La Intrusa; Héroes Del Olimpo ▪leo Valdez▪ (n°1)

#1: Sabrina (en la Marca de Atenea el XXIX)

Podríamos decir que Sabrina era una chica completamente normal, ya sabéis la típica. Pero estaríamos mintiendo porque de típica tenía bien poco.

Una chica típica se conformaría con su vida normal y su rutina. Sabrina quería salir, ver mundo, vivir aventuras... Ella sabía que se merecía mucho más que un día a día exactamente igual que el anterior. Ella quería viajar a mundos exóticos, descubrir cosas increíbles y quizá encontrar un amor de esos que aparecen en las películas de Hollywood: apasionado y único.

Os haré un pequeño spoiler: va a vivir todo eso y mucho más. Pero, para llegar a ese punto, habrá que empezar por el principio. Sí, señoras y señores, la soporífera rutina de Sabrina Walker.

Se levantaba de la cama rodando por las sábanas, caminaba por los pasillos de la casa frotándose los ojos con un aire soñoliento y se sentaba en la mesa del comedor bostezando. Allí saludaba a sus queridos padres, Rosa y Josh Walker. Ambos eran inmigrantes de origen americano y trabajaban en una gran empresa de transportes en Madrid, el hogar de Sabrina desde que tenía memoria. Después de un desayuno, arrastraba los pies hasta el baño y con poco esmero cepillaba su pelo castaño largo y ondulado. Luego dedicaba al menos unos segundos a observar sus ojos verdes para ver que no estaban legañosos y rojos de dormir. 

Sí, nada demasiado distinto al día a día de cualquier adolescente de su edad. Además, por aquellos días acababan de comenzar las vacaciones de verano (¡por fin!) y tenía la obligación de hacer vida social o por lo menos aparentar tener una.

Tenía que "salir y hacer amigos" decía su madre cada mañana. Bajar a la piscina, poner su toalla... ¿Y luego qué? ¿Hablar con los chicos de su edad? Su madre podía esperar sentada que de pies se iba a cansar. No, ella no iba a la piscina para lo que quería su madre, a Sabrina solo le interesaba una cosa; leer. Sólo cuando se sumergía en las páginas de un buen libro podía salir y conocer todos esos mundos exóticos y vivir todas esas aventuras que tanto anhelaba en silencio.

A pesar de que tuviera esa adoración a leer, no tenía gran cantidad de libros. Su paga, el dinero de Navidad y de los cumpleaños no la daban para mucho. Para libros, ropa, álbumes de música y poco más. Pero sobre todo para libros.

Y hablando de música… Sabrina asistía a una escuela de música desde que tuvo la capacidad de hablar con coherencia. Sus padres siempre habían insistido en que aprendiera a manejar varios instrumentos: el piano, el violín, intensivas clases de canto… ¡Su madre incluso quiso apuntarla a clases de guitarra! Pero una cosa es ser polifacética en el mundo de la música y otra cosa es pretender convertirla en Beethoven.

En su lista de lectura no había muchas variaciones, casi siempre se leía los mismos libros una, y otra y otra vez. Básicamente, leía una saga sobre mitología y las aventuras de unos valientes semidioses. Esa saga la fascinaba, la saga de Percy Jackson y todo lo que tuviera que ver con Percy o su escritor. Se sabía de memoria cada página importante del libro, cada dios en su forma griega y romana, cada diálogo. Hasta los nombres de los capítulos. Su admiración podía llegar a parecer excesiva, pero realmente no le importaba lo que el resto del mundo pudiera pensar. Esos libros y ella tenían muchos años de lecturas bajo las mantas a sus espaldas. No iba a tirar por la borda esa sensación de no poder parar de leer las mismas palabras una y otra vez por una estúpida opinión pública.

Ese día en especial, cuando terminó su rutina de lectura, se dirigió a casa de nuevo a comer. Mientras comía conversó de temas nada relevantes con sus padres. Todo iba de perlas hasta que su querida madre sacó el tema que Sabrina deseaba oír desde hacía varias semanas.

- Entonces, ¿vas a buscar un campamento de verano?

Exacto, llevaba un tiempo buscando un campamento o un plan de intercambio en cualquier país de habla inglesa, ya que era totalmente bilingüe gracias a sus padres. Sabía cuidarse sola y con sus dieciséis años se veía más que capaz de salir a ver mundo por primera vez.

- Sí, pensé en buscar hoy mismo uno, - afirmó. - Me han dicho en el conservatorio están dando unos campamentos en Nueva York que podría aprovechar para aumentar mi experiencia tocando y aprendiendo más.

- Me parece buena idea que salgas a vivir nuevas experiencias, - dijo su padre con una sonrisa cálida.

- Y a mí - le dijo su madre - Así podrás conocer a gente nueva.

Ya estaba, siempre con lo mismo, Sabrina no era del todo antisocial... Bueno, en realidad eso no se puede afirmar así a la ligera, pero por lo menos tenía algunos amigos; como Carlos su mejor amigo de la escuela, o Lidia que tocaba el clarinete... Algún amigo tenía ¿no?

- Sí bueno, - dijo intentando esquivar a su madre. - Para eso también.

Sabrina sabía que si no le daba la razón a su madre no pararía hasta que ella cediera. Se dio prisa en acabar de comer para poder llegar a la escuela de música antes de que hubiera mucha gente y la espachurraran para llegar los horarios los primeros como solía pasar el ochenta por ciento de veces.



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En el texto hay: fanfic, percyjackson, leovaldez

Editado: 22.02.2020

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