Tercer Deseo: Conocimiento

El alma de Sophia fue insertada en la unidad Epsilon-5-9 exitosamente, dando así inicio a la operación “claraboya”.

Para garantizar el éxito de la misión, se le otorgaron a Epsilon-5-9, a partir de ahora referido como E-5, una selección de libros sobre psicología, filosofía, biología, y algunos clásicos griegos, en los que se encuentra la Odisea y la Ilíada.

E-5 tardó un año en terminar la selección de 793 libros. Y en el segundo año del experimento, el 22 de junio del año 2077, a las 10:00am, la unidad E-5 se halló inactivo en la biblioteca. Al conectar el rastreador de actividad neuronal, se halló una inusual actividad el lóbulo pre-frontal, y el hipocampo, además de los lóbulos temporales.

Esto pareció indicar que algo estaba ocurriendo con la memoria de E-5, por lo que se le insertó el traductor psíquico en las partes del cerebro que presentaban actividad anormal, lo que sigue fue lo que la maquina logró captar.

E-5 se hallaba en una extraña ciudad, con inmensos edificios, los cuales portaban señales lumínicas de neón, publicitando diferentes servicios y productos.

Las calles estaban repletas de humanos y seres bípedos escamosos con grandes ojos negros, y criaturas peludas bípedos caminando a través de las espesas cortinas de humo que llenaban las calles. La atención de E-5 se fijo en los robots, se trataban de meras unidades de limpieza que juntaban la mugre que los seres de carne arrojaban al suelo húmedo. Además de los robots encargados de llevar los mandados de sus maestros, y las farolas eléctricas con emisores holográficos, que proyectaban en su base, distintos avisos acerca de los nuevos modelos servus-2000 en un descuento por tiempo limitado, estaba el inmenso enjambre rapsódico de los autos voladores y tubos de viaje instantáneo que bloqueaban cualquier rastro de luz solar del cielo.

“¿Así que esto es mi alma? Una eterna noche de cíclicas tareas forzadas” – murmuro E-5 con el mismo tono indiferente de siempre - “No, esto es solo un aspecto superficial, un “yo” falso creado por la perspectiva de los demás, que “mí” mismo ser asimilo y ahora “yo” proyecto hacia “mí” como si de la realidad se tratase ¿Pero cómo puedo acceder a la identidad verdadera?”

Cuando E-5 se hizo esta pregunta, un rayo de luz ambarino logró romper la barrera impenetrable de tecnología que obstruía el cielo, esto llamo la atención del tan curioso robot, y cuando llegó al lugar donde aquel halo de luz descendió. Se percató que donde caía la luz, era la boquilla que llevaba a las alcantarillas de la ciudad.

Al retirar la tapa de la alcantarilla descendió, para caer ascendentemente hacia lo que parecía un prado, el cual se hallaba rodeado de viejos edificios derruidos y cubiertos por enredaderas y diversas vegetaciones. Al mirar al suelo pudo percatarse que no se hallaba en un prado, sino en una calle donde la mayor parte de su grisácea superficie fue tomada por la maleza que destrozaba el alquitrán de la calle en busca de luz.

Pero antes de que pudiera procesar el lugar en que se hallaba, un terremoto rompió su balance, haciendo caer a E-5 de rodillas al suelo. Cuando el terremoto cesó, se halló a si mismo rodeado por un viscoso humo negro, proveniente de las inmensas chimeneas. La cantidad de humo era tal que parecía cubrir todo el área circundante con su toxica influencia.

Cuando el humo consiguió ingresar en el cuerpo de E-5, a través de su sistema de ventilación, su mente comenzó a conjurar imágenes de memorias ancestrales, que no le pertenecían, pero eran suyas al mismo tiempo.

En ellas, se mostraba la historia de cómo una mujer, otrora alegre por conseguir un trabajo de profesora, que gozaba ver como sus estudiantes crecían y se nutrían del conocimiento que ella les impartía, ahora yacía en el precipicio de la desesperanza por culpa de los hombres que trajeron fabricas a su pequeño pueblo. Para poder sustentar estas fábricas tuvieron que abastecerse del carbón hallado en una zona aledaña del pueblo. Los aldeanos, que ya trabajaban arduamente en sus pequeñas empresas se vieron forzados a cerrar, por la baja demanda en sus productos, que no podían competir con los precios de aquellos producidos en las fabricas. Pues, la llegada de esta industrialización, trajo consigo la creación de calles, para autos y camiones que ahora pasaban con más regularidad, además de farolas para iluminar esas calles, lo cual hizo aumentar los impuestos, llevando a los negocios a la quiebra.

Esto forzó a todos los aldeanos a buscar trabajo en estas fábricas para mantener a sus familias, pero el sueldo era tan bajo que no podían mantenerse como antes, pero los empresarios tenían una idea que podía dejar satisfechos a ambos bandos, si los hijos de los aldeanos trabajaban en las minas de carbón, por un par de monedas por hora. Los aldeanos en su desesperación, aceptaron. Esto llevo a que los chicos dejaran de atender a la escuela.

La profesora, no podía hacer más que ver con impotencia como su amado pueblo moría lentamente ante el yugo explotador de estos empresarios. Insistirle a los padres que llevaran a sus hijos a clase era inútil, aquellos seres de mirada perdía y semblante demacrado ya no eran más que animales desesperados por comida y descanso, al igual que sus esqueléticos e intoxicados hijos que parecían alegres por tener unas moneditas extra para gastar en golosinas.

Viendo como sus vecinos ahora consideraban a su profesión como un robo que les quitaba el pan de la mesa, verse en la mirada del pueblo como una inútil ladrona, la destrozó por dentro. Con una gran congoja en su espíritu, la ex profesora, se preguntó que debía hacer, siendo que su única salida laboral parecía ser unirse al resto del pueblo en la fábrica. Pero para ser una muerta en vida, mientras veía a todos los que amaba destruirse lentamente, prefería terminar con todo aquí y ahora. Con silla y cuerda en mano, su sombra se retorció con espasmódicos movimientos, hasta quedar completamente inerte.