La loba en invierno

Capítulo 6

Wilfred

 

Llegué a casa de Janis con temor de que fuera mi familia la culpable de lo que le sucediera, y con un terrible pánico de que eso fuera algo muy malo. Toqué la puerta y su madre me abrió.

— Will, ¿qué te paso? — Preguntó Emilia quien se veía muy alterada.

— Creo que sé dónde puede estar — declaré sin poder dejar atrás los nervios que me embargaban.

— ¿Qué quieres decir? — Me interpeló el que reconocí como el novio de Janis, el hombre, de cabello negro y ojos verdes se abalanzó sobre mí claramente enfurecido, pero el padre de Janiset, que para mi sorpresa también estaba allí, se interpuso.

— Mi padre... él quería que yo llevara a Jan al bosque, al norte de la ciudad, pero me negué, sé que tiene negocios con alguien influyente, yo no... — tragué saliva tratando de controlar mis emociones, al mismo tiempo sentía temor de decir todo lo que sabía. — No sé quién — dije sin atreverme a mencionar que se trataba del abuelo de Jan, — pero quería algo de Janiset. Discutí con mi padre y me negué a hacerlo, eso fue antes de que nos encontráramos. Cuando estaba con Janis, me llamó y me pregunto dónde estábamos, también se disculpó y me dijo que necesitaba que fuera a ocuparme de un cliente, por eso me fui... creo... creo que puede estar en algún lugar del bosque.

El novio de Janiset corrió hacia el exterior de la casa

— Milo, espera... puede ser peligroso para ella que aparezcas así... — dijo el señor Gestaldi intentando detenerlo.

— Infórmame si tus contactos saben algo — contestó sin detenerse.

— Lo seguiré.

— Iré con usted, señor — dije.

— Y yo también — habló la señora Emilia.

— No, Em, es mejor que te quedes aquí, puede ser peligroso.

— Pero...

— Te mantendré informada, por favor — el se acercó a ella y acarició sus brazos para luego besarla en la frente. Me sorprendió mucho esto, pues no tenía idea de que siguieran en contacto. Ella siempre decía que era viuda, aunque yo sabía por Janis que no era así.

Salimos y lo seguí hasta su auto, yo me subí en el asiento del acompañante y nos mantuvimos en silencio. Él realizó varias llamadas en el camino, en las que parecía estar buscando información sobre el paradero de Janis.

— Fue mi padre quien hizo esa solicitud, verdad?

— Sí, señor.

— ¿Tu padre te golpeó? — Preguntó de repente cuando íbamos ya por la mitad del camino.

— Yo lo golpee primero — repliqué sin mirarlo.

— Imagino que esta situación debe ser difícil para ti.

— He renunciado a trabajar en la empresa y me ha echado de casa, además Janiset es una hermana para mí, que haya participado en algo para hacerle daño no tiene perdón.

Tragué duro para no denotar la angustia que sentía.

— Emilia siempre me ha dicho que eras un buen muchacho. No creo que tus padres sean malas personas, simplemente a veces las circunstancias desfavorables nos hacen tomar malas decisiones.

— Me graduaré pronto y trabajaré de manera particular hasta que pueda poner mi propio estudio contable hablé sin querer oír la justificación que daba sobre mi progenitor, él lo debería saber muy bien, después de todo, había estado ausente de la vida de Janiset, casi toda su vida.

— No lo dudo...

Llegamos al lugar y pude ver estacionar delante nuestro un auto pequeño, del cual descendía Lena, la amiga de Janiset. y una camioneta estacionó detrás nuestro, de ella se bajó un hombre alto y rubio que parecía un vikingo, con cabello largo y junto a él, dos mujeres, una pelirroja bella y voluptuosa y para rematar las sorpresas que me había dado este día, Ilenia Mordano. Cada vez que la veía me resultaba más hermosa.

— Aaron está rastreando su móvil — dijo el rubio dirigiéndose a Milo. — Pronto estará aquí con los demás.

— Yo ya tengo la localización de su teléfono, está en su coche — respondió este que parecía gruñir cada vez que hablaba. — Exploraré el lugar — declaró mientras se quitaba la camisa.

— ¡Milo! — Fue la voz de Ilenia, llamando la atención del novio de Jan.

Él lanzó la camisa al coche y se internó en el bosque, seguido por el rubio y la pelirroja, parecía que todos ellos se conocían bien, pues no intercambiaron palabras sino que parecían seguir un protocolo silencioso. Pronto se perdieron de mi vista y pude prestar atención a mis acompañantes.

— ¿Sabes lo que ha pasado? — Preguntó Lena acercándose a mí.

— Alguien le pidió a mi padre la localización de Janiset y...

— Milo la encontrará — dijo Ilenia aproximándose a nosotros. Por su parte Bruno Gestaldi se había alejado para hablar por teléfono. — Soy hermana de Milo — se presentó ella ubicándose entre Lena y yo.

— Yo soy Helena, Jan es mi mejor amiga — ambas me miraron.

— Yo soy su amigo también — dije, ante lo que Lena me lanzó una mirada interrogativa. — Jamás imaginé que volvería a verte en estas circunstancias — hablé volviéndome hacia Ilenia.

— A veces no sabemos que vueltas dará el destino — dijo ella con una sonrisa.

Realmente no lo sabía, Ilenia era hermana del nuevo novio de mi ex. Era el colmo de las casualidades, si ella había compartido un poco con Janis, seguramente debía tener un concepto terrible de mí, al igual que Lena, a su lado, con quien me había lanzado en el primer año y hasta ahora me miraba con repudio, sin contar con todo lo que había intentado desprestigiarla delante de Janis para que no le creyera en caso de que alguna vez mencionara mi osada actitud.




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