La Luna Del Cielo

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-Entra mi niña- dijo el tio Paco. -Que grande y bonita estás!!- dijo, cambiando el gesto de preocupación en el rostro por uno de ternura. -Entra hijita- dijo su padre, imitando a su hermano. La niña entró timidamente. -Dame un abrazo mi pequeña sobrina, hace tiempo que no te veía- dijo. Ella obedeció a su tio y lo abrazo con ternura. -Te pareces tanto a mi hija Sophia, me recuerdas mucho a tu prima....-.  Pero Angy ya no pudo comprender el resto del comentario de su tio, las palabras que había escuchado en la puerta de su humilde casa sonaban como tambores en su cabeza.

Por la tarde, David esperaba pacientemente a Angy a la orilla de la laguna, habian acordado en pescar juntos. Angy observó a la distancia a su amigo y pensó que era muy privilegiada al tener a su lado a alguien tan especial, el chico que la enfurecía, pero a la vez la llenaba de hermosos gestos, que le jugaba bromas pesadas, pero a la vez la protegía de cualquier peligro; sin embargo ahora, sabía que ese chico fuerte y decidido no podía hacer nada para salvarla de lo que se acercaba. 

David sintió los pasos de la pequeña, sin girar para verla dijo. -Camina en silencio Angy, vas a espantar a los peces- Ella automáticamente obedeció, haciendo un cómico gesto para caminar. El sonrió, sabía que ella eran tan hermosa como divertida. Finalmente llegó a él y se sentó lentamentea su lado, él la omiró e inmediatamente sintió una opresión en el pecho; su amiga había llorado y ella no era una chica que llorara fácilmente, dejó sobre el suelo la caña de pescar que había fabricado  y se giró para prestar toda la atención a la chica. -¿Que te sucede?- dijo observándola directamente a los ojos. Sabía que ese estado de ánimo no era producto de alguna broma de los otros chicos, era algo sumamente grave. 

Angy había dejado su hogar, después de escuchar la más triste noticia que habría podido escuchar durante su corta vida, no había parado de correr hasta llegar cerca del lugar en que David la esperaba. Sabía que no podía presentarse frente a él en ese estado de ánimo, por lo que se sentó a desahogar su tristeza un largo tiempo, hasta creer que se había tranquilizado un poco, su broma al acercarse a él era para disimular un ´poco su tristeza frente al chico. 

David, había pasado una noche un tanto atropellada, como otras noches, había soñado con estrellas y luna brillantes y al final de su sueño, aparecía el rostro de Angy, mostrando su acostumbrada sonrisa y sus  hermosos hoyuelos; los que aumentaban la belleza de su rostro; ella en su sueño lo tomaba cariñosamente de las manos y le repetía -siempre juntos-. finalmente los sueños terminaban y despertaba con una dulce sensación de alegría;  sin embargo la noche anterior, Angy no aparecía en su sueño; se veía sentado observándo la luna y las estrellas con una enorme tristeza en el pecho; había amanecido y el sueño terminaba sin la imagen de la niña y eso había provocado un día lleno de sentimientos tristes para el chico.

-¿Que te sucede?- repitió él nuevamente, con el corazón latiendo a mil por hora. -David....si yo algún día no esté aquí contigo...¿tu me olvidarias? - dijo ella a punto de llorar. El instintivamente la abrazó; jamas lo había hecho; a pesar de conocerse de toda la vida. Reinó el silencio, él sabía que si emitía palabra no podía contener el miedo y la tristeza que había inundado su corazón. 

-¿David?- insitió ella, rompiendo el silencio, -Jamas te olvidaría- dijo él finalmente; recostándo su rostro en el hombro de la chica; esa muestra de cariño era nueva para ambos, como el dolor que estaban sintiendo. 

David sin escucharlo lo sabía, ella no tuvo coraje para decirlo, -regresaré- dijo ella. -¿Lo prometes? - dijo él. Ella hizo una afirmación mirándolo fijamente a los ojos. -Yo te esperaré- dijo él con voz fuerte y segura. De repente la niña se abalanzó hacía él y lo besó en la mejilla; el niño enrojeció y sonrió tristemente. -Yo te esperaré siempre- repitió. Se quedaron en silencio observándo el agua de la laguna, que los había visto divertirse tantas veces.

Los preparativos para el viaje habían iniciado, la madre de Angy lloraba por los rincones y se limpiaba las lagrimas de prisa cuando la observaban sus hijos y su esposo; trataba de mantenerse firme y apoyar a su esposo en la decisión que habían tomado. Tomás había sido victima por 2 veces de amenazas de parte del ejercito que merodeaba por el municipio. Lo acusaban de apoyar al grupo guerrillero y de proveerlos alimentos de la finca que cuidaba. Él le había insistido al comandante del ejercito que era mentira la acusación, sin embargo sabía que en varias ocasiones habian visto salir a 3 de sus antiguos vecinos y amigos de toda la vida de salir con provisiones de la finca que él administraba. Tomás lo había hecho para que las familias de sus amigos no padecieran de hambre ya que sin ellos para proveer a sus familias, sus hijos y esposos estaban sufrindo situaciones muy dificiles, sin embargo los miembros del ejercito pensaban que esas provisiones eran para apoyar el movimiento subversivo.   

Angy sufría en sobremanera, el dolor aumentaba cada vez que se acercaba el día de la partida.  David y ella ya no se veían con los mismos ojos, algo grande había nacido en sus corazones; él acudía a sus reuniones diarias, con flores de diversos colores, ella los recibía con una sonrisa y un beso en la mejilla; luego caminaban por sus lugares de costumbre y conversaban del futuro. -Cuando regrese, haré una casa en ese lugar- dijo ella, mostrando la orilla del lago, la pintaré de azul. -dijo ella. -Yo te ayudaré- dijo el chico observándo el lugar que ella señalaba. 

Los días transcurrieron los padres de Angy habían vendido sus muebles, ya no quedaba nada, solamente el equipaje lleno de ropa, fotografias viejas y ....recuerdos; el siguiente día viajarían a un rumbo desconocido; a empezar una nueva vida.




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