La hermana de Cenicienta

Capítulo 1

Dos años atrás…

Hoy era mi primer día de clases en la Royal Academy, un lugar en donde solo la crema y nata de la alta sociedad puede estudiar, en dónde el dinero y tu estatus es más importante que cualquier otra cosa. Después de todo, el coste de la colegiatura tenía más de cinco ceros. Lo que la gente común no estaría dispuesto a gastar habiendo tantas escuelas comunitarias a los alrededores. Sin embargo, el valor de estudiar en la Royal Academy, no estaba en lo monetario sino en las conexiones que podían entablar, después de todo, ahí dentro estaban todos los futuros líderes del país.

Además, el solo graduarte te abría un sinnúmero de posibilidades. Razón por la que mi madre había decidido hipotecar algunas propiedades para asegurar el futuro de mi hermano y yo. Al estar rodeados de este tipo de jóvenes que controlaban el mercado de valores, nos traería algunas buenas cosechas.

Dentro de la Royal Academy había dos tipos de personas: Los que ya eran ricos desde muchas generaciones anteriores debido al legado de sus antepasados. Y los nuevos ricos que pudieron ascender a dónde estaban luego de un golpe de suerte. Mi familia pertenecía al primer grupo. Sin embargo, la riqueza de nuestro patrimonio había entrado en declive luego de que mi padrastro nos dejara hace diez años. Y como mi madre es una mujer codiciosa, rápidamente perdió gran parte de la riqueza de la familia mediante inversiones fraudulentas.

Debido a que Eliana Dupont, mi madre, es una mujer orgullosa y vanidosa a la que le gustaba presumir en su círculo social, había hecho un montón de compras millonarias que solo dejaron nuestros bolsillos vacíos. Por lo que ahora, nuestro estatus como una familia rica solo era una fachada.

Estábamos a punto de ir a la ruina, si es que ya no lo estamos.

Mientras veía con satisfacción mi reflejo en el espejo de mano no pude evitar pensar en las palabras que me había dicho mi madre.

«Está es tu oportunidad Alena, vas a vivir durante todo un año en la academia, vas a tener el tiempo suficiente para relacionarte con muchas personas, no me defraudes»

Ese no me defraudes incluía tantas cosas como un prometido que solvente nuestras deudas, conexiones con esos chicos y sobre todo estatus.

Aunque no lo había dicho directamente, supe desde siempre lo que ella esperaba de mí al mandarme a estudiar aquí cuando ni siquiera teníamos el dinero suficiente para pagar la colegiatura que ascendía a más de cuatro ceros e incluso hipotecando nuestra casa.

Di un suspiro mientras seguía caminando por el camino lleno de redondas y pequeñas piedras.

— ¿Por qué debemos ir con esa tonta? — cuestionó mi hermano gemelo mientras hacía un gesto hacía Nina.

Arthur Powell, mi hermano mayor tenía una agradable apariencia, poseía unos ojos de color dorados que parecían tener luz propia, sin embargo, toda su buena apariencia se veía ensombrecida debido a los tatuajes que adornaban su rostro haciendo que parezca peligroso. Aún no podía creer cómo fue que convenció a mi madre para que le permitiera tatuarse, después de todo, apenas teníamos 15 años.

¡15 AÑOS!

Eso era inaudito incluso para mí.

Pero, de nuevo, mi madre siempre había mostrado favoritismo por este chico problemático desde que era un niño. Era solo yo, la que no me había dado cuenta de eso hasta ahora.

— ¿Por qué nos sonríe? ¿Acaso se está burlando de nosotros? — siguió preguntado Arthur.

Negué con la cabeza mientras veía a Nina, mi hermanastra. La cual era otra de las razones por la que a mi madre no le importó hipotecar todo lo que teníamos con tal de mandarnos a estudiar a la Royal Academy.

Después de todo, mi madre no podía aceptar que su aburrida hijastra asistiera a una de las más prestigiosas instituciones de educación mientras que nosotros debíamos conformarnos con asistir a una institución regular de clase media.

— La madre de Nina ganó algunos honores en el pasado, por lo que, se le concedió la admisión gratuita de todos sus hijos — enuncie con algo de envidia —. Mamá no pudo hacer nada para detenerla. No es como si pudiera encerrarla. Así que accedió a que viniera. Sabes, esa tonta se dará cuenta por sí misma que no encaja en este lugar. Que alguien como ella no lo hará, nunca.

Realmente, era algo de envidiar como algunas personas eran más afortunadas que otras, aunque tampoco sería correcto decir que Nina era afortunada, después de todo ella estaba librando su propia batalla. Porque desde que habíamos llegado a su vida nosotros éramos sus principales verdugos.

Hace diez años mi madre se casó con su padre, al principio todo era color de rosas, pero con el pasar del tiempo su relación se fue tornando tóxica, peleaban por cualquier cosa. El padre de Nina empezó a mentir sobre sus salidas hasta que en una de esas escapadas desapareció y ya no volvió más. Mi madre sospechaba que se había ido con alguna amante y la había dejado a cargo de todo debido a que se había ido de un día para otro solo dejando una carta detrás además de la llave de la caja fuerte en dónde guardaba todos sus bienes.

Nunca he leído la carta que le dejó a mamá, pero ella tuvo un ataque de ira en cuanto la leyó. Desde ese momento, su personalidad se volvió muy extrema. Mi madre empezó a odiar a Nina, a tratarla mal, parecía que quería desquitarse con ella su enojo por todo lo que había vivido a manos de su padre.

Así que odiar a Nina se convirtió en un hábito, hacer de su vida un infierno era la norma.

De repente, Nina sonrió como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo, como si el uniforme una talla más grande no le incomodara, ni siquiera si desgastada mochila junto con sus horribles zapatos, haciendo que me sienta celosa debido a que ella no tenía que cumplir las expectativas de nadie mientras que yo…

¿Por qué ella era feliz? ¿Por qué podía ser feliz? ¿De dónde sacaba ese positivismo que la caracterizaba?

Arthur carraspeó un par de veces antes de hablar haciendo que lo miré confundida.




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