisa que hizo mi corazón palpitar tan rápido como..."

 

— ¿Cómo qué? Me estás dejando con la intriga.

 

Levanté la vista al oír esa voz. Cerré mi cuaderno tan rápido como pude al ver que mi amiga Clara estaba leyendo lo que había estado escribiendo.

 

— ¿Por qué lo cierras? Iba por la parte más interesante —preguntó Clara y se sentó a mi lado para comenzar la clase.

 

Clara empezó a ser mi mejor y única amiga hace dos años aproximadamente, que fue cuando me mudé a esta ciudad. Tan pronto como me mudé, empecé a asistir a este instituto. Aquí fue donde la conocí. Ella, en ese entonces, acababa de perder a sus dos mejores amigas a causa de un malentendido. Todos habían comenzado a ponerse en su contra y, a los días, llegué yo como si de una heroína se tratara a salvarla siendo su amiga. Aunque yo no fui la única heroína, porque ella también me salvó.

Después de un tiempo, Clara empezó a tener bastantes amigos de nuevo, aunque nunca pudo volver a recuperar a sus mejores amigas ya que se distanciaron. Por mi parte, me llevaba bien con algunos compañeros, pero la única a la que consideraba mi amiga era a Clara. Clara siempre me apoyaba y me animaba cuando estaba triste, los demás simplemente me hablaban cuando necesitaban algo de mí, como mis deberes para copiarlos.

Mi día a día era ir al instituto, hacer deberes, exámenes, hablar con Clara y escribir historias románticas. Aunque a veces me daba un poco de vergüenza, solía dejar que Clara leyera mis historias. Ella pensaba que mis historias eran tan buenas que, si me animaba a publicarlas, podría convertirme en la mejor escritora del mundo. Claramente estaba exagerando para hacerme sentir bien, y lo conseguía. Me encantaba tener una amiga a la que le podía compartir mis historias y que estaba dispuesta a leerlas aún si eran demasiado largas para su gusto.

Poco a poco, empecé a experimentar sentimientos hacia Clara que no había sentido antes. Comenzaba a sentirme como Amelia, la protagonista de una de mis historias, se sentía cuando veía a Carlos, el chico del cuál estaba perdidamente enamorada. Aunque siempre podía contarle todo a Clara sin tener miedo a ser juzgada, tenía mucho miedo de contarle acerca de mis sentimientos hacia ella. Tenía miedo de que llegara a sentirse rara al hablar conmigo o de que, en un caso muy extremo, llegara a odiarme. Y, lamentablemente, no tomé la mejor decisión.



#27519 en Novela romántica

En el texto hay: romance, lgbt, lesbian

Editado: 27.09.2020

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