La maldición de tus ojos

8.- Lo que escondes

El movimiento de la espada fue ágil, lo suficiente para que su maestro sonriera satisfecho. Al fin después de tanto entrenamiento lograba conectarse con la espada que su hermano le entregó antes de venir a entrenar a las montañas.

—Esta es el arma sagrada que tu padre te entregó el día que naciste —indicó Ángel con su mirada fija en el filo.

La espada de punta plateada, de empuñadura rojiza y pomo en forma de anillo en cuyo interior aparece la figura de un ave, fue guardada dentro de su estuche del mismo color que la empuñadura.

Demian sonrió satisfecho de al fin poder sentir una conexión con su espada.

—Siempre me ha parecido curioso que mi hermana, Marta, recibió un látigo de metal y Arturo, una alabarda.

—Tu padre tuvo formas extrañas para asignar un arma sagrada a sus hijos. Pronto podrás ponerle un nombre y con eso harás reforzaras el lazo final con tu arma.

Es la oportunidad perfecta, aunque no sabe si recibirá respuesta o romperá el ambiente agradable de este momento.

—¿Xankuxy es el nombre de tu espada? —le preguntó recordando lo que la bruja del bosque dijo aquella vez.

Hubo silencio. La expresión de sorpresa de Ángel no pasó desapercibida.

—Sí —respondió con seriedad—. Quiero que sigas practicando una media hora más con la espada y luego des diez vueltas alrededor de la casa.

Cambió el tema de golpe y eso fue claro. No quiso insistir y aunque diez vueltas le parecieron un exceso no hubo reclamo por su parte. Ángel desvió la mirada antes de darle la espalda y dejarlo solo.

—Piensa en un nombre para tu arma —dijo sin detener sus pasos.

Apenas Ángel entró a la cabaña se encontró con Val desayunando. Arrugó el ceño incómodo, después de días de desaparecer sin decir nada ha vuelto sin decir nada. Cerró la puerta de golpe acercándose para servirse té.

—¿Cómo va Demian? Vi que ha mejorado bastante —le dijo sin mirarlo.

"uhm" fue todo lo que dijo Ángel tomando asiento.

—Avanza más rápido de lo que quisiera...

Val sonrió con una leve mueca.

—Eso era obvio ¿O no? Preocuparse ahora es tarde —dicho esto con un pan en la boca se puso en pie.

—Ya lo sabía, eso no me preocupa, temo que ellos interrumpan su entrenamiento. Que el rey de inframundo, su padre, se haya dormido es un conflicto que ni siquiera Arturo ha encontrado como solucionarlo— sorbió un poco de té—. Me inquieta su rápido avance, pero a la vez tengo miedo de que ellos se nos adelante.

—Grogo y la bruja no eran más que almas enfermas llenas de rencor y que los demonios aprovecharon a tomar para atormentar a los seres vivientes de este mundo —le dijo a Ángel deteniendo sus pasos—. Esto no es algo que puedes enfrentar solo junto a un novato, que por muy talentoso que sea, no se comparan a esos seres.

Ángel guardó silencio.

—Tienes que decírselo, tarde o temprano se dará cuenta por sí mismo —le dijo Val con seriedad sirviéndose alcohol.

—De todas formas, no lo olvides, no es un tema que te incuba —le respondió en forma irrespetuosa.

—Me incubé, prometí protegerlo, le ofrecí mi vida, pero no se ha dado cuenta que inconscientemente está llamándolos a la montaña, desde que el rey del inframundo duerme las cosas han sido caóticas, los demonios sienten la presencia de un Mayor, y le temen tal vez hasta quieren matarlo antes de que logré despertar. Llegará un momento que ellos al ser más, superaran mi fuerza y la tuya.

—Por eso Demian debe entrenarse más —agregó seriamente.

Val tensó su mirada.

—Entrenar a un discípulo a base de mentiras no llevara a nada bueno —dijo poniéndose de pie—, iré a cazar a algunas de esas criaturas para que se mantengan lejos de la casa. Tu sigue pensando en cómo cerrar la puerta del cementerio antes que esos íncubos y súcubos sigua cruzando hacia acá.

Cerró la puerta con el ceño arrugado. Luego avanzó mirando a Demian entrenar. Sinceramente quisiera creer en las palabras de Ángel, pero hay algo que no le está gustando de esta situación. ¿Por qué alguien expondría de esa forma a un demonio de ojos turquesa sabiendo que la entrada al inframundo de los insurrectos esta en este lugar? ¿Acaso está intentando atraerlo a esa criatura, al demonio plateado, al sentir la carne fresca de su traicionera amante?

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El cansancio hizo a Demian caer sobre su cama y se durmió en paz, al fin su maestro, Ángel, le había dado una habitación y una cama. Aunque no era el lujo al que estaba acostumbrado agradecía tener su propia intimidad.

La noche es fría, el viento sopla con fuerzas, y sintió como una mano tocaba su rostro con delicadeza. Es tan extraño que de golpe abrió los ojos encontrándose con un hombre de fría mirada contemplándolo con fijeza. El cabello blanco del desconocido parece flotar en el aire y sus ojos turquesa y penetrante solo susurraron con suavidad.

—Tranquilo —pero, aunque quisiera moverse su cuerpo no reacciona.

Con los ojos bien abiertos sus largas pestañas se despliegan hacia atrás dándole mayor realce a sus ojos, como una muñeca de porcelana, las mejillas pálidas y los labios de tono rosa. Lo que ve el demonio de cabellos claros le gusta. Sus intenciones eran matar a la cría de su infiel mujer junto al dios por el cual lo abandonó, pero detenido en los ojos de aquella joven criatura se siente embelesado hipnotizado. Para ser un demonio como él posee una dulzura en sus ojos propia de los elegidos del cielo ¿Qué clase de conjuro hizo Eva para procrear a un ser tan interesante?

Demian apretó los dientes sin poder liberarse de este sueño o pesadilla. Más porque ante la mirada siniestra del desconocido siente que su corazón salta envuelto en adrenalina pura.

—¿Quieres venir conmigo? —le susurró al oído.

No hubo respuesta, la puerta se abrió en par y Ángel apareció en el momento deteniendo su mirada en el demonio de cabellos claros. Se detuvo su respiración en ese instante, luego de tantos años al fin se encontraba con el asesino de su madre y hermana. Jamás pensó volver a verlo por lo que la impresión no lo dejo reaccionar.




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