La llave

Capítulo 8

Cuando tenía tres años odiaba a sus primos. No los quería en absoluto.

Siempre la estaban molestando y lloraba porque no la dejaban en paz.

No los quería en absoluto, pero tenía que aprender a llevarse bien con ellos.

Cuando cursó tercer año de primaria, descubrió en ellos muchas cosas que jamás había tenido: aventuras, juegos y mucha imaginación.

Nicolás, Leonardo, Ricardo y Mónica compartieron con ella recesos llenos de juegos infantiles, historias de héroes con fantásticos poderes, música y, sobre todo, amor. Jamás había sentido tanto apego a alguien de su familia hasta ese momento. En especial hacia Nicolás.

Ella le puso el sobrenombre de Nick, pues siempre que llegaba a casa de su abuela le gritaba para que saliera a recibirla. Conforme fueron creciendo formaron una amistad que luego llegó a ser hermandad. Pero los años pasaron.

Cuando él cumplió quince años, todo fue fracturándose. Un mes antes Nick le había enviado un mensaje, avisándole que haría un viaje durante largo tiempo. Ella quiso despedirlo, pero cuando llamó a su casa, su tía le dijo que ya había marchado.

Durante medio año no supo nada de él. En casa no se mencionaba nada, y la única vez que se atrevió a preguntar, recibió una respuesta extraña:

—No te preocupes por él, ya vendrá. —Su tía ni siquiera la había mirado a la cara, pero su tono serio y sereno la hizo evitar más preguntas.

Para septiembre de ese mismo año, Nick volvió a casa; pero ella no pudo verlo hasta dos meses después. Había evitado sus mensajes en redes sociales, y siempre que llamaba a su casa su tía le decía que no estaba.

Alexandra sintió un enorme hueco dentro de sí.

Cuando por fin pudo verlo, Nick estaba cambiado de la cabeza a los pies.

Su cabello lucía opaco, tenía ojeras marcadas y estaba muy delgado. No sonreía muy seguido, no la veía a los ojos al hablar, y cuando lo hacía, Alexandra sentía sus ojos como piedras. Lucía agotado, hastiado y triste. Alexandra sentía que era infeliz.

Varios meses después, cuando Nick cumplió dieciséis, las cosas mágicamente mejoraron. Su relación tan unida volvió, la sonrisa y las bromas igual, pero Alexandra seguía sintiendo que era otra persona… quería pensar que una persona mejor.

Ahora, en Septiembre; un año después; lo sentía como el único apoyo que podía tener.

—Oye… —La voz de su primo llegó desde atrás y la hizo voltear. La fiesta había concluido y solo estaba esperando a sus padres para volver a casa.

—¿Si?

—Necesitamos hablar. —Nick estaba serio; por primera vez en varios meses, Alexandra volvió a ver a esa nueva persona en la que él se había convertido.

—¿De?

—¿Recuerdas mi viaje del año pasado?

—Si…

—Quiero contarte lo que pasó.



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En el texto hay: vampiros, magia, fantasia y aventura

Editado: 27.06.2018

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