La hermandad de Delrich - Máleran 2 | libro 2.

Parte 19: Calarians.

Tiempo:

9:27 am, 12 de septiembre de 1432.

 

Lugar: 

Bosque, Parte Este, Continente Delrich.

 

—¿Qué es lo que dices? —preguntó Nedra retoricamente—, no has podido salvar a Eli —dijo mirando a Amvaquar. 

—Oh claro, porque tú has podido salvarla con esos poderes tan útiles, mira —contestó Amvaquar en el tono más sarcástico que pudo. Apuntó con su dedo hacia algunos árboles—, creo que allí está regresando por sí sola. Fuiste de gran ayuda pelos dorados. 

—¿Cómo me has llamado? —preguntó Nedra acercándose al muchacho.

—¡Alto! —interrumpieron Makkia, Nailuj y Zacarias poniéndose entre medio de los dos.

—Ya es suficiente dejen de pelear, Amvaquar para por el amor de Narelam —dijo Makkia poniendo un rostro enfurecido frente a Amvaquar. El chico no dijo otra palabra más que asentir.

—Y tú también, Nedra. Elaisa ya te habría golpeado por querer enfrentar a Amvaquar —dijo Nailuj, en ese momento el chico de cabello rubio dió un par de pasos hacia atrás.

—¿Dónde está Luxon? —preguntó Zacarias quien estaba mirando hacia todas las direcciones que podía.

—Lo han seguido al menos diez de esas bestias y ha escapado, me ordenó que viniera a ayudarlos —contestó Nedra, quién frustrado por perder a Elaisa se arrodilló y dió un par de puñetazos al suelo. 

—Seguro que Luxon estará bien —añadió Amvaquar, Nedra rebuscó en su bolsillo y de allí sacó un replicador el mismo con el que habían comunicado en el Sector Seis.

—Me dijo que diéramos dos toques cada una hora, que él haría lo mismo para que sepamos que estamos bien.

—Seguramente buscará el lugar para reparar a RJ45, tal y como dijo —añadió Zacarias. 

—Entonces depende de nosotros salvar a Eli —contestó Nailuj mirando hacia donde minutos antes habían escapado las bestias sin ojos.

—Descuida Nail —dijo Makkia apoyando su mano en el hombro del chico de flequillo negro—. Estoy segura de que la recuperaremos. 

—Claro, solamente tenemos que seguir las huellas de las bestias —expresó Zacarias. 

—Qué buena idea Zac —contestó Nedra—, seguro que ninguno de las bestias estará esperándonos. 

—Espera… ¿Estás siendo sarcástico? —dijo Zacarias alzando una de sus cejas. —Pero tenemos poderes —añadió el monje con una sonrisa, una vez había logrado identificar el sarcasmo. 

—Sin importar que tengamos poderes —dijo Amvaquar quién no podía levantarse—, si las bestias que se llevaron a Elaisa son más de diez, ¿Tú crees que podremos salvarla? —Makkia fue a ayudarlo haciendo que el chico pescador rodease sus hombros con su brazo, Zacarias hizo lo mismo pero del otro lado.

—No nos servirá si vas así, serás una carga Amvaquar —dijo Nedra que había comenzado a caminar unos pasos más adelante con Nailuj a su lado.

—Yo estaré bien —soltó Amvaquar—, solamente sigan caminando. Una vez que lleguen quédense a la retaguardia e intenten contar todos los enemigos que vean, vayan marcando en los árboles con dos línea el camino que sigan, cuando crean conveniente hagan tres líneas y allí nos reuniremos cuando ustedes dos vuelvan ¿Están de acuerdo? —dijo el chico pescador que volvió a sentarse tras un par de gemidos de dolor, tras decir eso, Nailuj y Nedra tomaron rumbo hacia el paradero de las bestias. Zacarias sacó de la mochila uno de los vestidos que habían conseguido en el Sector seis antes de zarpar hacia Delrich. La Alidaria se fue con su vestido detrás de unos árboles y arbustos. 

—Cuida de Amva, ya vuelvo —expresó Makkia. Cortó un poco de su vestido—, humedecerlo y pasaselo en la herida. 

—Con que Amva, ¿Eh? —expresó el monje mientras sacaba un barril de madera diminuto, sacó el corcho de madera y mojó el trozo de tela que Makkia le había entregado. Amvaquar se puso colorado, y solamente se limitó a golpear en el hombro a Zacarias. El monje estaba sacando el exceso de agua al paño y lo colocó sobre la herida del chico pescador, en ese momento Makkia regresó desde detrás de uno de los árboles con su vestido negro con algunos partes color gris claro. 

Creo que estoy comenzando a odiar los vestidos, no porque me disgusten, sino, que… estos colores, ¿Pero que espíritus estoy pensando? Elaisa ha sido secuestrada, debemos apurarnos, se apresuró a pensar intentando justificarse a sí misma, lo que acababa de pensar. Un escalofrío recorrió su cuerpo por el asco que le provocó aquellos apagados colores. La chica llegó y le pidió el trapo a Zacarias para que ella lo hiciera, Zacarias se lo entregó y fue a sentarse sobre una roca a unos pasos. 

—Zac —llamó Makkia quien todavía estaba concentrada en la limpieza, la herida no era muy profunda pero, la sangre no paraba de salir. Aunque no salía mucho, ya había perdido bastante por el tiempo transcurrido—. Zac, ¿Me oyes?

Zacarias no les prestaba atención estaba centrado en su mochila, la cuál se movía de izquierda a derecha por las manos del monje que recorrían cada rincón de la misma. Desde el interior sacó una botella la cuál contenía cerveza, sin escuchar a Makkia se empinó la botella en su boca tras descorcharla, no es suficiente, pensó para sí mismo. ¿Por qué lo deje que se fuera con Elaisa? Tras pensar eso, un escalofrío recorrió toda su columna, volvió a verter la botella en su boca. Tendría que haber sido más rápido, ¿No soy lo suficientemente fuerte? Por tercera vez levantó la botella con su base hacia las copas de los árboles y sintió ese gusto, no por lo que estaba tomando, sino esa felicidad que solamente sentía cuando había bebido un poco. Por fin reaccionó a los llamados de la Alidaria, quién ya se había cansado de llamarlo, si hubiera sido una situación de mayor riesgo para Amvaquar seguramente algo peor hubiese ocurrido por la tardanza del monje. 



#6110 en Fantasía
#8304 en Otros
#960 en Aventura

En el texto hay: poderes, poderes y fantasia, trauma infancia

Editado: 28.10.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.