La llamada de las 3:33

Capítulo 15: La Marea Oscura

El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos rojizos y morados, como si la misma atmósfera presenciara el cambio que Clara acababa de iniciar. El aire estaba cargado de una energía desconocida, una tensión palpable que hacía que cada paso de Clara resonara con una gravedad sin igual.

Lucas caminaba a su lado, pero su presencia no era suficiente para aliviar la ansiedad que comenzaba a nublar la mente de Clara. La Voz había hablado con tal seguridad, con tal determinación, que era difícil no preguntarse si realmente había alguna forma de evitar lo que había dicho. ¿El precio del poder era tan alto? ¿Realmente perdería su humanidad si elegía romper el ciclo?

Mientras avanzaban, Clara intentó mantener la mente centrada en su misión. Había llegado demasiado lejos como para rendirse ahora. Pero las dudas eran como sombras que se alzaban cada vez que cerraba los ojos. Si su destino ya estaba sellado, ¿podría siquiera escapar de las consecuencias de sus actos?

—Clara... —dijo Lucas, su voz rompiendo el pesado silencio entre ellos—. ¿Qué hacemos ahora? ¿Qué significa todo esto?

Clara lo miró, su mirada fija en el horizonte donde las últimas luces del día se desvanecían. Podía sentir que algo estaba cambiando, no solo en el mundo que los rodeaba, sino en ella misma. Un poder, quizás una fuerza ancestral, comenzaba a agitarse en su interior, como si todo lo que había hecho hasta ahora estuviera preparando el terreno para algo mucho mayor.

—No lo sé —admitió Clara, su voz cansada pero llena de determinación—. Pero no puedo detenerme. No importa el precio que deba pagar, necesito cambiar esto. La Voz no puede ganar.

Un estremecimiento recorrió su cuerpo. Una presencia había llegado, algo oscuro que parecía surgir de las sombras mismas de la ciudad. Clara alzó la vista, y en la distancia, vio una figura. Era alta y delgada, con un manto negro que se movía como si estuviera flotando, a pesar de la ausencia de viento. El eco de su llegada resonó en la mente de Clara como un susurro, un presagio de algo que ya no podía evitar.

—Es ella, Clara... —murmuró Lucas, su rostro empalideciendo mientras se alejaba lentamente.

Clara intentó no mostrar su miedo, pero la figura se acercaba rápidamente, y su presencia parecía envolver todo a su alrededor. No era la Voz misma, pero Clara sabía que era una manifestación de lo que representaba. Algo que ya no podía ignorar.

—No podemos quedarnos aquí —dijo Lucas, tomando el brazo de Clara con fuerza—. Debemos irnos. ¡Ahora!

Pero Clara no se movió. Su mirada estaba fija en la figura que avanzaba hacia ellos, una sombra que parecía engullir la luz. Algo dentro de ella la obligó a quedarse, a enfrentar lo que fuera que viniera. Sabía que no podía seguir huyendo.

La figura finalmente llegó hasta ellos, y Clara sintió una presión en su pecho, como si estuviera siendo absorbida por la misma oscuridad que la rodeaba. La figura levantó la cabeza, y Clara pudo ver los ojos vacíos bajo la capucha, dos pozos negros que no reflejaban nada, como si fueran un vacío infinito.

—Clara... —dijo la figura, su voz como un eco en el aire—. Has tomado una decisión que te pertenece. Pero, ¿estás lista para enfrentarte a lo que has desatado?

Clara tragó saliva, su mente corriendo mientras el peso de la pregunta se asentaba sobre ella. Había sido valiente, había tomado el control del ciclo, pero ahora enfrentaba las consecuencias. Ya no podía regresar, y la figura delante de ella parecía ser el primer paso hacia el precio que tendría que pagar.

—Estoy lista —dijo Clara, sin dudar.

La figura sonrió, pero no era una sonrisa de consuelo. Era una sonrisa de conocimiento, de alguien que sabía lo que venía.

—Entonces, el ciclo comienza de nuevo. Pero no serás la misma. Nadie que toque la Voz puede volver a ser quien era. La pregunta es, Clara, ¿qué harás con este poder que has reclamado?

Antes de que Clara pudiera responder, una ráfaga de viento la golpeó, y la figura desapareció en un parpadeo, como si nunca hubiera estado allí. Clara se quedó inmóvil, su cuerpo tenso, mientras una ola de energía recorría la ciudad, como si las mismas calles estuvieran temblando ante lo que estaba por venir.

Lucas la miró con ojos llenos de temor y admiración.

—¿Qué significa esto? —preguntó, incapaz de entender lo que acababa de suceder.

Clara se volvió hacia él, el peso de su decisión aplastando su alma. Sabía que ya no había vuelta atrás. Lo que había comenzado no podía terminarse con solo una palabra. Había desafiado la Voz, había desafiado el ciclo, y ahora debía enfrentarse a lo que eso significaba.

—Significa que el mundo nunca volverá a ser el mismo. Y no sé si eso es bueno o malo —respondió Clara, su mirada fija en el horizonte—. Pero ahora tengo el poder de cambiarlo. Y no me detendré hasta que lo haga.

Las sombras del pasado comenzaban a desvanecerse, pero las olas de lo que estaba por venir se sentían como una marea oscura e imparable. Clara miró hacia adelante, sintiendo la presión del futuro en su pecho. Lo que había comenzado no solo era su lucha, sino la de todos los que alguna vez habían sido tocados por la Voz.

Y ahora, el ciclo había comenzado de nuevo.




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