La Lluvia de Almas

La página de CABA

Los días en la escuela eran siempre igual, hasta que la chica esta, Belén, intentara prender fuego su departamento, dejando a todos con la pregunta más boluda que alguien se podía preguntar. Por que el fuego se frenaría justo en frente de la habiatcion de ella? No se, chicos, solo se apago y listo. Tanta importancia le van a dar?Si porque eran el grupo más inmaduro de toda la escuela.Le daban más importancia ellos, que la policía.

–Te dije que no me importa. Y menos tu página esa.–Dijo uno de esos pibes que no hablan nunca, esos a los que nunca les prestaron atención y ahora querían su opinión.

Todo el colegio hablaba de la página que habían creado un grupo de pibes y pibas del colegio. Por lo que había escuchado, era una página donde todos comentaban lo que pensaban de este caso, y de otros que habían pasado hace tiempo atrás también.
Me parecía lo más inservible que había escuchado, se pensaban que por hacer una página, decir lo que pesaban, serviría para que la policía o el gobierno de Argentina hiciera algo.

.Habían cosas más importantes en las que pensar. Una por ejemplo era que no había vuelto a ver a esa viejita. Y habian pasado un par de días y me parecía raro que al ser del barrio, no la vea otra vez.

Últimamente la gente de mi curso me estaba cayendo cada vez peor, hacían cosas que me molestaban, me parecían muy inmaduros, y hasta creo que lo eran.

–Dale Nito, no podes ser tan amargado, es solo una jodita a la nena esta que se sienta en frente a vos y nada más–Me decía el taradito de la clase, este que se creía el chistoso, el más capo de la clase, Gonzalo.

–¿Que paso Nito? te molesto que te dijéramos chupa media en frente de la nenita esta?–

Lo que más me molestaba no era que me jodieran diciendo que me gustaba la nenita esta, Julieta, me molestaba que me dijieran Nito, mi nombre es Bruno, no Brunito, Nito, Palito, o todos esos apodos que ni mi vieja me decía.
Y demasiado dividido estaba el curso entre los que se creían los más capos, los más lindos, los que no se metian en nada porque no les interesaba, y ahora estaban los que creían en que algo raro había en ese departamento como cualquier otro. 
Aca en CABA podias encontrarte personas de todo tipo, y justo las más jodidas me habian tocado a mi.

Cuando teníamos que salir era un acumulamiento de pibes que querían salir lo mas rápido de acá para ir a sus casas, a ver la super cosa que unos inmaduros habían puesto en internet, solo para tener seguidores y un par de likes. Obviamente la intriga me comia, quería ver que ponían que hacia que tuvieran tantos seguidores como decían que tenían.

Caminar a casa por las calles centrales, es como caminar por un desierto, en el sentido que nadi te da bola, te podes parar en el medio de la plaza y la gente te va a rodear, solo eso y nada más. Estas en tu mundo? Bueno correte porque nosotros estamos en el nuestro.

Caminaba a paso apurado, los colectivos tienen hora de llegada, el 176 que me llevaba a la sala de baile, salía de la terminal, literalmente, dos minutos después de que la escuela nos dejara salir. Tenía solo dos minutos para llegar a tiempo, porque la escusa de que me había quedado dormido un Lunes, ya no servía.

El salón era esos típicos lugares de las películas, grande, con espejos que llegaban del techo al piso, con profesores viejos, y un piano en el rincón de la gran pista.
Ensayamos en la parte donde se hace ballet, y después nos vamos al escenario de teatro. 
Hacíamos una coreografía, que representaba sin palabras, una obra.
Para esta clase teníamos que crear una obra donde, mediante el baile, expliquemos como eran antes la vieja ciudad de Buenos Aires, como era la política, la cultura, como las personas vivían anteriormente.

Me parecia un tema bastante pedorro. Mira que habían temas, pero el profesor siempre decía

–"los chicos de ahora, los jóvenes como ustedes, se interesan en estos temas, solo si tiene alguna relación con los gustos de ahora"–

Y tenía razón, porque, a ninguno de mis compañeros les interesaba este tema, y menos venir a ver un baile sobre el mismo.
Ponele que las clases duraban dos horas, pero ahora con esto teníamos que ir también los sábados y eran 3 horas. Bastante pesado diría yo.

Cuando terminaba, ya eran como las seis de la tarde, la gente a esta hora ya casi ni anda por las calles, están los que hacen este tipo de cosas, los que trabajan y los que no me imagino que pueden estar haciendo.

Cuando el colectivo llegaba a la última parada del recorrido, yo era el único en el colectivo, haciéndole compañía al simpático chófer, que ni buenos días te decía.
Tenía que caminar unas dos cuadras y listo, habría la puerta de vidrio, llamaba al ascensor, llegaba al último piso, y la tercera puerta a la izquierda era donde pasaba la mayor parte del tiempo cuando no estaba en el colegio o bailando.

Mayormente llegaba, comía algo con mi mamá, que se quedaba esperando a mi viejo que llegue del trabajo, y yo me metía en mi pieza a hacer tarea, escribir, dibujar, practicar algo de baile, hacer cosas de hombres, o mejorar algunos pasos de baile.

Tenía la computadora pegada a un ventanal grande que te llevaba al balcón, y desde allí se podía ver todo.
Del otro lado de el ventanal, pegado a este, estaba el ropero negro que tenía desde que tengo memoria, y en la pared de enfrente la cama de dos plazas. Las paredes tienen un color azul oscuro, que había usado para tapar un dibujo que habia hecho hace unos años atrás en la pared y había quedado horrible.
La computadora andaba media lenta, era vieja, pero me servía de todos modos.
Entre a todas las páginas que hablaban sobre el baile en esas épocas, leí portadas de libros de historia, pero nada me daba una idea.
Apreté la barra del navegador, y me quedé en blanco, no sabia de que otro modo buscar, ni que buscar.
Aunque tal vez si sabia que buscar exactamente, que tal vez no se relacionaba del todo con el tema.



#1803 en Paranormal

En el texto hay: amor, brujas, suspenso

Editado: 08.06.2020

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