Mientras Marsh y King caminaban por los pasillos desiertos de la escuela en dirección al aula del periódico escolar, Chris y Marcelo recorrían las canchas donde se estaba eligiendo a un nuevo portero y tres jugadores más. Por lo que Chris sabía los anteriores habían renunciado tras la aplastante derrota contra los Lobos Blancos de Torre Blanca, el equipo de fútbol rival. Él mismo lo había hecho cuando habían perdido tres partidos seguidos, aunque en opinión de Chris, el verdadero problema había sido el portero, un gilipollas incapaz de encontrar su propio culo.
—¿Sabes una cosa, Chris?
—¿Qué? —replicó el chico de cabello oscuro, volviendo el rostro hacia su amigo, quién lo miraba desde hacía rato.
—Rodrigo tiene razón, Sandoval es parte del equipo y ya sabes cómo es él y sus amiguitos.
—Pensé que el único que los odiaba era Rodrigo —respondió Chris mirando a su amigo con ironía.
Marcelo negó con la cabeza.
—No es odio, al menos no de mi parte. Es sólo que Newton y Blake me parecen…
—¿Qué?
—Tétricos.
—Bueno, Fred viste como un gótico de mierda y Jonathan…
—No, no es por su vestimenta. Es como si hubiese algo malo en ellos. ¿No lo notas tú?
—No, sólo me parece que son unos pendejos. Los tres.
Marcelo asintió entonces, aunque él seguía pensando que Newton y Blake eran tétricos, que eran perversos.
—Marcelo —lo llamo Chris, con una mueca de indiferencia y Benítez reparó en una cosa. No podía acceder a la cabeza de White, había cerrado sus pensamientos por completo, mucho mejor que Rodrigo, a quién a veces se le escapaban fragmentos.
—¿Qué, Chris?
—¿Recuerdas que me contaste de aquel presentimiento que sentiste respecto a mí?
—Lo recuerdo —respondió Marcelo con cautela.
Había fastidiado mucho las cosas al contarle a Chris los planes de Lisey y también lo había fastidiado esa mañana al hablar de más, así que debía ser sumamente cuidadoso con lo que decía.
—¿Todavía lo sientes?
—No. ¿Tú sientes algo?
Chris no respondió de inmediato, pensando en ello. Desde que Marcelo se lo contara días atrás había estado inquieto, mucho más después de lo ocurrido con Vicky y Amy. Algo iba a pasar, pero no sé imaginaba que podía ser.
—A veces —respondió entonces, bastante inseguro.
—Y ahora crees que algo te pasara, ¿no?
—Yo…
—Mira, Chris, yo también llegué a creerlo en su momento, pero mírate, estás bien. Quizás es sólo paranoia conjunta.
—No sé, puede que haya algo más.
—¿Cómo qué?
Y aunque Chris quiso contarle lo ocurrido con Vicky, finalmente no lo hizo y se limitó a guardar silencio, mientras se aseguraba de no dejar entrar a nadie a su cabeza.
Matt Sandoval y otros tipos que eran parte de los Gatos Negros de Bell Wood se hallaban junto al entrenador, quién miraba a los chicos haciendo las pruebas. Chris recordó que Lisey había dicho audiciones, como si se tratara de algún musical; no pudo evitar sonreír ante el recuerdo.
—Mira —susurró Marcelo, señalando a una de las esquinas de la cancha, junto a un gran grupo de árboles.
Chris miró. Newton, Blake, Adler y Belle parecían estar esperando a Sandoval.
—Ignóralos, Marcelo.
Pero Benítez no le hizo caso.
“Vaya”, pensó en su lugar, “¿qué rayos se había hecho Belle?” ¡Estaba buenísima! Bev también era linda, pero de una forma diferente, era pálida y siempre parecía estar nerviosa por algo; pero además a Beverly Adler nadie se le podía acercar. Sus padres y los de Newton eran amigos de toda la vida, lo que había hecho que los hijos lo fueran también y Jonathan sobreprotegía a Bev en extremo.
Llegaron hasta el resto de los estudiantes que esperaban su turno, otros dos chicos en total. Lisey tenía razón, el equipo era una mierda bien hecha.
—Benítez —lo llamó uno de los chicos volviéndose hacia ellos.
—¿Qué pasó, Farfán?
—Lo de siempre —el chico se encogió de hombros —hola, White.
Chris devolvió el saludo, pero de inmediato prestó atención a lo que había a su alrededor. Necesitaban tres jugadores y un portero y por lo visto ya habían escogido a uno.
—Intentaré jugar como portero —comentó Farfán con voz afable. Marcelo lo conocía de algunas largas horas de ocio en las canchas, mientras que Chris sólo lo conocía de vista.
—¿Ah sí? Para sustituir a Green, ¿no?
—Sí.
—Eso va a ser mucha presión.
—Aunque él no era exactamente bueno.
—Pero si el sustituto lo hace peor…
—Lo haré bien, no te preocupes.
Chris miró al chico de reojo, pero no dijo nada, porque la verdad era que él también quería ser portero. Cuando jugaba con sus amigos de niño siempre le tocaba a él defender la portería, pero en la actualidad hacía mucho tiempo que no lo hacía. Rodrigo y Lisey ya no jugaban y Marcelo se aburría muy rápido.
—Muy bien —dijo el entrenador Evans cuando el joven que hacia la prueba terminó, tras fallar tres goles —pase el siguiente.
Christopher notó que Evans se veía hastiado, como si ya todo eso le diera igual. No podía culparlo, no debía ser fácil perder siempre.
Farfán pasó entonces, con la confianza escrita en el rostro.
—Pendejo —siseó Marcelo cuando se alejó y Chris rió por lo bajo, notando al momento la mirada de Sandoval sobre ellos, aunque después de lo ocurrido con Lisey no habían ocurrido más accidentes y la relación se había vuelto cordial.
Farfán fallo dos atrapadas, pero por lo visto era el que mejor lo había hecho.
—El siguiente —apuntó Evans, mientras el resto del equipo esperaba. No llevaban el uniforme y estaba claro que ese día no iban a practicar.
Farfán sonreía con suficiencia, era claro que ya se hacia como el nuevo portero de los jodidos Gatos Negros.
—Pasa tú, Chris —dijo Marcelo. White asintió. Mientras corría hacia la portería y se preparaba mentalmente para lo que iba a hacer, le llegó una ráfaga de pensamientos. Se llevó una mano a la cabeza y redujo considerablemente la velocidad, desconcertado ante aquello, pero cuando se detuvo a considerarlo, las voces desaparecieron. Sacudió la cabeza y llegó hasta la portería, mientras se ponía los guantes que Evans le había prestado para la prueba.