La voz que tanto anhelé
Al borde del abismo escucho tu nombre, aquel susurro que no lograba salir de mi cabeza me volvía loca. Por años mi mente, inundada de tu nombre, me pedía ayuda. ¿Quién eres?, me preguntaba siempre que te escuchaba, aquella voz gruesa y melodiosa que terminaba en un susurro y que solo yo podía escuchar. ¿Qué quieres?, era otra pregunta que con frecuencia surgía. La curiosidad mató al gato, me decía mi mente, pero el gato murió sabiendo, respondía mi corazón.
El misterio de tu voz me embriagaba hasta el punto de hacer lo que sea para poder conocer la razón de tu nombre, de ti. Qué pena que solo pueda escucharte, y no poder conocer al dueño de la voz que al pasar de los años había logrado enamorarme.
El primer día que te escuché, fue horrible, tenía tanto miedo, pero ahora espero con ansias la noche para sentir la armonía de tu voz que hace a mi piel erizarse.
La lealtad que tiene cada parte de mi cuerpo hacia a ti me asusta.
Hacer lo que sea…siempre lo pensaba, temía nunca poder conocerte, tenía miedo de que algún día no pueda recordarte, temía nunca poder saber la razón de porque me habías escogido a mí, pero tenía mucho más miedo de que me abandonaras para siempre. Escribí sobre ti en mi diario para nunca olvidarte, intenté cientos de métodos para poder encontrarte en mis sueños, pero fallé ….
Al pasar del tiempo, llego el día que tanto anhelé, pude verte y ahora puedo ponerle un rostro a tu voz. Hasta que pude reconocer el espejo frente a mí y entendí que nunca exististe. Me miraba con una mirada de temor y cariño, y pude reconocerme.
Esa voz que siempre escuchaba era la voz de mi alma que me pedía a gritos poder salir de la ensoñación, ese nombre era el mío y que por tantos años no reconocí. Y ahora me siento vacía y que a pesar de que nunca exististe, existe un gran recuerdo de ti.
A pesar de ahora ser libre, libre de mí….