Brenda abrió los ojos con el pánico a flor de piel.
Se armó de valor y alzó la mirada muy lentamente hacia sus hijos, con el terror de lo que fuera a encontarse. En cuanto los vio de pie, aterrorizados pero a salvo, un suspiro de alivio se le escapó de los labios y se permitió volver a respirar. No pudo evitar percatarse del miedo con el que Alex miraba a Sky mientras sostenía su rostro con las manos, asegurándose de que no tuviera ninguna herida. El amor con el que él la miraba sólo conseguía angustiarla.
Apartó la vista de ellos, y, por primera vez, dirigió la mirada a Karol. No se detuvo a pensar de quien había sido el disparo, ni a quien fue dirigido. Su actoreflejo fue asegurarse de que sus dos hijos estuvieran bien y, una vez que estuvo segura, se percató de que Karol estaba inmóvil. Una mancha roja comenzó a teñir su camisa blanca, a un costado del abdomen. Miró sorprendida su herida, y luego subió los ojos hacia Jason, su hombre de confianza, quien sostenía un arma entre sus manos.
-¿Qué...? -balbuceó, incapaz de creerlo. Tragó saliva, presionándose la herida con su mano y caminó hacia atrás con lentitud. Se apoyó contra la pared y poco a poco fue deslizándose hasta quedar sentada en el suelo, respirando entrecortadamente.
La sangre que estaba perdiendo logró llegar a la alfombra. La palidez comenzó a expanderse por todo su rostro y supo que no iba a sobrevivir a aquel disparo, así que buscó entre los presentes la única mirada que deseaba ver antes de morir.
-Sky -susurró, observándola.
La joven tragó saliva y se acercó, vacilante, hacia la mujer que hasta hace sólo unos minutos estaba apuntando con un arma al único hombre que conseguía hacerla vibrar. Karol había estado con ella en cada momento importante de su corta vida, sosteniendo cada uno de sus deseos y haciendo lo imposible por cumplirlos.
Se arrodillo hasta quedar a la altura de su rostro, sintiendo las lágrimas calientes inundar sus mejillas, y sostuvo una de sus manos.
-No dudes de mi amor por ti -susurró con dificultad-. Es sincero.
Sky no sabía qué decirle. En un interior sólo pudo encontrar sentimientos de amor y compasión que expresó con una sonrisa dulce. Después de todo, Karol había sido una buena madre para ella y eso era todo lo que importaba en aquel momento.
Una vez que los ojos de Karol perdieron su luz, Sky se llevó las manos al rostro y soltó unos cuantos sollozos. A pesar de lo que acababan de vivir, no pudo evitar sentir una tristeza inmensa en su corazón. La había perdido. Jamás volvería a oír su voz, ni a observar sus ojos divertidos ante cada ocurrencia suya. Jamás volvería sentir el amor que desprendía con cada abrazo. Joder, estaba loca, pero la amó con el alma. Y siempre se lo demostró.
Sintió unos brazos fuertes rodearla por la espalda y supo que se trataba de Alex.
-Sácame de aquí -le pidió, despejando su rostro-. Por favor.
Él no tuvo que oír más. La ayudó a ponerse de pie y, sin detenerse a mirar a nadie, caminó con Sky hacia el jardín trasero, donde ella se detuvo para abrazarlo. Alex estaba jodidamente aliviado y pudo expresarlo en ese abrazo. Por un momento, sintió que una parte de su alma lo abandonaba y, al tenerla entre sus brazos, respiró con tranquilidad.
-Ya ha terminado todo -susurró contra su cabello-. Será duro, pero...
Sky se apartó de él para mirarlo a los ojos y quedaron demasiado cerca el uno del otro para la salud mental de Alex. Tuvo que hacer un esfuerzo para no besarla allí mismo.
-No te apartes de mí, Alex -dijo ella, rogándole con la mirada-. Tú... me has ayudado a abrir los ojos, y ahora necesito que...
-Tranquila -la interrumpió, acariciándole el rostro con la mano-. Nada podrá hacer que me aleje de ti.
Ambos oyeron un carraspeo detrás suyo y se alejaron. Cuando Alex volteó, la mirada de su madre estaba fija en su hija y él supo que debía dejarlas solas. Era su momento, el momento exacto que tanto había deseado Brenda y por el que no había descansado ni un sólo día desde hacía veinte años. Se alejó de ellas, no sin antes darle un pequeño apretón a la mano de Sky, y se dirigió al recibidor de la casa, donde el guardaespaldas, Jason, se esforzaba por mantener la calma y dar órdenes a su gente.
Brenda sonrió con timidez y se acercó a Sky, que no sabía qué decir ante aquella mujer.
Estaba demasiado aturdida como para prestar atención a sus sentimientos. No tenía ni la menor idea de lo que sentía, porque su mente se había quedado en las últimas palabras de Karol, y la pérdida que suponía.
-Siento lo que ocurrió, Sky -dijo Brenda, aprentando los labios y entendiendo lo que significaba para su hija estar viviendo aquello-. Quiero que sepas que no voy a presionarte.
Sky sonrió y se limpió una lágrima escurridiza que se había escapado. No podía dejar de mirar maravillada el rostro de su madre, de su madre biológica, porque era como estar frente a un espejo.
-Yo... creí que Karol me había adoptado -dijo con dificultad, sorbiendo por la nariz-. Nunca me imaginé...
Brenda asintió, agachando la mirada.
-Por esa razón creaste tu cuenta de Facebook, ¿cierto? -aventuró Brenda-. Para que tu familia pudiera encontrarte.
-Sí. Creí que, si había alguien que quisiera encontrarme, sería más sencillo. Y lo fue -agregó, sonriendo.
Estaban frente a frente, sin tocarse. Ambas se observaban con curiosidad, queriendo familiarizarse con la imagen de la otra. Para las dos era un momento extraño, pero bonito. Sky sintió que pertenecía a un lugar, que tenía una conexión especial con alguien, y que nada podría romperlo. Descubrió que, a pesar de que Karol había sido muy maternal, nunca sintió lo mismo que estaba sintiendo en aquel momento. Se sentía a salvo, segura.
Brenda comenzó a soltar unas cuantas lágrimas y no pudo evitar reirse.
Editado: 26.01.2022