La leyenda de las Luar

Borra recuerdos

Martes.

Miércoles.

Jueves…

Podría perder mi tiempo relatando qué es lo que ocurrió durante esos días en los que decidí no asistir a clase, en los que me sentía culpable y no tenía fuerzas para levantarme de la cama… Por eso tampoco voy a entristeceros con ello.

La cosa es que lo que me ocurrió fue por practicar magia a la luz del día, por dejarme llevar por mis impulsos. Todo debido a que me estaba obsesionando con un mortal corriente, un chico que estaba arruinando todo lo que había formado a mi alrededor. No debía sin siquiera pensar en él, pero no podía evitarlo por mucho que me obligase.

Mi tía estaba decepcionada, las Luar me culpaban de mis malas acciones… Había mucha presión a mi alrededor, todas querían que fuera perfecta, la amada hija de la Luna. Pero yo no sabía ni quién era y no podía complacer a los demás, no vivía para ello. En realidad, ni siquiera sabía el porqué. Lo único que debía de tener en cuenta era de que yo era una Luar, la mejor de todos los tiempos, la más grande y poderosa. No podía estar decepcionándolas así, no podía ser una incontrolable. Iba a demostrar que era la mejor, que nadie podía superarme.

Me levanté de la cama mucho antes de que mi despertador sonara. Ya tenía claro qué era lo que debía de hacer, sabía qué camino tomar y cómo enfrentarme a él. No era la primera vez que hacía el hechizo: mis padres habían sido víctimas en diferentes ocasiones, y por ello, sabía que funcionaba. Lo haría y me olvidaría de todo, era la mejor solución que podía existir, no había estado más segura en toda mi vida.

—Buenos días, Sombra. —Se encontraba a los pies de la cama, amasando la manta.

Me maulló a desgana y volvió con lo que estaba. No le gustaba madrugar, aunque en realidad lo único que hacía era dormir. Tenía claro que, si podía elegir en qué reencarnarme en otra vida, elegiría ser un gato.

Saqué unos pantalones vaqueros azulados del armario, estos eran de campana y tiro alto. Eran mis favoritos, ya que se agarraban a mi cintura y no tenía que estar subiéndomelos cada dos por tres. Y, además, me ahorraba ponerme un cinturón. Cogí una sudadera amarilla y mis zapatillas blancas.

La mayoría de mi ropa era herencia de mi tía, cada dos por tres se compraba nueva y me daba la «vieja». No tardaba en aburrirse y renovarse el vestuario, eso me beneficiaba, odiaba ir de compras. Mi madre y ella se detenían en todas las tiendas que veían y no dejaban estantería sin mirar. Aunque en pocas tiendas solían comprar algo. Solo lo hacían por el mero hecho de mirar y cotillear.

Me di una larga ducha, me encontraba nerviosa. No quería dar explicaciones, pero no iba a tener más remedio.

Me miré en el espejo y respiré un par de veces: había hecho el hechizo en miles de ocasiones, no me iba a salir mal, lo controlaba mucho mejor que cualquier otro. Yo podía.

«Cira, tan solo es un mortal; no te achantes, no seas cobarde».

Me vestí con la ropa que había elegido y dejé que mi pelo se secara al aire libre. Por una vez en mucho tiempo, no iba con rapidez, tenía mi tiempo incluso para desayunar.

Bajé las escaleras y busqué a mis padres: no los vi, así que supuse que, o bien se habían ido ya o seguían arreglándose. Igualmente, desayuné lo primero que encontré en la nevera y me preparé un café. Hacía mucho tiempo que no tomaba uno y la verdad es que mi cuerpo me lo agradeció. Lo iba a necesitar.

Salí de casa con tranquilidad, es más, me sobraba demasiado tiempo hasta que llegase el tren. Iba a ir a un ritmo lento mientras escuchaba música en mis auriculares, y, además, saqué el libro de literatura para seguir leyéndolo. Ya no me quedaban nada más que cien páginas, podía terminármelo ese mismo día si me lo proponía.

Saqué la tarjeta de la mochila y la acerqué al escáner. Agarré mi mochila y pasé con rapidez, pese a haber estado años con aquel trasto, seguía teniendo miedo de que se me cerrase a mitad. Me había pasado tantas veces… Aunque eso lo achacaba a mi torpeza.

Subí las escaleras y busqué mi banco con la mirada, no había nadie y eso me supuso un alivio. Era una de las razones por las cuales me gustaba llegar pronto, no tenía por qué estar con la gente y disfrutaba unos minutos más de soledad.

Me centré en la lectura y en la música que sonaba en mis oídos. No quería ver si llegaba gente, no si aparecía él. Por eso en cuanto vi que se iba a hacer la hora en la cual yo aparecía de normal, subí el volumen de los auriculares para no tener que escucharle. Bueno, más bien de meterme en su mente.

Sí, mi manera de esquivarle era esa, pero es que no encontraba otra mejor. Ya suficiente tenía con que fuéramos a la misma clase, y estaba segura de que, aunque me esforzase, no evitaría escuchar sus pensamientos.

Keyla:

¿Cómo te encuentras?

Miré el mensaje, pero decidí no contestar. Sabía que estaba decepcionada, le prometí que jamás volvería a practicar magia a la luz del sol, pero incumplí esa promesa por egoísmo. Ella me negaba de que estuviera enfadada o incluso molesta, mas, yo sabía que sí que era así. Nos conocíamos demasiado bien. Conocía sus expresiones y el tono de su voz cuando se encontraba molesta, y puedo asegurar que se encontraba enfadada.

Llegó el tren y guardé con rapidez el libro en la mochila, fue en ese preciso instante cuando le vi. No me estaba mirando, y yo tan solo lo había hecho por curiosidad, por saber si se encontraba en el mismo espacio que yo.

Me llevé la mochila a la espalda y me dirigí a uno de los vagones, fui en dirección contraria a la que él. Prefería quedarme de pie si no había asientos, pero no pensaba acercarme. Es más, subí el volumen de la música. Me estaba dejando un tanto sorda, prefería eso que escucharle de cualquier forma.

Me senté en un asiento cualquiera y seguí leyendo, no es que estuviera enganchada, más bien porque quería quitármelo ya de encima, y lo conseguí. Lo que duró el trayecto fue lo que tardé en terminármelo. Aunque bueno, ya sabía el final y eso me defraudó un poco, pero él tenía razón. ¿Cómo pudo hacerle eso si dijo que la amaba?



#4532 en Fantasía
#946 en Magia

En el texto hay: amor prohibido, brujas, luar

Editado: 11.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.