La hermandad de Delrich - Máleran 2 | libro 2.

Parte 10: Articulaciones.

Tiempo:

3:27 pm, 17 de mayo de 1432.

 

Lugar:

Montañas Soshoture, Sector Cinco, Continente Ranmer.

 

—No podíamos ir por un lugar que hiciera menos frío —se quejaba Nailuj sentado sobre el carruaje intentando calentar sus manos a pesar de que estaban cubiertas con piel de oso negro.

Estaba sentado al lado de Zacarias, quien apenas estaba aprendiendo a espolear caballos, Amvaquar le había enseñado. Pero él estaba asustado de hacerle daño a los equinos.

—Lo siento —dijo Zacarias espoleando nuevamente a uno de los animales, que había bajado la velocidad exponencialmente, el gran monje hizo una reverencia.

—No tienes que pedirles disculpas todas las veces, ellos lo entienden —contestó Nailuj—. Oye, Amvaquar ¿Cuándo te toca a tí?

El chico de cabello largo abrió la rendija de madera y dijo:

—Dentro de un par de horas, fijate en el reloj de sol. Por algo Elaisa te enseñó a leerlo, hace mucho frío así que la volveré a cerrar. No quiero que Nedra se resfríe, aún está muy débil —concluyó el chico pescador cerrando rápidamente la placa de madera.

Nailuj hizo girar sus pupilas, y miró hacia atrás. Había una base en el techo del carruaje sobre la base estaba el reloj, pero tendrían que detenerse para poder saber la hora. Era cuestión de tiempo para que su turno y frío terminaran. Jamás se ha preocupado por Nedra en estos días, si no lo favorece a él. No tendría esas pizcas de amabilidad, pensaba Nailuj.

En el interior estaban Luxon, Elaisa, Amvaquar y Nedra. El chico de cabello rubio ya no se desmayaba con tanta frecuencia, sus heridas ya habían sanado en su mayoría a pesar de que había pasado poco tiempo, eso era gracias al ungüento de Luxon. Parecía que tenía poderes mágicos para sanar a la gente. El interior de carruaje parecía que estaba dirigido a un grupo de nobles, pues gran parte de la paredes de madera estaba revestido con terciopelo de color rojo con algunos detalles en oro. Había una mesa en medio dónde tenían un pergamino desplegado sobre ella, era el mapa del Sector Seis. Dos lámparas de vidrio estaban enfrentadas y sobresalían desde la pared del carruaje a la altura de los rostros de los cuatro individuos. No estaban prendidas pero sus velas estaban intactas en el interior de las lámparas. En la parte trasera del carruaje tenían un cajón lleno de comida, desde carne de oveja, lana y pieles de animales hasta frutas y algunas verduras. En las montañas Soshoture era complicado encontrar comida y sobre todo si el clima tenía aquellas bajas temperaturas.

—Tenemos que pasar por cinco pueblos antes de llegar a la capital del sector seis —señaló Luxon en el mapa— todavía nos queda gran parte del camino hasta llegar a nuestro destino donde recogeremos a Makkia. 

—Al fin otra mujer en el grupo ya me estaba cansando —interrumpió Elaisa.

—Disculpa Luxon, pero dijiste ¿Capital del Sector Seis? —preguntó Amvaquar.

—Sí… Más concretamente en el castillo del rey del Sector Seis —indicó con sus dedos el anciano.

—¿Qué estás diciendo? ¿Qué nos tendremos que meter en el castillo de un rey? —preguntó Elaisa alarmada, algo alarmada. De hecho, le estaba empezando a gustar la idea y delataba su sonrisa.

—Elaisa no mires con esa sonrisa, no puede ser que estés pensando que es una buena idea enfrentarse al poder militar de un rey —dijo Amvaquar—. Es algo muy arriesgado Luxon, no estamos hablando de asaltar una prisión y sacar a un recluso, estamos hablando de enfrentarnos a uno de los seis poderes más grandes de todo el continente. 

—Tranquilo Amvaquar, por eso quiero tener todo calculado. Tenemos que tener suma precaución para…

—Claro —interrumpió el chico pescador—, así después el plan nos sale de maravilla como cuando sacamos a Nedra —expresó sarcásticamente.

—¿Y quién es nuestro objetivo? —preguntó Nedra que aún se encontraba acostado no decía mucho pero cuando opinaba o agregaba algo, era certero y directo.

Luxon tragó saliva.

—Nuestro objetivo es la Alidaria Makkia, hija del rey Esu Vilril —expresó el anciano.

—¡¿Qué?! —dijeron Amvaquar y Elaisa al mismo tiempo.

—¿Estás seguro de que puedes hacer que una Alidaria se una a nosotros sólo con el pretexto de enseñarle a usar sus habilidades? —preguntó Amvaquar.

—Yo no dejaría mi vida de noble por ustedes, ni por toda la libertad del mundo.

—Tú no sabes lo que es ansiar la libertad niña —expresó Nedra desde debajo de la mesa.

—Disculpa niño depresivo con remordimientos de la cárcel —contestó Elaisa.

—Puede querer más controlar sus habilidades que una vida con los nobles —dijo Nailuj desde arriba abriendo la puerta que conectaba el interior y exterior del carruaje.

—Pues yo no cambiaría la vida de un noble —expresó la chica de prensa verde—. Me parece que sería un cambio muy rotundo para la realiza.

—Todo porque creciste bajo el tutelaje de alguien que se creía noble —dijo el chico pescador.

—No crecí con alguien que creía ser noble, la señora Rexinda era parte de la nobleza Amvaquar. No acepto que te dirijas con ese tono a mi antigua madre.



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En el texto hay: poderes, poderes y fantasia, trauma infancia

Editado: 28.10.2022

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