La Intérprete: Visiones

20

Chris subió al autobús. No recordaba que era lo que había estado haciendo ni porque de repente estaba en el autobús, pero dió igual. Sus miembros se movían por si solos. 

Se vió pagar su pasaje y buscar un asiento libre, pero el autobús a Torre Blanca iba lleno.

Entonces un grito lo hizo girar el rostro.

—¡Espere! 

Se trataba de un chico joven y ella... la pelirroja hermosa del cementerio. 

¡Lisey! Era Lisey.

Pero al verla, Chris descubrió que esta información le era ajena, como si lo supiera, pero a la vez no.

El chico subió primero, pagando el pasaje de ambos. Lisey subió después, mirando en todas direcciones, pero no parecía estar buscando un asiento libre. Era más como si...

Sus ojos verdes se clavaron en él, mientras el otro tipo (¿Leonardo Marcotte? ¿Ese era Leonardo Marcotte?) se acercaba a ella. 

El autobús retomó su marcha y los dos Intérpretes se sujetaron de los tubos superiores.

—Es él —escuchó con claridad la voz de Leonardo, seguido por la de Lisey:

—¡Sophia! Es la misma gorra.

Chris tardó un segundo en comprender, llevándose una mano a la gorra de Le Pierre que usaba. Había trabajado ahí una temporada.

Pero Christopher jamás había trabajado en Le Pierre.

Entonces giró el rostro y pudo ver su reflejo en una de las ventanillas, la gorra cubría la mayor parte de su rostro, pero no le hizo falta verlo para saber que no era él. Ese tipo era más bajo que Chris, robusto y con el cabello de un tono más claro.

Una señora se levantó y Chris se dió prisa en ocupar su lugar, sólo que no era Chris realmente, él nunca hubiera hecho eso. 

"Me conecté mentalmente con alguien", pensó entonces. Había perdido el control, quedando prendado de la mente de algún tipo extraño. 

El autobús dio un salto, logrando que Chris rebotara en su asiento. Abrió la boca para quejarse, pero el tipo (¿Leonardo?) se acercó, de pie junto a él.

—Por fin te encontré —dijo el chico, de ojos casi tan verdes como los de Lisey.

Chris se sintió confundido, pero a la vez asustado, porque había recordado quién era ese chico. El novio de la primera chica. 

"Mía, se llama Mía".

Y Chris tuvo arcadas, comprendiendo de quién era la mente con la que había conectado.

—Lo siento, pero estas equivocado —gruñó y se levantó, sintiendo otra sacudida del autobús.

Una niña pequeña, sentada sobre las piernas de su madre, dio un grito y Chris la miró. Recordaba a esa niña y recordaba ese vestido de flores.

¡El accidente!

Chris trató de hablar, de prevenirles, pero al girarse se cruzó con Lisey. La forma en que ella lo miraba le rompió el corazón. Lisey nunca le había mirado con ese asco, porque ella no estaba asustada, incluso si pensaba lo mismo que Leonardo ella no...

—Apártate o recibirás tu merecido, perra —le susurró Chris al oído, tratando de llegar a la parte delantera del autobús.

Lisey lo miró con odio, pero no respondió, no al ver lo que Chris ya sabía que vería: el enorme camión de carga acercándose a toda velocidad hacia ellos. Estaba en el carril equivocado.

—¡Cuidado! —gritó Leonardo Marcotte y Chris sujetó a la niña del vestido de flores, arrojándola a un lado. Su madre se levantó y Chris tomó su lugar, pero él no quería hacer eso. 


Quería advertirles, quería evitar...

Lisey, su amiga continuaba en el mismo sitio, mirando hacia el frente. No lo miró ni siquiera cuando el camión de carga golpeó el autobús con violencia. 

Chris vio el cuerpo de su mejor amiga ser expulsado hacia atrás, seguido de los gritos. Vio al autobús dar vueltas hasta estrellarse contra la barrera protectora. La rompió y el autobús cayó hacia el precipicio.

Y la primera nevada había sido apenas la noche anterior.

 


 




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