La hermandad de Delrich - Máleran 2 | libro 2.

Parte 12: Plantas.

Tiempo:

11:24 am, 10 de junio de 1432.

 

Lugar:

Puerto de la ciudad Tubasily, Sector Seis, Continente Ranmer.

 

—Te estoy diciendo que te entrego nueve piedras, repito nueve piedras del Sector Seis, con un trueque de no uno, sino, dos caballos y un carruaje, además una estatua a tamaño real de nuestro Dios Narelam —expresó Luxon, estaba parado en frente de un navegante del mar, tenía un casco de color negro, con una camisa rayada en lineas horizontales rojas y blancas, por encima tenía un sacó azul con muchos huecos, una gran nariz puntiaguda, ojos color cafe y una barba poco pronunciada en su pera. Aparentaba unos cuarenta y cinco años.

—No creo que sea algo con lo que pueda lidiar amigo marino —contestó el navegante—. Me estás pidiendo mucho. ¿Cómo voy a navegar por más de cien días hacia un destino que no sabemos si existe? 

—Cuándo regreses con tu familia no tendrás que volver a trabajar en varios años, y podrás estar más tiempo con ellos.

—Me gusta mi trabajo —dijo el navegante—, adoro viajar en el mar, llevar familias a otros Sectores por la costa a cambio de comida y ropa para mis veinte y ocho hijos. Pero no malinterprete las cosas Don Luxon, por la costa es totalmente diferente a mar abierto, si me pidiera que lo llevará al Continente Apsurer, lo pensaría un poco, pero ir a un continente inexplorado y sacado de historias. Me parece que no vale la pena, lo siento.

—No le volveré a hacer una mejor oferta, esta es su última oportunidad —contestó Luxon dando media vuelta y volviendo a una cabaña que estaba repleta de personas. Llegó hasta la posada de  Alanea, era una mujer de unos cuarenta años vivía allí con sus dos hijos y nieto. Los tres chicos estaban sentados en una de las mesas del costado, el anciano se acercó a los chicos y estos le hicieron un lugar.

—¿Has conseguido algo Luxon? —preguntó Nailuj.

—Nada de nada, más tarde le volveré a preguntar, pero no creo que alguien quiera navegar mar adentro en el océano de Taff. ¿Dónde están Elaisa y Makkia?

—En sus cuartos practicando nuestro idioma, la Alidaria… —Zacarias se vió interrumpido por Naiuj y Amvaquar que lograron callarlo soltando un:

—Shhh…

—Lo siento, lo siento —musitó el monje—. Todavía no me hago a la idea de que seamos buscados por el Sector Seis. No puede ser como Espíritus terminé aquí siendo uno de los tipos más buscados de un Sector, ¿Qué pensarían los Espirituales?

 

—Yo creo que estarían orgullosos de tí —añadió Nailuj.

—Por favor —Zacarias hizo una reverencia—, ¿Puedes callarte?

—Despues de todo este tiempo y aún sigues haciendo reverencias Zacarias, ya dejalas —contestó el chico de flequillo negro.

—No se puede cambiar una costumbre que llevas haciendo toda tu vida en un par de meses —añadió Amvaquar, mirando por la ventana hacia el vasto océano de Taff—. Por ejemplo, yo todavía sigo adorando el mar, a pesar de que no lo he visto en algunos meses. Tú —dijo el chico de cabello largo, que con el pasar de los días su barba también estaba creciendo rápidamente. Señalando a Nailuj— sigues haciendo aquellas demostraciones de ponerse en los zapatos de otras personas, a pesar de…

—Interpretaciones —interrumpió Nailuj.

—Lo que sea, lo sigues haciendo a pesar de que dejaste aquel circo de los Espíritus —lo siento Espíritus, pensó en su interior.

En ese momento las dos chicas bajaron por la despintada y desgastada escalera, su balaustrada estaba completamente destruida, ya que por partes ni siquiera tenía de dónde agarrarse. Las dos estaban con un par de vestidos similares en tonos grises y sencillos, a ninguna de las dos les había gustado aquel vestido, parecía que además de tener afines nobles también tenían cierto gusto marcado por la ropa, Elaisa por haber sido instruida por una noble y Makkia por hecho de ser una. Luxon no las dejó cambiar ese vestido, deberían vestirse acordes a la situación y la situación ameritaba ser de perfil bajo, mientras menos llamasen la atención, sin menos problemas zarparían hacia Dlerich.

—Aquí tienen un poco de agua —Nailuj acercó la jarra con agua hacia un costado de la mesa, las dos chicas se sentaron y sirvieron.

—Gracias —dijeron ambas, a Makkia le costó un poco servirse, sus brazos todavía estaban débiles.

—Bien, ahora que estamos todos quiero que escuchen con atención —Makkia no lograba comprender muchas de las palabras, pero gracias a Elaisa había logrado aprender aún más palabras que con su aya—. Necesito qué Nailuj y Zacarias encuentren un barco. Mientras que Amvaquar y yo nos presentaremos frente al Vilril…

—No —interrumpió Makkia.

—Calmate Makkia —dijo Elaisa en idioma noble—. Luxon sabe lo que hace. ¿Sabes que haces no es así? —preguntó la chica de prensa verde cambiando de idioma con tal naturalidad como si hubiera cambiado de una cuchara por un tenedor.

—Por supuesto, Señorita Makkia por calmese, solamente necesito soldados para que dejen de sospechar de nosotros —mintió Luxon. 

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Amvaquar extrañado. Además de que la Alidaria no lograba captar muchas palabras, el hecho de tener enfrente a alguien tan apuesto como Amvaquar no ayudaba.



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En el texto hay: poderes, poderes y fantasia, trauma infancia

Editado: 28.10.2022

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