La loba en invierno

Capítulo 5

Wilfred

 

Al llegar a casa mamá se encontraba en la sala, recostada en el sofá con un antifaz de dormir de color fucsia sobre sus ojos.

— ¿Mamá? — Me acerqué a ella para comprobar que estuviera bien.

— Hijo... — mencionó mi nombre quitándose el antifaz. — Qué bueno que llegaste.

— Ya estoy aquí, mamá — acaricié su cabello y luego me senté en un sillón cercano.

— Gracias querido — susurró muy dulcemente. — Pero dime, ¿has visto a Janiset?

— Sí, fuimos a la heladería de la calle veintitrés — respondí distraídamente mientras chequeaba los mensajes, entre los cuales había uno de Belinda, invitándome a cenar, esto me dio fastidio, pues ya no me sentía con deseos de estar con ella, todo lo que había logrado metiéndome con una tonta así, era arruinar mi relación con Janiset y mi trabajo en la empresa de mi padre. La culpa no era suya sino mía por actuar sin pensar, algo que no volvería a ocurrir, estaba a punto de graduarme y tomar formalmente mi puesto, debía actuar en consecuencia.

— Me alegra, hijo, sabía que podías arreglar las cosas.

— No hemos arreglado nada. Janiset ya esta saliendo con alguien más.

— ¿Qué? — Ella se puso de pie de un salto, lanzando el antifaz al suelo. — ¡No puedes permitir eso! — La dulzura de su voz se disipó por completo.

— Mamá, Jan y yo no nos amamos, quedamos en que solo seremos amigos...

— No te puedes rendir, nadie puede quitarte lo que te pertenece, Janis tiene que ser tu esposa.

— Eso no será así, ella no es un objeto para pertenecerme y tiene derecho a ser feliz y tener a alguien que la ame como merece.

— Pero ella es la mejor chica que podrás encontrar, su familia tiene acciones en las empresas mas importantes a nivel mundial, además es buena, no puedes dejarla ir.

— ¡Mamá! Basta, lo que no puedo es estar con Janiset por conveniencia, eso no está bien y como tu dijiste, es buena, no merece eso.

— No entiendes que con la cuenta de su abuelo cambiaremos por completo nuestra vida, ¡estamos al borde de la quiebra! — Estas últimas palabras las dijo en un grito haciéndome quedar pasmado.

Yo no sabía estas cosas, no tenía idea de qué responderle. La miré por un momento y luego subí a mi habitación, necesitaba meditar en sus palabras, ¿si estábamos al borde de la quiebra era porque estábamos llevando un estilo de vida mas elevado del que podíamos pagar? En ese caso, los ingresos de la compañía debían estar siendo muy bajos, pero ¿por qué? ¿Por qué yo no había visto esos libros de cuentas? ¿A caso papá no me los había mostrado por alguna razón? ¿Era por esto que también estaba desesperado por obtener la cuenta de Ilenia Mordano?

No podía creer la pesadilla en la que se estaba convirtiendo mi vida, yo tenía en mente que teníamos una empresa floreciente desde que tenía uso de razón, teníamos muy buena reputación, ¿qué estaba pasando?

Había pasado cerca de una hora cuando oí la puerta de entrada, por lo que decidí bajar a hablar con mi padre.

— Papá — lo interpelé al terminar de bajar la escalera. — Mamá me ha dicho que estamos al borde de la quiebra, ¿es cierto?

Ambos se miraron de manera misteriosa.

— Lo solucionaremos, hijo, no es nada que no podamos enfrentar — su voz sonaba temblorosa.

— No será a costa de mi relación con Janis, porque eso se terminó — afirmé con determinación.

— Ya no hará falta nada de eso — comentó pasando su maletín de una mano a otra.

En ese momento mi móvil sonó y vi el nombre "Emilia" en la pantalla.

 

Llamada:

— ¿Señora Gestaldi? — Respondí a la madre de Janis.

Willy, querido, ¿has visto a Janis? — Su pregunta me sorprendió e hizo que de inmediato yo observara a mi padre, cuyo nerviosismo había aumentado.

— Estuvimos juntos hace más de una hora, nos separamos en la heladería a la que íbamos cuando niños, papá me llamó y debí marcharme. ¿No está con su novio? — Respondí de manera casual.

No, es que no ha regresado y estamos muy preocupados, porque su automóvil quedó en la cafetería — ella sonaba muy asustada y la situación era preocupante verdaderamente, puesto que no era propio de Jan desaparecer sin dar aviso.

— Iré para allá.

Fin de la llamada.

 

De inmediato me dirigí a mi padre:

— Janis está desaparecida, ¿sabes algo de esto, papá?

— Tu padre no tiene nada que ver — intervino de inmediato mamá.

— Respóndeme — insistí sin prestarle atención.

— Hice lo que se requería. Lo que tu no tuviste el valor de hacer.

— ¿Has llevado a Janis a ese bosque?

— Si no hubieras arruinado tu relación con ella nada de esto hubiera sido necesario — mi padre me gritaba con los ojos desencajados.

— Nada puede justificar lo que has hecho, ¿te das cuenta que pueden haber secuestrado a Janis?

— Haré lo que sea para salvar nuestro negocio — mientras el decía estas palabras mamá lloraba y se tapaba la boca con las manos.

— Un negocio al que renuncio de por vida — exclamé mientras buscaba mi chaqueta.

— Si te atreves a irte no vuelvas, cortaré todas tus tarjetas... — Comenzó a decir tomándome del brazo para detenerme, pero yo sin poder contenerme le lancé un golpe en el rostro al que él respondió de la misma manera partiéndome el labio, no peleábamos así desde que yo era adolescente. Lance la chaqueta y me largué.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.