La Jugada Perfecta {1}

Capítulo 24

DANTE

La noche había caído, y el silencio en la casa era tan denso como la oscuridad del exterior. Me dirigí a la habitación de Gabriela con pasos firmes, sabiendo que todavía tenía un largo camino por recorrer para comprenderla, y tal vez, para doblegarla. Cuando abrí la puerta, la encontré sentada en el borde de la cama, con la mirada perdida y el cuerpo aún tenso, como si la sombra de lo ocurrido durante el día la hubiera seguido hasta aquí.

—¿Por qué no quisiste la cena? —pregunté, cruzando los brazos mientras la observaba con cuidado.

Ella levantó la mirada lentamente, sus ojos brillando con una mezcla de cansancio y rabia.

—¿Cómo puedes comer tranquilo luego de matar a alguien con tus propias manos?

Su voz era fría, pero rota. Solté un suspiro, acercándome un paso hacia ella.

—No lo mataste tú, muñeca —respondí, sin desviar la mirada—. Pero, respondiendo a tu pregunta: con el tiempo, te acostumbras. Llega un momento en el que te da igual.

Ella temblaba todavía, como si el disparo resonara en su mente una y otra vez. Por un instante, pensé que no iba a responder, pero finalmente lo hizo, su voz apenas un susurro.

—No soy una asesina, ¿me escuchas? Mátame, tortúrame, haz lo que quieras, pero no puedo con esto. Pensé que estaba en el infierno con Alessandro, pero él jamás mató a alguien delante de mí. Ahora entiendo que me estaba protegiendo de todo esto.

Sus palabras tenían un peso que me hizo detenerme, algo en ellas que iba más allá de la rabia o el miedo. La vi levantarse lentamente, tambaleándose hacia mí, y antes de que pudiera reaccionar, su cuerpo se derrumbó.

—¡Muñeca! —exclamé, atrapándola justo antes de que golpeara el suelo.

La tomé en mis brazos, sosteniéndola mientras su rostro se inclinaba hacia un lado, sus ojos cerrados y su respiración lenta.

—Gabriela —murmuré, sujetando su rostro entre mis manos—. Abre los ojos. Vamos, abre los ojos.

Pero no hubo respuesta.

—¡Enzo! —grité hacia la puerta, mi voz llena de una urgencia que no reconocí en mí mismo—. Trae al puto doctor, ahora mismo.

La llevé de vuelta a la cama y la acosté con cuidado, tratando de encontrar algún signo de lo que la había hecho colapsar. Apreté la mandíbula, sintiendo una frustración que no entendía del todo. No me importaba lo que le pasara, ¿verdad? Esto era sólo una herramienta más para controlar a Alessandro.

Pero cuando vi su rostro pálido y sentí la debilidad en su cuerpo, una chispa de algo más atravesó mi mente.

El médico llegó finalmente, aunque para mí parecía que había pasado una eternidad. Entró apresuradamente, su maletín en la mano, y comenzó a revisarla mientras yo observaba cada movimiento.

—¿Qué demonios le pasó? ¿Por qué se desmayó de repente? —pregunté, mi tono más duro de lo que pretendía.

El médico me miró un momento antes de hablar.

—Señor, creo que su cuerpo finalmente se derrumbó. Después de todo lo que ha pasado, entre las torturas y el estrés extremo...

—¿Qué demonios estás diciendo?

—Su cuerpo está agotado. Todavía sufre las secuelas del frío que soportó, y cualquier cosa que la altere demasiado podría hacerla colapsar nuevamente.

Fruncí el ceño, mirando a Gabriela mientras procesaba lo que acababa de escuchar.

—¿Se pondrá bien? —pregunté, mi voz más baja esta vez.

El médico asintió, tranquilizador.

—Oh, claro que sí. Sólo necesita descansar, mantener calor y evitar cualquier tensión extrema por un tiempo.

Miré a Gabriela, su rostro tan tranquilo ahora, como si estuviera atrapada en un sueño profundo. Luego, volví mi atención al médico, que seguía parado como si esperara algo más.

—¿Qué? ¿Quieres que te acompañe a la puerta? ¡Lárgate! —gruñí, señalando hacia la salida.

El médico salió apresuradamente, dejándome solo con ella. Me senté al borde de la cama, mi mirada fija en su rostro. Había algo en ella que me intrigaba, algo que no podía entender del todo.

—Descansa, muñeca, —murmuré, mi tono más suave de lo que pretendía—. Todavía no he terminado contigo.

Pero mientras la miraba, no podía evitar preguntarme si ella, de alguna manera, estaba ganando este juego, incluso sin intentarlo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.