La hermandad de Delrich - Máleran 2 | libro 2.

Parte 2: Comunicación.

Tiempo:

3:54 pm, 15 de febrero de 1432.

Lugar:

Senderos del cantor, Sector uno, Continente Ranmer:

 

—Y entonces entre mis camaradas y yo lo reducimos el choque de espadas no se hacía esperar. Las cavernas estaban oscuras y yo solo era un niño. Pero lo recuerdo como si fuera ayer: Una exploción nos tiró a mi y a mis camaradas a un costado y nuestros enemigos Los Buscadores escaparon con su trofeo —terminó de contar Luxon mientras caminaban por la arenosa calle que se encontraba entre los altos juncos florecidos del fin del secto. A lo lejos ya podía divisarse la primera muralla que dividía los sectores uno y dos.

—¿Qué tan feroces eran esos Buscadores? —preguntó Amvaquar, comiendo el interior de la flor del junco florecido. Tenía sabor salado.

—Lo suficiente para intimidarme con solo pocos años de edad, en ese entonces no tenía mucha idea de a dónde me dirigía pero gracias a ella pude seguir —dijo Luxon mirando al cielo.

—¿Gracias a quién? —preguntó Amvaquar.

—Gracias a Bonadea —dijo el anciano.

—¿Era una novia o una hermana?

—Te lo contaré en otra ocasión muchacho —dijo riendo Luxon, en ese momento RJ45 se asomó por su túnica bordo—. Vuélvete a esconder.

—Alguna vez quiero saber como es que controlas a tu marioneta, ¿Cómo era que la habías llamado? —preguntó el pescador—, ¿RJ?

—RJ45, es muy amigable. Pero no quiero dejarla salir mucho, no quiero que me anden llamando brujo en cada pueblo en el que paramos.

—Es muy curioso que lo digas teniendo en cuenta que estás caminando con alguien que puede invocar espíritus —la cara de felicidad de Amvaquar se transformó—, ¿Señor Luxon y si no puedo controlar esta cosa que tengo?

—Podrás lograrlo, solamente tienes que practicar y con el correr de los días podrás. Hace una semana lo has descubierto y tenemos una lección al día. Tendrás que darte tiempo, miralo de esta forma serás el que más aprenda de los seis, son como clases particulares —animó el señor Luxon.

—De verdad siento que no estoy avanzando, llego hasta el mismo punto y después, nada. No puedo materializar ni una partícula de un espíritu —observó Amvaquar, haciendo una retrospectiva de lo que aprendió durante esas siete prácticas que había tenido.

—Es tiempo de la octava práctica entonces —dijo el anciano parando a Amvaquar con su mano en el pecho.

—Cómo usted diga señor —contestó Amvaquar, sentándose en medio del sendero.

—¿Qué rayos estás haciendo? Por Narelam —dijo Luxon—, vamos hacia un costado de la calle, entre medio de los juncos florecidos.

Los dos se internaron en medio de los altos juncos que medían hasta tres metros de alto. Poco a poco los comenzaron a sacar y tirarlos a un costado, después de una hora aproximadamente el campo parecía totalmente despejado solamente se veían juncos alrededor con un flor amarilla en su punta. Ahora es el momento, pensó Luxon.

—Sabes que los espíritus siguen aquí entre nosotros a pesar de que la gente común como yo no puede verlos, ¿Verdad? —comentó Luxon.

—Sí. ¿Estos son los mismos que podían invocar en pies y los mismos que intento invocar cada día? —preguntó curioso el pescador.

—Todos son lo mismo, y actúan para el mismo propósito. Llevar y traer energía para todos los humanos de este mundo, sin ellos no podríamos avanzar y nos quedaríamos como tontos estancados peleando por trozos de carne o para la diversión de otros.

—¿Pero ellos son malvados? —preguntó el chico.

—De ninguna manera, son buenos, inofensivos. Debes saber cómo llamarlos y agradecerles, puedes hacerlo con tu mente. Órdenales… pero con cordialidad y sabiduría. Debes comunicarte con los espíritus, cuando tengas una buena relación con ellos te harán caso sin dudarlo —dijo Luxon.

—Todo este tiempo la abuela me había dicho que los espíritus estaban en lucha contra el Dios Narelam, por eso debió asustarse tanto —comentó, creo que tengo que aprender más y Luxon parece saber mucho. No sé si confiar en él. Pero hasta ahora no me ha dado más que pruebas contundentes de que puede hacer lo que puede hacer, pensó el muchacho dentro suyo.

—Supongo que sí —añadió Luxon, sin saber qué más decir—. Lo primero será lograr la materialización, vamos intentaló Amvaquar, sin miedos.

Miedo tengo de no poder controlarlos, pensó mirando con una sonrisa a Luxon. El joven cerró sus ojos en la primera respiración y logró despejar todos sus pensamientos, ruidos externos e internos. En su segunda respiración ya notaba el punto blanco y como con cada inhalación y exhalación se incrementaba su crecimiento parecía una pequeña pelota blanca.

¡Hola! Pensó el muchacho intentando que saliera como un susurro, espero que me estén escuchando, jamás había hablado con un espíritu. ¿Qué es lo que comen? Siento si falté el respeto. No era mi intención, les agradezco en nombre de los humanos en llevar y traer energías ahora si me permiten me gustaría que alguno se materializara, por favor lo necesito, pensó Amvaquar llamando a los espíritus.

Nada sucedió. 



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En el texto hay: poderes, poderes y fantasia, trauma infancia

Editado: 28.10.2022

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