La Intrusa; Héroes Del Olimpo ▪leo Valdez▪ (n°1)

#21: Percy (en la Casa de Hades el XXII)

El Tártaro era un lugar horrible. Percy aún no sabía bien cómo Annabeth y él seguían vivos. Bob había ayudado; Aunque fuera un titán Percy sabía que desde que había perdido la memoria no era cómo los demás. Confiaba en él.

Tras varios días de travesía habían parado a descansar en el Santuario de Hermes. Annabeth dormía al lado suya mientras él hacía la guardia junto con Bob. Habían perdido todo en la caída. Lo único que conservaban milagrosamente era la mochila que le dio Sabrina a Percy. No la habían abierto todavía. Nunca había tiempo para eso, siempre estaban huyendo de algún monstruo. Agarró la mochila con curiosidad y metió la mano dentro de ella sacando una pequeña libreta con un título escrito en rotulador negro; "El Tártaro". Con cuidado abrió la libreta, escuchando como las páginas crujían. La primera página tenía un llamativo encabezado que ponía "ÍNDICE" en mayúsculas y rojo. Hojeó por encima el contenido del libro.

- Es una guía. – murmuró para sí.

Una guía de supervivencia para el Tártaro escrita por Sabrina. Percy no sabía por dónde empezar. Leyó los títulos del índice de una forma meticulosa;

1. La carta.

2. Bienvenidos al Tártaro.

3. Monstruos y otros seres que te querrán matar.

4. Los ríos.

5. El Santuario de Hermes.

6. Bob el gigante.

7. Damasén.

8. El Drakon.

9. Las Arai.

10. Los gigantes.

11. La diosa Aclis.

12. El Mansión de la noche y los hijos de Nix.

13. Padre Tártaro.

14. Las puertas.

Su mirada paró instantáneamente en el número cinco. "El Santuario de Hermes". Pasó la página llegando al primer capítulo. Leyó lentamente para que la dislexia no lo incordiara, pero increíblemente lo leía perfectamente.

Lo siento.

Lo siento todo tanto... Espero que algún día puedas perdonarme. Sabía que caerías, y no pude hacer nada para evitarlo. Era lo que estaba escrito, lo que querían las moiras. Solo vosotros, los legendarios Percy Jackson y Annabeth Chase podréis cruzar Tártaro y salir de el con vida cerrando las puertas desde dentro. Permitir que alguien pase ese infierno será uno de los pesos que cargaré durante toda mi vida. Me culparé por ello durante años. Pero todo lo hago para salvaros a todos. Para aseguraros un final feliz. El final feliz que os merecéis todos y cada uno de vosotros. Espero que esto ayude algo. Como ya dije, lo conseguiríais sin esto, pero todo para ganar a Gaia.

Sinceramente arrepentida, la intrusa del barco:

Sabrina Walker.

Sabrina era una gran chica. Percy lo supo desde que la conoció. Tenía un corazón amplio y puro. Era una persona buena y valiente. Una heroína en potencia. La impaciencia se apoderó de Percy y saltó las páginas con rapidez hasta llegar al capítulo cinco. Leyó con interés;

El Santuario de Hermes; probablemente uno de los pocos lugares seguros y en los que puedes conseguir comida dentro del Tártaro. Aunque si nos paramos a pensar... no hay lugares seguros en el Tártaro. Llega la comida que ofrecen a Hermes de todas las partes del mundo. Tampoco creo que haya mucha gente en el mundo que queme a diario comida para los dioses griegos. En conclusión, llega comida del Campamento Mestizo el único lugar del mundo donde queman comida para Hermes. El Santuario, no sirve sólo para recibir comida es un envío en ambos sentidos. Traducción: Puedes enviar un mensaje del sitio donde llegó la comida. Puedes enviar un mensaje para el Campamento Mestizo. Sólo piensa en un hijo de Hermes del Campamento y podrás avisar a casa de que aún sigues vivo. Es una de las ventajas de este sitio...

Percy no terminó de leer el capítulo, dejó el libro a un lado y siguió inspeccionando la mochila: Ropa, barritas energéticas, agua, un botiquín médico, ambrosía, armas de bronce... Sabrina había pensado en todo. Si Percy volvía a ver a Sabrina, la iba a dar de besos. Percy no esperó ni un segundo más y despertó a Annabeth. Sabía que necesitaba dormir, pero esto era algo que necesitaba que viera de inmediato.

- Annabeth. – dijo moviéndola un poco.

Annabeth gruñó adormilada y abrió los ojos. Esos ojos grises tomentosos que Percy había llegado a amar con locura.

- ¿Me toca ya hacer la guardia?

Percy la besó en los labios resecos mientras sonreía.

- No, siento despertarte. Quiero que veas esto. – Percy cogió la libreta y se la tendió a Annabeth. – Una guía. Y también hay ropa, comida, agua...

Annabeth abrió los ojos sorprendida.

- ¿¡Agua!?

Percy la dio una de las cantimploras. Annabeth la cogió y bebió unos sorbos. Después se la tendió a Percy. Sin pensárselo dos veces bebió. El fresco líquido pasó por su garganta irritada por el agua de lava del río Flegetonte. Notó como recobró un poco las fuerzas. El agua lo ayudaba a curarse, gracias a su padre.



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En el texto hay: fanfic, percyjackson, leovaldez

Editado: 22.02.2020

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