La hermandad de Delrich - Máleran 2 | libro 2.

Parte 8: Descomposición.

Tiempo:

13:10 pm, 21 de abril de 1432.

 

Lugar:

Costas del lago ChaDlarc, Sector cuatro, Continente Ranmer.

 

NOTA DEL AUTOR: Escenas sensibles, por favor leer con precaución.

 

—¿Quién quiere otra ronda? —preguntó Luxon al ver que tanto Elaisa como Nailuj requerían de otra ración al levantar sus manos. Estaban sentados en una mesa improvisada que había logrado moldear Zacarias, de pasó hasta a Luxon le había sorprendido cómo sabía controlar su habilidad. Pero aún le faltaba.

—Está riquísimo —felicitó Nailuj bebiendo otro poco del tasón. 

—Sí, aprendí la receta en mis días como guardia. ¿Quieres un poco más Zacarias? No sientas vergüenza muchacho.

—Para nada, que ya estoy muy lleno, les agradezco por la comida. Me iré a moldear unas cosas —Zacarias hizo una reverencia, la cuál los cuatro que estaban en la mesa respondieron imitando.

—Oye Luxon —musitó Nailuj—, ¿Cuándo les diremos que estamos siendo perseguidos por una lagartija gigante y un alienígena? —el chico Espiritual ya se había alejado varios metros. Y se encontraba sentado de espaldas.

—Supongo que en los próximos días, dejaremos que se adapte un poco a la vida silvestre por ahora —expresó Luxon—, todavía tiene problemas para dormir en el suelo.

Elaisa se levantó y reverenció tal y como había hecho Zacarias minutos antes, pero parecía en más tono de broma:

—Hasta pronto lord Nailuj —comentó la muchacha tomando un pliege de su vestido—, espero que le haya sentado bien el platillo del rey Luxon.

Luxon y Nailuj se echaron a reír por la imitación que hizo Elaisa.

La chica de ojos negros caminó varios metros por la costa del lago, estaba un poco desanimada. Patió un par de piedras hasta llegar a su destino, Amvaquar. El muchacho de cabello largo estaba sentado a la orilla del lago con tres cañas de pescar.

—¿Cómo está el monje? —preguntó Amvaquar revisando por última vez de que la tercera caña estuviera en el mismo sector que las otras tres.

—¿Cómo estás tú pescador? —contestó Elaisa.

—Oye, ustedes también se burlaron de Zacarias —dijo Amvaquar sentándose en la arena nuevamente—. La noto un poco cansada, ¿Puede ser señorita Elaisa?

—¿Qué eres mi tío?

—Solamente quería saber si Luxon no te estaba presionando bastante.

—Pues no, solamente me levanté con el pie izquierdo al no haber podido ver… —la chica levantó su dedo hacia arriba, el cielo.

—Oh, ¿Estás así por qué no pudiste tener tu encuentro místico con el sol?

—No es un encuentro místico —negó Elaisa—. Ya les dije que me gusta ver el sol salir.

—¿No has conocido a tus padres?

—Eres el rey de la sutileza, ¿No es así Amvaquar? 

—Es algo que no se me da muy bien —contestó el chico, levantándose a buscar la segunda caña con su cuerda totalmente tensada.

—Ya veo que no se te da bien, y… contestando a tú pregunta, sí. ¿Cómo lo has deducido?

—Lo primero que has hecho ha sido culpar a tu tío, teniendo en cuenta que de alguna manera muy en el fondo lo consideras como tú única familia —dijo Amvaquar—. Por ejemplo, yo habría nombrado a mis padres o a mi abuela por lo menos.

—Eres todo un investigador privado, ¿Por qué todavía no has resuelto que es lo que Luxon nos oculta?

—No es algo sencillo, siento que tiene más mentiras que verdades, pero algunas de esas verdades nos están ayudando —dijo el chico pescador.

—Oh tal vez también son mentiras, estoy segura de que algo nos está ocultando —Elaisa miró hacia Luxon que todavía estaba revolviendo la comida y la probaba con su cuchara de madera. En ese momento Elaisa sintió un escalofrío, casi por inercia la chica se tiró al suelo y el filo (si es que podía tener filo) de una espada de madera rozó el cabello de la muchacha.

—¿Estás loco? —gritó evadiendo otro golpe, dando unos pasos hacia atrás dejando un espacio entre ella y Nailuj. Cerró sus ojos, llevándose las manos a su pecho e intentando retomar una respiración más tranquila.

—Es más divertido si te toman por sorpresa —añadió Nailuj marcando un círculo en la arena. Amvaquar se estaba riendo de la situación.

—¡Callate Amvaquar! —la chica miró su codo para ver si no estaba cortado, afortunadamente era solo un diminuto raspón—, ¡Me podrías haber cortado! Oh, ¿el niño quiere pelear? —Elaisa terminó de calmar su respiración y cerró sus ojos, sin sentarse todos los sonidos exteriores desaparecieron incluso los de Nailuj quejándose de que estaba por hacer trampa, extendió sus manos dejando que sus dedos estuvieran lo más separados unos de otros e hizo su magia, con la uña del dedo meñique, la cuál había dejado crecer bastante y parecía que tenía una punta filosa, se la clavó en su brazo, propiciando un corte de un lado al otro del corte comenzó a brotar sangre la cuál se abría paso por la mano de Elaisa rodeandola. La sangre siguió su camino por encima de la mano bajo las claras órdenes de su portadora, Elaisa. Su sangre se reagrupó formando un pequeño baculo de color rojo oscuro, debia medir unos cincuenta centimetros. Nailuj, que ya había tomado su postura de combate siendo la tercera que Luxon les había enseñado: El Cocodrilo Dorado.



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En el texto hay: poderes, poderes y fantasia, trauma infancia

Editado: 28.10.2022

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