Capítulo 19: El Núcleo del Ciclo

La puerta se cerró detrás de ellos con un estruendo sordo, como si el mundo entero hubiera reaccionado al acto de desvelar lo oculto. Clara y Lucas se encontraron en una sala de dimensiones vastas, llena de cables rotos, pantallas parpadeantes y una energía palpable que recorría el aire. La luz tenue apenas iluminaba el lugar, pero lo suficiente para ver los trazos de un mapa antiguo inscrito en las paredes, cubierto por símbolos que Clara reconocía del plano.

El núcleo del ciclo estaba frente a ella. Era un dispositivo de aspecto extraño, que parecía una mezcla de tecnología avanzada y artefactos de un tiempo olvidado, como si hubiera sido diseñado por mentes que no pertenecían a este mundo. Estaba rodeado de cables que se conectaban con cada rincón de la fábrica, como arterias invisibles que lo alimentaban.

—Esto es... —murmuró Clara, sintiendo cómo el peso de la historia que había comenzado a desentrañar se comprimía en su pecho—. El ciclo. El origen.

Lucas miró alrededor, sin poder evitar que su mirada se detuviera en las pantallas que parpadeaban, mostrando fragmentos de personas, rostros distorsionados por el miedo, escenas de caos que parecían suceder en tiempo real, pero que Clara sabía, de alguna manera, ya habían sucedido. Eran imágenes de los crímenes futuros, que la Voz había manipulado.

—Es más grande de lo que pensábamos —dijo Lucas, su voz sombría, captando la esencia de lo que ambos sentían—. Este lugar no solo está conectado al pasado, también lo está al futuro.

Clara asintió, su mente trabajando a mil por hora mientras observaba el núcleo. Sabía que allí estaba el poder que había estado buscando, el poder necesario para destruir la Voz y el ciclo de manipulación que había impuesto sobre el mundo. Pero también entendía que, para hacerlo, debía desmantelar algo más grande que solo un artefacto.

—¿Cómo lo destruimos? —preguntó, dirigiéndose a una mesa llena de dispositivos y cables.

Lucas la miró, su rostro reflejando la misma confusión que ella sentía. Aunque ambos habían recorrido un largo camino, nunca hubieran imaginado que el final fuera tan complejo, tan... definitivo.

—No lo sé —respondió, su voz vacilante—. Pero sé que no debemos dudar. Si lo destruimos, todo cambiará. Las consecuencias no solo nos afectarán a nosotros. Afectarán a todos. Quizás incluso al mundo entero.

Clara se acercó al núcleo, tocando uno de los cables con la mano, sintiendo una descarga de energía recorrer su cuerpo. La visión del futuro comenzó a invadirla, las imágenes de los crímenes por venir se volvían más vívidas, más reales. Podía escuchar las voces que susurraban en su mente, reconociendo la Voz en cada una de ellas.

—Esto es lo que me ha estado guiando todo este tiempo... —dijo Clara, mirando a Lucas con una expresión de horror—. La Voz... ¿es parte de esto?

Lucas se acercó, poniendo una mano sobre su hombro, tratando de darle algún consuelo, aunque él mismo estaba tan perdido como ella. La Voz no solo era un eco en su mente, sino una manifestación de lo que el ciclo había creado. Una conciencia hecha de manipulación y dolor.

—Tenemos que destruirlo —dijo Clara, con firmeza, pero su voz temblaba bajo el peso de la decisión—. No sé lo que pasará después, pero este ciclo... no puede seguir.

Con una determinación renovada, Clara comenzó a desactivar los mecanismos alrededor del núcleo. Cada cable que cortaba, cada componente que desmantelaba, le acercaba más al fin del ciclo, pero también le hacía sentir cómo algo dentro de ella comenzaba a desmoronarse. El sacrificio no solo estaba ligado al futuro, sino a su propia humanidad. El poder que contenía aquel artefacto era el mismo que le había dado la oportunidad de cambiar el curso del destino, pero también le estaba arrebatando algo vital.

—¡Clara! —gritó Lucas, su voz llena de alarma.

Clara levantó la vista, y vio cómo la pantalla central comenzó a parpadear con furia. El núcleo emitió un resplandor cegador, y las paredes comenzaron a vibrar con una fuerza aterradora. El ciclo no estaba dispuesto a ser destruido tan fácilmente. Algo en el sistema se había activado, algo que ni siquiera Clara había previsto.

De repente, una imagen apareció en la pantalla central, una cara distorsionada que parecía salir de la oscuridad misma. La Voz. Clara la reconoció al instante, aunque ya no era la misma entidad que había oído en sus sueños. Esta vez, su presencia era física, como si el mismo núcleo se hubiera convertido en su manifestación.

—Has llegado demasiado lejos, Clara —dijo la Voz, su tono cargado de malicia. La voz vibraba en las paredes, reverberando en los huesos de Clara.

Clara se detuvo, el miedo recorriéndola. Sabía que no podía retroceder, pero ver a la Voz allí, tan cerca, la llenaba de una sensación de impotencia.

—No puedo permitir que destruyas todo lo que he construido —continuó la Voz, sus palabras frías como el hielo. Clara sintió la presión del ambiente aumentar, como si la misma realidad estuviera colapsando a su alrededor—. Tu sacrificio no será suficiente. El ciclo no se detendrá.

Lucas se interpuso entre Clara y la pantalla, como si pudiera desafiar lo que la Voz representaba. Él también entendía que no podían rendirse ahora. Pero lo que no sabía era que el sacrificio ya había comenzado.

Clara dio un paso hacia el núcleo, dispuesta a hacer lo que fuera necesario. La Voz estaba jugando con sus mentes, tratando de intimidarla, de hacerla dudar. Pero ella ya no tenía tiempo para eso. Ya no podía perder más.

—Te detendré —dijo Clara, con voz segura, aunque la incertidumbre le quemaba en el pecho.

Y en ese momento, Clara comprendió lo que debía hacer. No era solo el núcleo lo que debía destruir. Era ella misma, su conexión con el ciclo, lo que debía romperse para que el futuro, el presente y el pasado quedaran libres de la Voz.

Con una última mirada a Lucas, Clara levantó la mano, lista para desatar el poder que cambiaría todo.