La Maldición de la Mansión Blackwood (historia corta)

Capítulo 2

🎃La Travesía🎃

Con linternas en mano y mochilas llenas de provisiones, Emily y Jake comenzaron a recorrer la mansión justo cuando el sol se ocultaba, tiñendo el cielo de un naranja ardiente. El viento soplaba a través de los árboles desnudos, haciendo que las sombras danzaran en el suelo y creando un ambiente aún más tétrico. La fachada de la mansión, con sus ventanas rotas y puertas colgantes, le daban un aspecto aún más tenebroso a la enrome, vieja pero hermosa casona.

Jake lanzó una mirada preocupada a Emily. —¿Segura que esto es buena idea? — volvió a preguntar, con voz temblorosa.

Emily lo miró de vuelta, con una mezcla de emoción y desafío en sus ojos. —Claro que sí, Jake. ¿No tendrás miedo o sí? Además, ¿No queríamos una aventura?"

El interior de la mansión estaba sumido en la oscuridad. Cada paso que daban hacía crujir el suelo de madera, y el eco resonaba en la vasta penumbra, haciéndoles sentir como si no estuvieran solos.

Las paredes, cubiertas de papel pintado descolorido y mohoso, estaban adornadas con viejas pinturas de paisajes y más imágenes de los Blackwood.

Emily encendió su linterna, su luz cortando la oscuridad y revelando una mesa de comedor enorme. Un gran candelabro colgaba del techo, mientras sobre la fría madera yacían restos de una antigua vajilla, sus cristales cubiertos de una gruesa capa de polvo que opacaba su antiguo esplendor.

A medida que avanzaban, cada habitación revelaba más detalles de la vida en la mansión. Un piano de cola en la sala de música, sus teclas amarillentas y agrietadas; una biblioteca con estanterías llenas de libros antiguos, sus lomos cubiertos de moho; y una cocina con utensilios oxidados y ollas abolladas, todo era un testimonio de una época pasada.

Regresaron sus pasos hasta la gran escalera que llevaba al segundo piso. La madera crujía bajo sus pies, como gritos de auxilio bajo el peso de sus pisadas y el sonido de su respiración y sus corazones llenado el sepulcral silencio. A medida que subían, sentían una presencia invisible, como si alguien o algo los estuviera vigilando. Sensación que experimentaron desde que entraron al lugar.

Emily se detuvo en un rellano del pasillo, observando las sombras que danzaban en las paredes. Al bajar la mirada, se encontró con una desgatada mesa de caoba oscuro y en ella se encontraba el retrato de un hombre joven con un uniforme militar. —Debe ser Henry. —Susurro pasando la yema de sus dedos por el empolvado cristal.

Jake se acercó y miró el retrato con interés. —Sí, parece que era un soldado. Tal vez murió en alguna batalla... o tal vez le paso algo más siniestro.

Emily asintió, pensando en la trágica historia que habían escuchado sobre Eleanor y Henry. —Jake, ¿Crees que sea verdad alguna de esas historias? ¿Crees que Eleanor realmente está atrapada aquí?

Jake suspiró, —No lo sé, Emily. Pero hay algo en esta casa... algo que hace que las historias parezcan más reales.

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Buenas tardes, Pecadores

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Nos vemos pronto...

XOXO, Rose




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