La loba en invierno

Capítulo 2

Wilfred

 

Observé alejarse a Ilenia Mordano. Ella me había impactado tanto, que a penas si me di cuenta de la mirada de disgusto de mi padre sobre mí, mientras Belinda parloteaba de alguna tontería, prendida de mi brazo.

Traté de fingir que no pasaba nada, pero la verdad no podía comprender ni una palabra de lo que mi acompañante decía, y tampoco escuchaba lo que papá dialogaba con su amiga, Alberta. Cuando ella se fue, se acercó a mí y ya me imaginaba yo sus reproches.

— Nos disculpa un momento, señorita — masculló mi padre hablando hacia mi compañera.

Belinda se alejó un poco, pero no demasiado, y papá se dirigió a mí:

— Más te vale que no hayamos perdido una cuenta millonaria por culpa de esta estúpida — gruñó haciendo un gesto hacia Belinda. — Deberías tener en cuenta que pronto vas a casarte, ya no quiero a ninguna de tus amiguitas en reuniones de negocios, ¿está claro?

Mi padre no levantaba la voz; sin embargo, su mirada dura y sus dientes apretados me lo decían todo. No quería pensar en lo que pasaría cuando se enterara de que rompí con Janiset.

La esperanza de mis padres estaba en mi boda con mi novia de la adolescencia, ella era hija de un hombre poderoso cuyas finanzas estaban en manos de nuestra empresa, y papá temía que retiraran sus activos si la boda no se realizaba, yo no supe esto hasta que Jan y yo comenzamos a distanciarnos y mamá me lo confesó saliendo en defensa de mi padre durante una discusión.

— Le daré su teléfono para que pueda llamarla, estoy segura de que podrán acordar algo — intervino Alberta, de manera conciliadora, ella se encontraba de pie detrás de mí, sin que yo supiera en qué momento había regresado o si había oído nuestra pelea.

— Gracias, ¿me lo pasa en un mensaje, por favor? Yo me ocuparé — respondí alejándome de mi padre hacia donde se encontraba Belinda. — Vámonos — le ordené y, tomándola del brazo, la saqué del lugar.

Claro que me ocuparía, y no solo por la cuenta, sino porque algo en esa mujer me había intrigado, ella había movilizado dentro de mí cosas que no sabía ni que existieran, y necesitaba desesperadamente volver a verla.

 

***

 

Ilenia

 

El nuestro era el edificio más grande de la ciudad, y pertenecía a la manada. Aquí funcionaban las oficinas de mi empresa, la constructora de mi hermano y los negocios de varios miembros de la manada. La mayoría de nosotros nos quedábamos aquí durante la semana, y los viernes regresábamos a nuestra aldea, que se encontraba en medio del bosque, a dos horas y media de la ciudad.

Mientras estacionaba, pude ver llegar a Milo con su novia, Janis. Al ver a mi cuñada, de pronto recordé que ella me había mostrado fotos de su exnovio, y entendí por qué me pareció tan familiar el hijo del Sr. Baumann, a quien había reconocido en la fiesta de beneficencia del Orfanato como mi pareja destinada. Era la misma persona. No podía creer la coincidencia, el hombre que la Diosa Luna escogió para mí, era el exnovio de Janis.

Saber esto me causaba un poco de confusión, puesto que lo consideraba como un desgraciado engreído, las cosas que ella me había contado sobre él, y la conversación telefónica que había oído entre ellos, no lo dejaban en una posición favorable, aunque Janis, a pesar de su maltrato, lo había defendido diciendo que era una buena persona y que simplemente estaba pasando por una etapa difícil.

<<Obviamente es así>>, respondió mi loba ante mis pensamientos. <<La diosa no nos habría dado un compañero que no fuera digno de nosotras.>>

<<Es cierto, pero tomaremos la situación con precaución.>>

Me quedé un rato sentada en el automóvil, antes de entrar, meditando en toda la situación. Janis acababa de mudarse con Milo, luego de un terrible altercado con su madre. Ella era humana y apenas se estaba adaptando a la situación de ser la pareja de un hombre lobo, me preguntaba cómo tomaría este hecho mi propia pareja...

<<No nos rechazará, es obvio que se sintió atraído al vernos, te aseguro que estará pensando en nosotras todo el fin de semana.>> Mi loba no podía concebir que hubiera algo malo con nuestro destinado, pero yo no era tan optimista y deseaba ir paso a paso.

<<Es cierto, pero es algo natural que los humanos se sientan atraídos hacia los lobos, eso siempre ha sucedido, no significa nada.>> Comenté tratando de hacerla reflexionar.

<<Es diferente, este humano es nuestra pareja destinada, claro que significa algo.>> Ella estaba empecinada, y esto me pronosticaba muchos dolores de cabeza, pues no estar de acuerdo con esa parte salvaje que habita en el interior de cada lobo, era algo difícil de sobrellevar.

<<Supongo que tienes razón>>, acepté.

<<Debimos quedarnos e intentar acercarnos más a él.>>

<<Verás como el lunes nos llama, de todas maneras, si así no fuera la Diosa lo volverá a poner en nuestro camino, y si no lo hiciera y para que te quedes tranquila, siempre podemos pedirle el número de su estudio a Alberta y llamarle.>>

Esto era cierto, cuando Selene formaba una pareja, estos se encontarían una y otra vez hasta que el vínculo se estableciera definitivamente, así era el lazo de los destinados. Sería cuestión de tiempo hasta que Wilfred Baumann y yo volviéramos a cruzar nuestros caminos.




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