La hermandad de Delrich - Máleran 2 | libro 2.

Parte 18: Encayados.

Tiempo: 

13:16 pm, 11 de septiembre de 1432.

Lugar:

Océano Oyro.

 

La corriente marítima había sido tan violenta como para desviar el barco del navegante Tudran y arrastrarlo mar adentro nuevamente, Tudran habían intentado girar el navío pero le fue imposible, el timón estaba fuera de control y si hubiera tenido la fuerza suficiente para detener su rápido y descontrolado giro, seguramente lo hubiese terminado rompiendo, ordenó a los tripulantes que se agarrasen de dónde pudieran, algunos se aferraron a las cuerdas y otros a barandales. La corriente era tan fuerte que el barco giraba sin control como si se encontraran en un espiral, el barco comenzó girar más lento hasta que se dieron cuenta de que estaban logrando salir de la corriente, Tudran intentó tomar el timón con todas sus fuerzas y consiguió que dejara de girar a toda velocidad. 

Un sonido peculiar hizo que el navegante hiciera callar a todos allí dentro, algo no estaba bien, pero cuando se dió cuenta de dónde provenía y qué era ese sonido ya era demasiado tarde, inmediatamente Tudran giró el timón en dirección a Delrich. 

—¿Ha ocurrido algo Tudran? —preguntó Luxon, mirando desde la parte inferior del navío. 

—Creo que tendremos que hacer un desembarco forzado —contestó el navegante. 

—¿Qué quieres decir con forzado? —alcanzó a preguntar Nailuj aún descompuesto.

—Hay un hueco en la parte inferior del barco, si no llegamos a la costa. Mi barco terminará en el fondo del mar y con eso nuestro único escape de Delrich. —contestó Tudran mientras el barco se dirigía hacia Delrich a toda la velocidad que le permitía el leve viento que hacía flamear velas y la bandera de mercaderes.

—¿Podemos hacer algo? —preguntó Elaisa. 

—Bajen las velas inferiores —indicó con su dedos Tudran, señalando hacia la parte más baja del mástil. Inmediatamente Nedra subió a toda velocidad por las cuerdas que estaban aferradas a la parte superior del único mástil del barco, del otro lado, Luxon y Zacarias también estaban subiendo—. Y rezen a Narelam. 

—De acuerdo —contestó la chica de prensa verde e inmediatamente cerró sus ojos y comenzó a dialogar plegarias para sí misma. 

—¡Por favor chicos hagan algo que sirva más y bajen a sacar el agua! —vociferó con enojo Luxon desde arriba. Tanto Elaisa como Nailuj abrieron los ojos y se levantaron en el acto, abrieron una de la compuertas y bajaron a la parte inferior del navío. 

—Parece que a Luxon no le gustan mucho los rezos —susurró Nailuj mientras le pasaba un balde a Elaisa. 

—Callate y toma el balde —contestó Elaisa también con un susurro—, pero sí, creo que no es muy creyente del Dios Narelam —la chica de prensa verde asintió y pasó los dos baldes repletos de agua, Nailuj subió las escaleras corriendo y sacó el agua.  

Poco a poco se fueron acercando a Delrich, hasta que Tudran los llamó a todos para que se preparasen para el impacto, los cinco se volvieron a aferrar a algo y los leves movimientos del barco terminaron tras un gran golpe que hizo que más de uno se golpeara. Tudran terminó en el suelo contra un par de barriles, afortunadamente estaban a salvo, Luxon tiró una cuerda hacia la playa y todos bajaron de uno en uno. Tudran bajó con unas cuantas herramientas y se quedó allí al costado de su navío revisando el gran hueco que se había hecho. 

—Nos vamos Tudran, volveremos en unos días. —prometió Luxon, mientras le pasaba un par de mochilas a Nedra—, quédate aquí mismo. 

—Claro no tenía pensado irme a ningún lado —contestó el navegante—, estás reparaciones llevarán más que algunos días probablemente un par de semanas, hasta pronto. 

Elaisa, Nailuj, Zacarias, Nedra y Luxon saludaron al navegante y tomaron rumbo por el costado de la playa. 

—Primero tenemos que encontrar a Amvaquar y Makkia —dijo Luxon—, luego nos vamos a dirigir a la parte Sur del continente Delrich.

—¿Qué hay ahí? —preguntó Zacarias. 

—Una raza inteligente que nos puede ayudar —contestó Luxon—. Creo que en uno de los golpes RJ45 se dañó —el anciano sacó al pobre robot del interior de su túnica bordo, estaba totalmente apagado, como si estuviera muerto. 

—Oh no pobre marioneta —contestó Elaisa.

—No es una marioneta —explicó Luxon—, en realidad es un robot y es mi compañero.

—¿Qué es un robot? —preguntó Nailuj mientras pateaba una diminuta piedra hacia los pies de Nedra. 

—Es como una persona, pero solamente que está hecha de metal y cables —intentó expresar el anciano aunque no le salió  muy bien, porque los cuatro chicos quedaron con más preguntas que respuestas—. En este caso RJ45 es un caso especial.

—¿Por qué? —preguntó Elaisa.

—Es muy complicado de explicar chicos, mejor lo dejamos para otro día —contestó el señor Luxon.

—Si está permitido que nos lo expliques, adelante, quiero saber todo —exclamó Zacarias.

—Queremos saberlo todo —corrigió Nailuj, haciendo énfasis en su “Queremos”, Luxon que iba a la cabeza de aquella fila seguido por los cuatro adolescentes se giró y vió a Nailuj y Elaisa abrazados y sonriendo como si esperaran que contara todo acerca de lo que sabía o de lo que creía saber. Miró más allá, hasta el último de los chicos y Nedra estaba asintiendo seriamente. El anciano soltó un suspiro. 



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En el texto hay: poderes, poderes y fantasia, trauma infancia

Editado: 28.10.2022

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