La hija de dragones

Capítulo 4.

Reino de Unitra.

Narrador omnisciente.

Mientras aquellos dos dragones se volvían a reencontrar, a la distancia alguien desconocido observa buscando información sobre la princesa y sus dragones y no es para ningún bien, había escuchado decir en el pueblo que solo faltan dos días para la boda de ella con alguno de los príncipes y nadie esperara tal peligro.

La noche paso y solo faltaba un día para la boda, personas de todos los reinos y de distintas clases vendrían sola a esta dichosa ocasión pero pocos tendrán conciencia de lo que pasará y como terminará pues la verdad seria el comienzo de una guerra.

La princesa que se encontraba en su habitación negándose a salir tenía un mal presentimiento de la boda.

— no he querido salir, mi habitación es lo único que está en calma, todo las personas allá afuera están de un lado al otro acomodando todo, es mejor estar aquí en paz.

Los dragones, Moonfire, Tormenta y Saphira, estaban inquietos. Podían sentir en el aire la presencia de un peligro inminente, pero no sabían de dónde podia provenir. Decidieron volar alrededor del castillo para investigar, pero todo parecía estar en calma. Sin embargo, en lo más profundo de los bosques que rodeaban el Reino de Unitra, algo se movía.

En una oscura cueva, un hombre vestido de negro observaba a través de un cristal mágico. Su nombre era Malkai, un brujo poderoso que había estado esperando pacientemente el momento adecuado para llevar a cabo su malvado plan. Había descubierto que la princesa de Unitra poseía un gran poder, un poder que él deseaba para sí mismo. Y ahora, con la boda a punto de celebrarse, era el momento perfecto para actuar.

Malkai comenzó a tejer sus hechizos oscuros, enviando ondas de energía maligna hacia el castillo. La princesa, que ya se sentía ansiosa por la boda, sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Sabía que algo no estaba bien, pero no podía poner el dedo en qué era exactamente. En el fondo de su corazón, sabía que Moonfire,tormenta y Saphira serían de gran ayuda en los momentos venideros.

Mientras tanto, los invitados comenzaban a llegar al castillo para la boda. Los príncipes de los reinos vecinos, nobles y plebeyos por igual, todos estaban ansiosos por presenciar la unión de la princesa con uno de los príncipes. Pero lo que no sabían era que esa unión estaba destinada a ser interrumpida por fuerzas oscuras más allá de su imaginación.

La ceremonia de la boda comenzó y todo parecía ir según lo planeado. Sin embargo, en el momento en que el sacerdote preguntó si alguien se oponía a la unión, la princesa dijo no

Aquel salón quedo en silencio el el rey Damián estaba inmóvil al escuchar esa respuesta, se acercó al oído de la princesas y susurro.

—No te opongas, sabes perfectamente lo que está en juego.

Ella podría perder ser la la reina de unitra pero no le importaba ese precio con tal de ser libre.

— No!.

El grito de la princesa resonó en todo el salón haciendo que el rey Damián y muchas más personas salieran volando los aires, la princesa se dio vuelta y todos la vieron con temor su cabello que antes eran negro ahora más de la mitad era morado, uno qué parecía ser fuego que saliendo de ella, sus ojos morados ahora brillaban más que nada como si fueran una estrella de muerte. Detrás de ella había una corona qué había hizo de la reína dyareis, la cual con su grito encendió una luz más potente que el sol y esta luz era nada más y nasa menos que morada y poco se sabia de lo que llagaba a representar esta corona en el reino.

Los reyes quisieron acercarse para lastimar a la princesa que desprendió fuego alrededor de todo su cuerpo pero fue imposible, pues los tres dragones que se habían encontrado lejos del lugar de la boda, al sentir que la princesa necesitaba ayuda los dragones alzaron vuelo no entendiendo el porqué ,si todo había estado perfecto, cuando aterrizaron destruyeron parte del techo del salón.

La princesa al ver todo lo que había ocasionado se tranquilizo un poco dejando de sacar fuego de su cuerpo y casi volviendo a la normal si no fuera porque su cabello no volvió a ser negro en su totalidad y sus ojos tenian todavía aquel brillo que es demasiado inusual para todos los reinos, pues ningún másserattí había echo lo que ella y eso infundia terror.

Lo que no sabían era que el brujo que se encontraba en aquella, sola y tenebrosa cueva había perdido casi todo su poder, pues la princesa al dejar salir ese inexplicable don que tiene, que solo consume magia negra solo para desaparecer la.

—¿Qué has hecho, Shaera? —preguntó el rey Damián, su voz temblando entre la mezcla de asombro y miedo. La mirada de todos los presentes estaba fija en la princesa, quien aún brillaba con esa luz morada que parecía emanar de su ser.

—He hecho lo que debía hacer —respondió ella, su voz resonando con una firmeza que sorprendió incluso a sí misma. —No puedo ser parte de un matrimonio que no deseo. No voy a ser reina si eso significa perder mi libertad.

Los murmullos comenzaron a crecer entre los nobles y los príncipes, algunos se miraban entre sí, otros retrocedían, temerosos de la energía que emanaba de la princesa.

—¡Esto es un sacrilegio! —gritó uno de los príncipes, un joven de cabello rubio y ojos azules que había estado ansioso por la unión. —¡No puedes rechazar la voluntad de los reyes y tu padre!

—¿Y qué pasa si esa voluntad es un error? —replicó Shaera, su voz resonando con una fuerza que hizo eco en las paredes del salón. —No soy un peón en un juego de poder. Soy la princesa de Unitra, y tengo el derecho de decidir mi propio destino.

Mientras tanto, los dragones, Saphira, Moonfire y Tormenta, se mantenían en guardia, sus ojos fijos en la escena. Saphira, con su escamosa piel negra que brillaba bajo la luz del sol que entraba por las ventanas rotas, se acercó a Shaera, su voz suave pero firme.

—Shaera, debes tener cuidado. La energía que has liberado ha atraído la atención de fuerzas oscuras. Debes tener cuidado.




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