La Ilusión de vivir

Sexto Capitulo

-Kai... ¡Hija!, despierta-.

-¿Que?...-

-estas llegando tarde a la escuela-

-Hum...¿Que?-. Levanto mi mano sobre mi cabeza para luego voltear y ver a mi madre llamando mi atención, sonriendo... Ella se ve tan... Brillante... Cómo el mismo sol...

-¿Te sientes bien? Seguro no has dormido nada por practicar esos dibujos o escribir hasta tarde. Tienes el espíritu de tu padre...- Dice... ¿Orgullosa?

-¿No... No deberías estar trabajando?-

-Bueno... Hoy tengo un día libre, pensaba que podríamos salir un momento a pasear después de clases. Hace un tiempo que no lo hacemos ¿Que te parece?-.

-¿Que?...¿No deberías de comenzar a vaciar unas botellas o algo parecido, Madre?-.

-Je... Entiendo tu disgusto hacia mi, pero estoy intentando ser mejor madre-. Me toma de las manos, me da un beso en la mejilla y... Se va.

¿Que diablos? ¿que paso? Ayer mi madre no era más que una alcohólica que tiraba sus penas en vómito y lágrimas en un rincón de su cuarto. Cuando me levanto, veo una caja a mis pies, era pequeña, de color turquesa y listón transparente, y dentro había una pulsera hecha con cordones de zapatos de color blanco y negro, quemadas en el acetato para unirlos.<< ¡Madre!, ¿por que este regalo?>> Pregunte mientras me vestía pero no hubo respuesta, la casa tenía una presencia pesada que me mantenía alerta. Caminé por el pasillo con cuidado esperando ver a mi madre pero horrible fue mi sorpresa cuando vi a un hombre vestido de cuero oscuro y bufanda en plumada parado en la cocina. Media por lo menos 2 metros, era robusto y portaba ojos verdes oscuros, como si la vida se apagará frente a el, pues era viejo rondando los 50 tal vez.

Salte del susto pero cogí valor <<¿quien eres?>> Pregunte con el puño dispuesta a enfrentarlo.

-¿Tienes miedo?- dijo con una voz roncosa, como el de una hoguera crujiendo. No dejo ver su rostro por prestar atención a la cocina.

-¡Yo he preguntado primero!- le respondo amenazandolo.

-...- no hubo respuesta alguna, solo el sonido del aceite saltando, no había olor, nada, para saber que cocinaba.

-N-No tengo miedo- dije mientras miraba alrededor.

-Bien. ¿Sientes que hay algo fuera de lugar?- dijo mirando al techo con la espátula en mano.

-¿Que?...- estaba tan confundida... Hubo silencio otra vez, creo que lo habrá hasta que responda.-Si, todo es bastante extraño, primero mi madre sobria en sus días de descanso, luego está pulsera y ahora tú-.

-¿Y dime, recuerdas a tu amigo bruno?-

-Yo... Si... Lo recuerdo, ¿Que papel tiene el aquí?-

-El está en el hospital, muy cerca de aquí, ¿recuerdas?-

-¿Que...QUE RAYOS ESTÁ DICIENDO?- Un dolor de cabeza me invade y comienzo a respirar muy fuerte.

-¿Recuerdas cuando lo apuñaló ese hombre y tuviste que cargarlo hasta ese hospital?-.

-ESO... Eso no fue lo que paso- el dolor se hace más profundo y el hombre comienza a darse vuelta.

-Kai... ¿Recuerdas cuando no querías existir?, pues felicidades, tu amigo morirá dentro de poco y no habrá quien pueda recordarte luego de tu madr...-.

-CALLATE- comienzo a exaltarme más.

-Y luego por consecuencia...TU-. El hombre parece darse la vuelta...

Con lo poco de fuerza que me queda corro hacia afuera de mi casa.<<¡¡¡Hija!!!>> Escucho la voz de mi madre a lo lejos mientras corro. <<Carajo, Carajo>> me digo a mi misma mientras corro, no sé dónde correr o esconderme de ese hombre. Pienso hasta que inconscientemente llegó a la escuela.

-¡Señorita!, que sorpresa verla tan temprano-. Cuando me doy la vuelta veo al auxiliar que me había hechado de la escuela en asueto.

-¿¡Yo!?- me señaló confundida.

-Pues quien más que usted- Me sonríe, lo que genera que me tranquilice.- ¿Y su mochila?- Pregunta.

-No se preocupe, mi madre me la traerá (Espero)- Suerte que tenía el uniforme ya puesto antes de ir a desayunar.

Al entrar el salón estaba casi vacío habían solo 3 alumnos que no conocía, aunque pensándolo bien no conocía a nadie, solo a Bruno y a la señora de los perros.

Pasa un momento de intercambiar miradas lo que me pone incómoda y voy al baño un momento a lavarme la cara con sudor. Finalmente entro al salón y veo la hora, son las 6:48 a.m muy temprano.

No tengo nada que hacer más que mirar el escritorio de Bruno... Esta vacío y frío, pienso en sentarme en su lugar y cuando lo hago me siento segura, la columna a su lado da la sensación de estar protegido, pongo mis brazos como almohada tal como lo hace el hasta quedarme dormida.

Siento una corriente de aire en la nuca y mi cabello volando. Tiempo después despierto en un campo verde sin árboles a su alrededor, camino mientras veo el cielo tan despejado que podría confundirse con la claridad del océano bañado por el sol tan intenso.

Veo a dos personas bailando a lo lejos. Sus pasos son delicados, tienen miedo de pisar al otro, por sus miradas tan perdidas en los ojos de su compañero, la música se escucha como un piano tambien delicado como si el clima frío del lugar le afectara. Dan vueltas, la mujer se pone en su pecho, el hombre la abraza con su cuello. Hasta que comienzan a intercambiar papeles, la música para haciendo que choquen y se rían mirándose el uno al otro. Cada vez que me acerco logro distinguir la ropa que usan, la mujer porta un vestido rojo brillante dejando ver una de sus piernas por parte de la falda que logra adaptarse bien a su silueta, tacones negros como la noche misma y aretes pequeños brillantes; el hombre por otro lado, tiene un traje abierto sin botones negro dejando ver una camisa verde algo clara, un pantalón de vestir de igual color que su traje y zapatos casi sin ningún brillo.

En cuanto me acerco logro distinguir a alguien, la mujer tiene un parecido a la señora de los perros "Lenna", nadie podría confundirla con esos ojos que brillan donde sea.

El hombre es...¡BRUNO!. En cuanto al grito de la sorpresa Bruno me ve<<Espera "8" tengo que hablar con alguien>> dice mientras se dirige a mi. Corro a alcanzarlo y lo abrazo con mucha fuerza al igual que el. Abro los ojos y veo a lo lejos la cara de la señora, celosa dejándose ver en los ojos intentando disimular.




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