Clara no sabía cuánto tiempo había pasado desde que había tomado el poder de la Voz, pero lo que sí sabía era que ya no era la misma. El mundo que la rodeaba parecía estar distorsionado, como si sus percepciones se hubieran multiplicado y agudizado a un nivel que nunca imaginó. El paisaje desolado frente a ella no era simplemente una visión; sentía el peso de cada ruina, la desesperación que emanaba de la tierra. Cada edificio destruido, cada esquina rota, cada pedazo de ceniza volando en el aire, parecía gritar su sufrimiento.
Se tomó un momento para procesar lo que había ocurrido. Sabía que este nuevo mundo, o lo que quedaba de él, no estaba fuera de su control. De alguna manera, la Voz había permitido que la transformara, y ahora ella debía dominar lo que había liberado dentro de sí misma. No solo había obtenido poder, sino que había ganado una responsabilidad que no había previsto.
Lucas estaba junto a ella, su rostro una mezcla de asombro y miedo. El brillo en sus ojos reflejaba el conflicto interno que, al igual que Clara, debía estar sintiendo.
—¿Clara? —dijo su voz quebrada, pero no podía ocultar el tono de esperanza—. ¿Estás... bien?
Ella no podía responder de inmediato. Había tantas cosas girando en su cabeza. Pero cuando sus ojos se encontraron con los de él, algo se calmó dentro de ella. Aunque el poder de la Voz fluía a través de ella, Clara aún reconocía a Lucas. Él era su punto de anclaje, la única persona que podría recordarle quién era, quién había sido.
—Creo que... sí —respondió finalmente, su voz resonando con una firmeza que no sentía en su interior. Pero al mirar el caos que los rodeaba, supo que ya no podía volver atrás.
—¿Qué es todo esto? —preguntó Lucas, mirando el paisaje devastado—. ¿Es... es el futuro? ¿Lo que va a pasar?
Clara no lo sabía, pero la Voz, esa extraña entidad que ahora coexistía con ella, parecía susurrarle respuestas. Aún no entendía cómo funcionaba todo, pero podía sentir que este nuevo mundo estaba directamente relacionado con las decisiones que tomaría.
—No lo sé —admitió Clara, pero algo dentro de ella le dijo que podía encontrar la verdad. Solo tenía que seguir la huella que la Voz le dejaba, seguir la dirección que le marcaba.
Con una determinación renovada, Clara comenzó a caminar por la ciudad desolada, cada paso más seguro que el anterior. A su alrededor, el silencio era absoluto, pero no por mucho tiempo. Sabía que algo o alguien la observaba. La Voz la había advertido, y Clara ahora comprendía que todo lo que había sucedido hasta ese momento, cada llamada, cada encuentro, todo había sido parte de un plan mucho mayor.
De repente, una figura emergió de entre las sombras, parada en el medio de la calle polvorienta. Clara se detuvo en seco, su cuerpo reaccionando antes que su mente. La figura era alta, encapuchada, y no se movía. Su presencia era tan imponente que Clara sintió que el aire a su alrededor se volvía más espeso, como si la figura estuviera absorbiendo la luz misma.
Lucas, con un impulso protector, dio un paso hacia adelante, pero Clara lo detuvo con un gesto de la mano.
—Es él —murmuró, su voz llena de una certeza inexplicable.
La figura levantó la cabeza lentamente, revelando un rostro que no reconocía, pero que sentía como si lo hubiera visto mil veces en sus sueños. Un hombre de facciones duras, con unos ojos fríos como el hielo. Pero lo que más le impresionó fue la forma en que su presencia parecía conectar con la Voz. Como si ambos compartieran el mismo propósito, como si el mismo poder fluyera entre ellos.
—¿Quién eres? —preguntó Clara, pero su voz no tembló. Algo dentro de ella le decía que este hombre no era un enemigo, sino una pieza más en el rompecabezas que ella debía resolver.
El hombre la observó durante unos largos segundos antes de responder, y cuando habló, su voz fue baja, pero llena de una autoridad que hizo que Clara se estremeciera.
—Soy quien te precedió, Clara. Soy el que liberó la Voz antes que tú. Soy el primero, y ahora que tomaste lo que te corresponde, debes entender lo que eso significa.
Clara frunció el ceño, sin poder ocultar la sorpresa que sentía. Este hombre había estado aquí antes, había estado en su lugar. ¿Pero qué quería decir con "el primero"? ¿Acaso él también había sido elegido por la Voz?
—¿Qué quieres decir con eso? —insistió Clara, su mente trabajando a toda velocidad.
El hombre dio un paso adelante, la sombra de la capucha cubriendo parcialmente su rostro, pero sus ojos brillaban con una intensidad que no podía ignorar.
—La Voz no es solo un poder, Clara. Es un ciclo. Un ciclo que siempre se repite. Cada vez que alguien como tú lo toma, el mundo cambia, pero el precio es el mismo. No puedes escapar de ello. No puedes huir del poder que ahora llevas dentro.
Clara sintió cómo una sensación fría le recorría la espalda. El ciclo... ¿Qué ciclo? ¿Acaso su destino ya estaba sellado desde el principio?
—¿Qué... qué debo hacer ahora? —preguntó Clara, sintiendo una pesada responsabilidad sobre sus hombros.
El hombre la miró fijamente, y una sonrisa sombría apareció en su rostro.
—Lo que debes hacer es aprender a dominar lo que has tomado. Porque si no lo haces, el ciclo continuará, y el siguiente será más oscuro que el anterior. El poder de la Voz no perdona a aquellos que no están listos para llevarlo. Y si no te preparas, Clara, el mundo entero pagará el precio.