La Intrusa | Taennie

CAPÍTULO 1

"Lo que mal empieza mal termina"

By swettiehelp.

Capítulo 1

Seúl, Corea del Sur.

— Ay... Vamos, Jen, anímate. Será solo un rato —insistió la única rubia dentro de la habitación —. Te la vas a pasar genial, además tú ni sales.

Eran cerca de las diez de la noche cuando el grupo de amigas de Jennie lograron convencerla una hora antes de asistir a un bar a pasar el rato pues sabían que su amiga realmente jamás salía y se la pasaba encerrada como si estuviera en un momento depresivo.

Jennie era realmente una persona difícil de convencer en cuanto a salir a fiestas se trataba pues su madre en el pasado perdió su custodia precisamente por la vida descontrolada que llevaba de la mano con el alcohol. Sin embargo ese dato no es del conocimiento de la rubia y la morena latina que acompañan a la más baja en la pequeña pero acogedora habitación de alquiler.

— Habrá gente linda... Ya es momento que conozcas a personas nuevas y superes tu romance fallido con ese intento de fuckboy —. Insistió la morena haciendo que la única coreana dentro de la habitación rodara sus ojos.

Llevaba cerca de treinta minutos escuchándolas presentar los mismos argumentos para que finalmente aceptara y ya se estaba cansando así que con un bufido aceptó haciendo saltar a sus amigas de emoción.

— Bien, bien... Iré y para que quede claro yo ya lo superé hace dos años. Si no quería ir era porque las fiestas no son lo mío... Pero ya que insisten las acompañaré, pero nada más. No quiero tomar ni una sola gota de alcohol.

Dicho eso sus amigas asintieron frenéticas y comenzaron a buscarle atuendos provocadores a su mejor amiga para que impresionara a cualquiera que se presentara al antro al que la llevarían.

...

Al entrar al lugar las luces neón y el fuerte ruido les dio la bienvenida al trío de amigas que buscaban entre la multitud un espacio para poder avanzar y buscar una mesa en donde sentarse.

Jennie claramente no se sentía cómoda y se lo hizo saber a sus amigas con su ceño fruncido.

— ¿Vas a estar así? —inquirió la rubia pasándole un trago de lo que parecía ser tequila.

Rápidamente la pelinegra negó mirando el trago —. Anda, bebe esto, necesitas entrar en confianza y relajarte.

Dudosa la pelinegra asintió no muy confiada y aceptó el vaso que su amiga le ofrecía sin saber que ese sería el inicio de cientos de copas más.

...

La música sonaba fuerte y era como una anestesia para su cuerpo. Jennie se sentía liviana entre la multitud, bailando y disfrutando de la adrenalina que sentía sin importar que casi no se pudiera mover en el acalorado sitio.

Fue entonces que una mano se deslizó por su cintura mientras ella continuaba moviendo sus caderas al ritmo de la música. Aquellas manos quedaron en un segundo plano cuando sintió una fuerte mirada sobre ella, entonces lo vio.

Un hombre de al menos 25 o más años, usaba una camisa negra arremangada que dejaba ver su reloj de muñeca. Su cabello oscuro hacía contraste con su piel y aquellos lunares no podían pasar desapercibidos.

Tenía algo que era sensual e intrigante. Su mirada te decía más que mil palabras y con ello lo captabas todo.

Jennie trató de ignorarlo y continuó bailando junto al chico frente a ella al ritmo de la música. Ya no tenía control sobre su cuerpo ni acciones así que era un blanco fácil para cualquiera.

Sus amigas hacía tiempo que ya no estaban cerca y a decir verdad Jennie no quería ir a buscarlas. De todos modos ellas eran quienes habían insistido tanto para que ella estuviera allí.

Aquella mano ahora estaba en una de sus nalgas haciendo a Jennie sentir incómoda. Con sutileza la retiró y le sonrió al chico para seguir bailando, pero nuevamente el hombre la tocó allí y ahora en uno de sus pechos. Jennie lo miró molesta y trató de quitárselo de encima sin lograrlo.

— ¡Suéltame! —. Gritó Jennie aunque la música era mucho más fuerte. El depravado hombre empezó a tocar por debajo de su vestido y antes de lograr apretar la carne tersa de su glúteo fue jaloneado por otro hombre.

La vista de Jennie era sumamente borrosa y todo le daba vueltas. Por otro lado el castaño le dio un fuerte golpe al tipo que intentó sobrepasarse con la pelinegra y lo dejó bastante mal herido en el suelo.

De forma rápida tomó a Jennie del antebrazo y se la llevó fuera del lugar. Montándola en su auto le abrochó el cinturón y se dispuso a manejar a toda velocidad.

— ¿T-tú quién eres? —. Preguntó mareada la pelinegra.

— V.

La brisa fría en su cara hicieron que sus cabellos se despeinaran, la adrenalina iba subiendo y la electricidad tomaba posesión de su cuerpo. Por lo corto que era su vestido tuvo que estárselo bajando, haciendo que la mirada oscura de V no dejara de ver aquella zona.

— ¿A dónde me llevas?

El chico no respondió y siguió manejando. Jennie para llamar su atención tocó su muslo, subiendo un poco hasta que fue tomada de la mano por él, no sin antes haber sentido su erección.

Ella pareció haberle restado importancia y cerró sus ojos un momento disfrutando de la brisa fría nocturna. Fue entonces cuando sintió una mano serpentear por su muslo izquierdo, subiendo cada vez más hasta llegar a rozar tentativamente la tela de su diminuta tanga blanca.

Iba a insultarlo, sin embargo el castaño comenzó a mover sus dedos en círculo sobre su clítoris palpitante, tocando a su vez sus labios vaginales superficialmente, buscando con ello irla excitando poco a poco.

Él estaba aburrido y llevaba horas manejando por las calles hasta que llegó a aquel bar donde se encaprichó con aquella hermosa pelinegra. Y aunque no quería admitirlo realmente le había gustado en todos los sentidos más allá de una simple atracción sexual pasajera.

De forma inconsciente y dejándose llevar por su cuerpo Jennie abrió un poco sus piernas viendo al mayor como si con la mirada le suplicara que por favor la tocara.




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