🎃La Leyenda de Hollow's End🎃
Emily y Jake siempre habían sido aventureros. Desde niños, su amistad había estado cimentada en el amor por lo desconocido, explorando las colinas y los bosques cercanos, inventando historias de fantasmas y buscando tesoros escondidos. Ahora, como adultos jóvenes, ese deseo de explorar lo desconocido no había disminuido, sino que se había intensificado. Hollow's End tenía una reputación sombría, especialmente la abandonada Mansión Blackwood, que se erigía en el borde del pequeño pueblo.
Se decía que la mansión estaba maldita y que sus antiguos residentes, los Blackwood, habían encontrado un final trágico. La leyenda contaba que Eleanor Blackwood, la hija menor, había sido una joven hermosa y llena de vida, cuyo prometido, Henry, murió en circunstancias misteriosas la noche de Halloween, siglos atrás. Desde entonces, el espíritu de Eleanor vagaba por la mansión, atrapada por la tristeza y el dolor de perder a su amado.
La víspera de Halloween, Emily y Jake decidieron enfrentar sus miedos y desentrañar el misterio de la mansión. Caminaban por la calle principal de Hollow's End, iluminada por farolas antiguas que arrojaban largas sombras en el pavimento. La gente del pueblo, al verlos acercarse a la mansión, murmuraba en voz baja, susurrando advertencias y recordando historias de otros que habían intentado lo mismo y no habían regresado.
—¿Estás segura de esto, Emily? preguntó Jake, su voz temblando ligeramente, mientras cruzaban la verja oxidada que rodeaba la mansión.
Emily, con una mezcla de emoción y desafío en sus ojos, asintió. —Claro que sí, Jake. Hemos esperado años para esto. Además, ¿No te parece que es hora de que alguien desmienta esas viejas historias?
Jake no estaba tan seguro. Había algo en la mansión, incluso desde la distancia, que le causaba un escalofrío en la espalda. Las ventanas rotas y las puertas colgantes le daban la apariencia de un rostro torturado, observándolos con desdén. Pero Emily siempre había sido la más valiente de los dos, y no quería parecer cobarde a sus ojos.
—Está bien, vamos —dijo, intentando sonar más valiente de lo que se sentía.
La puerta principal de la mansión estaba apenas sujeta a sus bisagras. Con un chirrido que resonó en la noche silenciosa, la empujaron y entraron. El interior estaba sumido en la oscuridad, y el aire era frío y denso, impregnado de una quietud antinatural. Cada crujido del suelo bajo sus pies resonaba en la vasta oscuridad, haciéndolos sentir como si no estuvieran solos.
Emily encendió su linterna, su luz cortando la oscuridad y revelando una sala de entrada llena de polvo y telarañas. Los muebles antiguos, cubiertos con sábanas blancas, parecían fantasmas inmóviles en la penumbra. Las paredes, adornadas con retratos de los Blackwood, los observaban con ojos vacíos.
—¿Te imaginas cuántas historias podrían contarnos estas paredes si pudieran hablar? —dijo Emily, su voz reverberando en el silencio.
Jake asintió, observando los retratos con una mezcla de fascinación y temor. —Sí, pero no sé si quiero escuchar todas esas historias. Algunas cosas es mejor dejarlas en el pasado.
A medida que avanzaban, Emily no podía evitar pensar en las historias que había escuchado sobre la mansión. Eleanor Blackwood era conocida por su belleza y amabilidad, pero tras la muerte de Henry, se decía que había cambiado. Algunos contaban que había intentado contactar con los espíritus, desesperada por hablar con su amado una vez más, lo que solo había intensificado la maldición que pesaba sobre la casa.
Jake, por su parte, intentaba mantener la calma, pero su mente no dejaba de recordar las advertencias de los ancianos del pueblo. "La mansión está maldita", decían. "Nadie que haya entrado ha salido sin sufrir las consecuencias". Intentó convencer a Emily de que se marcharan, pero cada vez que abría la boca para sugerirlo, algo en la determinación de sus ojos lo hacía callar.
Llegaron a la gran escalera que llevaba al segundo piso. La madera crujía bajo sus pies, y el sonido de su respiración resonaba en el aire pesado. Emily se detuvo en un rellano, observando las sombras que danzaban en las paredes.
—Jake, mira esto —dijo, señalando un retrato particularmente grande de una mujer joven con un vestido antiguo. Sus ojos parecían seguirlos, y una tristeza profunda emanaba de su expresión.
—Debe ser Eleanor —dijo Jake, acercándose—. Es... hermosa, pero hay algo en sus ojos...
Emily asintió. —Sí, es como si estuviera atrapada en algún lugar entre el amor y el dolor.
En ese momento, ambos sintieron un frío repentino, como si una presencia invisible los estuviera observando. Sin decir una palabra, continuaron su camino, sabiendo que lo que encontrarían en la mansión cambiaría sus vidas para siempre.
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Buenas noche, pecadores
Bienvenidos a mi primera historia de halloween, espero les guste.
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XOXO, Rose
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Editado: 31.10.2024