La Historia que Nunca Tuvimos

ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

Me costaba respirar.

David estaba sentado frente a mí, con la cabeza gacha, y Dany había salido corriendo al baño… aunque sabía perfectamente que no era al baño donde iba.

Me levanté. Fui tras ella.

La encontré en la sala, frente a la ventana, con las manos en el rostro y el cuerpo encorvado como si llevara años cargando algo más pesado que ella.

—Daniela.

No se volvió.

—Daniela, mírame.

Nada.

Me acerqué y le tomé el brazo con suavidad. Estaba helada.

—¿Es cierto? ¿David está muerto?

Ella se dio la vuelta con los ojos inyectados en lágrimas, pero no parecía sorprendida. Como si hubiera estado esperando esta pregunta desde hacía mucho tiempo.

—Sí —susurró, apenas audible.

Mi estómago se revolvió. Tuve que apoyarme en la pared para no caerme.

—¿Y yo? ¿Estoy muerta también?

—No. Tú estás viva. Pero estás… dormida.

—¿Dormida?

Ella asintió.

—Natalia, tú estás en coma. En el mundo real. Desde hace un año.

Sentí que el suelo me fallaba. Todo se volvía eco, aire denso, ruido blanco.

—No. Esto no está pasando. Estás loca. ¿Cómo que en coma? ¡Yo estoy aquí! ¡Con ustedes! ¡Camino! ¡Siento!

David se acercó, con los ojos llenos de lágrimas.

—Este mundo donde estás… no es real. Es una transición. Una especie de limbo entre seguir viva o soltar. Tu cuerpo sigue en el hospital. Pero se está debilitando, Naty. Tu alma… se está quedando atrapada aquí.

—¡Cállate! —grité—. ¡No quiero oír más! ¡David tú no estás muerto! ¡Tú estás conmigo! ¡Me tocaste! ¡Me besaste!

—Lo hice —dijo—. Y lo volvería a hacer. Es complicado mi amor

—¿Si estoy en una especie de limbo, como puedes verme Daniela? ¿Cómo puedes hablar con él? Con nosotros

Ella guardó silencio unos segundos. Cerró los ojos. Respiró hondo. Y habló.

—Porque lo he hecho toda mi vida.

—¿Qué?

—Desde que era niña, Natalia. Tengo un don. Un castigo. Un puente. Llámalo como quieras. Puedo ver personas que están… entre mundos. Espíritus, almas sin cerrar, gente que no ha terminado de irse. Y a veces, como tú, personas que no han despertado.

La miré como si fuera otra persona.

—¿Desde siempre?

—Sí. Pero nunca lo dije. Porque cuando lo hice de niña, mi papá me llevó a terapia y me dijo que dejara de inventar cosas. Mi mamá solo rezaba. Así que lo oculté. Hasta que pasó esto.

-Esto no puede estar pasando- mi corazón comenzaba a latir más rápido

-¿Recuerdas que te conté que todos me llaman bruja ahora? Ese día que estábamos los tres afuera de tu casa, abrazándonos y haciéndote creer que habías vuelto a casa Lucia y Renata me vieron, no a ustedes a mí, abrazando a la nada, hablando con la nada y corrieron el rumor por toda la escuela, desde entonces no me dejan en paz, ya no puedo soportarlo Nati.

-¿Todo este tiempo me estuvieron mintiendo? Me hicieron creer que estaba despierta mientras me estoy muriendo en el hospital, mi mamá ¿Qué pasa con ella?

-Ella no puede verte Nati, todo el tiempo ha estado ayudando a que todo parezca normal, yo le decía por lo bajo donde estabas, que es lo que decías, donde estaba David, que tenía que contestarte para que tu no sospecharas nada, porque te amamos Nati, pensamos que esto era lo mejor para ti, que tu sola te darías cuenta y despertarías

-¿Es una puta broma? Yo no…¿Cómo iba a…? Entonces nunca nos comprometimos, nunca estuvimos juntos en esa casa, nunca brindamos, nunca me diste ese collar, toda nuestra historia, nunca ocurrió, no, yo… yo no quiero estar aquí, yo no puedo estar en coma, por favor díganme que están jugando, no quiero, no quiero

Caí de rodillas. Las manos me temblaban. El pecho me dolía. Algo… algo dentro de mí estaba quebrándose.

Y de pronto, todo se volvió ruido.

Un pitido lejano. Un pulso acelerado. Luces blancas parpadeando.

(En el hospital)

—¡Está convulsionando!
—¡Saturación bajando!
—¡Necesitamos estabilizarla ya! ¡Ya!

(En el limbo)

—¡NATALIA! —gritó David abrazándome—. ¡Respira! ¡Respira, por favor!

Pero yo ya no oía nada. Ni siquiera el grito de David, desgarrando el aire.

Todo dentro de mí quería rendirse, soltar. Desaparecer.

(En el hospital)

—¡Está entrando en paro!
—¡Pásame la adrenalina, ahora!

(En el limbo)

Y en ese vacío… vi una luz. Lejana, tibia. Como una puerta entreabierta. Y entonces…
escuché su voz.

“Naty… Necesitas despertar por favor.”

-David tiene que despertar hoy, no van a darle otro día- gritaba Dany desesperada

-Mi amor, Natalia por favor escúchame, concéntrate en mi voz, no me dejes, por favor




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.