La Marca

Capítulo 4

Al terminar de bailar, fuimos hasta una mesa me senté agotada y Dimitri me observaba fijamente, como solo él sabe hacerlo.

-¿Por qué me ves así?- Le pregunte tímida.

El me ponía nerviosa, para el poco tiempo que nos conocíamos estaba logrando hacer cosas que otros no como intimidarme.

-Eres hermosa ¿Ya te lo había dicho?- Me pregunto con una media sonrisa.

-Si- Susurre

Él se puso de pie con rapidez, casi no me fije en como lo hizo pero imite su acción, estaba algo nervioso, como ¿Asustado? 

-¿Quién es esta preciosa dama?- Pregunto un hombre muy apuesto, sus ojos y su manera de hablar aparentaban ser de alguien mayor,  aunque no podía tener más de 30 años y esto era casi exagerando.

Note la tensión casi al instante entre estos dos.

-Ella es... Mía- Concluyó y me ruborice.

-Pude notarlo- Dijo el hombre.

La piel se me puso como de gallina, tenía una voz muy maligna.

Es extraño pero el parecía ser la maldad vuelta humano, él era la perfección mezclada con la malicia, me observaba fijamente, eso me incomodaba y entonces me escondí tras Dimitri quien no tuvo objeción alguna.

-Soy Vladimir Ivanov- Extendió su mano y lo observe seria.

Ese nombre era algo familiar ¿De dónde lo conocía?

-Soy- Dimitri apretó su agarre- Suya- Dije al ver tenso a Dimitri.

No le tome la mano a ese hombre, me transmitía algo de miedo tenía una mirada algo... Sombría.

-Creo que mía está cansada, la llevare a su casa buenas noches- Dimitri me saco del lugar con rapidez y sentía la mirada fija de ese hombre en mi espalda como un peso, cuando me gire para despedirme el ya no estaba.

La fiesta terminó más rápido de lo que pensé, él me sacó de allí de una manera poco usual, como si me estuviera escondiendo de alguien o de algo.

...

La carretera estaba desolada, solo estábamos nosotros dentro del auto negro que contrastaba a la perfección con las penumbras de aquella noche de noviembre. 

Me encontraba algo consternada, mi cabeza era un completo huracán de pensamientos, sin poder siquiera comprender el motivo por el cual, habíamos salido tan rápido de la fiesta que hasta resultó divertido.

-¿Podrías explicarme porque nos fuimos de ese manera?- jugaba con mis dedos mientras lo observaba de reojo, Dimitri quien parecía sumergido en sus propios pensamientos parecía no escucharme.

No quise seguir insistiendole para que me diera una respuesta, sólo guarde silencio y de pronto él me respondió.

-Las copas empezaron a marearme y soy quien conduce, aparte te tengo aquí conmigo, mi deber es protegerte.- sé que me estaba mintiendo.

Asentí no muy convencida, pero no quise seguir con el tema.

Él es un hombre muy misterioso y reservado, estaba comenzando a entender su manera poco usual de comportarse, en ocasiones era tan dulce y también pero de pronto saltaba a su lado tosco. No me molestaba en lo absoluto, pero quería descubrirlo más a fondo ,apenas teníamos unos días trabajando juntos y ya estaba comenzando surgir una tensión entre nosotros.

Pude notar que estábamos muy cerca de mi casa así que cuando el carro por fin aparcó, me giré para observar fijamente al apuesto conductor, que amablemente me hizo disfrutar de su compañía en toda la noche.

-Gracias por invitarme- dije tímida y pude notar una sonrisa de lado, de su parte.

-No hay de que, disfruté mucho de tu compañía, hacía siglos que no salía con una chica como tú y disfrutaba únicamente de su compañía.

Ese comentario me hizo fruncir el ceño, pero asumí que fue algo sarcástico. Mi sueño de anoche y su manera de hablar, estaban comenzando a ponerme pensamientos absurdos, pero decidí desecharlos todos ya que me parecía muy patético de mi parte, estar haciendo semejantes comparaciones.

-Si bueno, creo que ya debo irme, estoy cansada.- traté de abrir la puerta pero no pude.- ¿Le quitas el seguro, por favor?- pregunté nerviosa.

Él me observaba divertido, como si algo de mí le resultará gracioso, no lo culpaba en lo absoluto, pues mi torpeza a veces me hacía parecer una payasa.

-¿Por qué?-Sonrió con malicia y se quitó el cinturón- Así puedo tenerte solo para mí-  definitivamente este hombre tenía que ser bipolar, hacían unos segundos atrás, andaba algo distante, pero ahora me está coqueteando.

Solté una leve risita.

-No creo que sea apropiado seguir aquí, puedes pasar un rato a mi casa.- me atreví a proponer.

La verdad es que estar en este lugar tan pequeño encerrados los dos, me causaba un poco de claustrofobia y me sentiría más relajada en la comodidad de mi hogar.

-¿Me tienes miedo?- preguntó observándome fijamente.

-¿Por qué debería tenerlo?- pregunte confundida.

-Soy tu jefe.- me recordó.- Podrías tener una idea errada de mí, por lo que se rumora y esas cosas.

-Tan solo tengo dos días en la compañía.- dije sin pensar.- No suelo creer en rumores, suelen ser solo chismes de pasillo, prefiero verificar todo antes de tener una falsa visión de las personas.

-Me alegra saberlo.

La tensión estaba aumentando.

-Supongo que es mejor entrar a casa.- repetí.

El asintió y escuché como le quitaba el seguro al auto.

Me sentí triste, el no vendría conmigo.

-Buenas noches.-dije tímida y se acercó un poco a mi rostro.

¿Quiere un beso de despedida?

Se acercó a mí y cuando creí que iba a besarme, me dio un beso en mi mejilla y otro rápido en mi cuello. Esos dos simples besos, acabaron con mi tranquilidad y sentía como mi corazón latía agitado y sin control.

-Buenas noches Eva.

Quizás se me había pasado un poco la mano invitando a mi jefe a entrar a mi casa, posiblemente creyó que yo quería porpasarme con él, seguramente ahora cree que soy una cualquiera y que lo único que estoy buscando de él, es un acostón para obtener algo beneficioso de su parte.

Bajé del auto con las manos temblorosas y caminé sin mirar atrás, cuando por fin entre al edificio, sentí el calor de la calefacción, que desvanecía lentamente el frio de la noche.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.