La mascota del Maestro [seho]

Capítulo Tres

Suho siguió a Sehun por las escaleras. Sus ojos se apartaron del cuerpo ensangrentado en el suelo. Él no podía creer que Sehun había matado a alguien justo delante de él. Eso le hacía preguntarse a Suho qué tipo de hombre era Sehun.

Solo parecía estar justo en un lugar donde había violencia. Eso hizo temblar a Suho. Había violencia cuando vivía con Tao, pero Suho siempre estuvo seguro de que Tao no quería matarlo. Tao lo necesitaba para que trabajara en los vehículos. Pero aquí, Suho no tenía un propósito. No había ninguna razón para mantenerlo vivo.

—¿Estás bien, Suho?

Suho miró hacia arriba a Sehun. No estaba muy seguro de cómo responder a eso. Técnicamente, si, él probablemente estaba bien. Se sentía asustado y sin saber qué iba a pasar. Sehun le había dicho que solo tenía que hacer lo que él le dijera y que estaría bien. Suho esperaba que eso significara que Sehun no lo mataría.

La vida de Suho no podía ser perfecta, pero no quería morir. Él sabía que lo mejor que podía hacer para asegurarse de su supervivencia era hacer exactamente lo que Sehun le dijera que hiciera y nada más. Tal vez eso es lo que significaba ser una mascota.

—Estoy bien. —Suho respondió con cuidado. No quería hacer enojar a Sehun.

—¿Tienes hambre? —Sehun preguntó mientras se paraba frente a una puerta y la abría, entrando en ella. Suho siguió a Sehun por la habitación, mirando a su alrededor con cautela.

—Yo podría comer —respondió. El tamaño de la habitación sorprendió a Suho. Era mucho más grande que el pequeño armario donde vivía. La sala principal lucía un gran sofá y un par de sillones acomodados delante de una chimenea que iba a lo largo de la pared.

Justo enfrente de la puerta había un par de puertas dobles. Justo detrás de ellas, Suho podía ver una barandilla de madera, por eso asumió que las puertas llevaban a un balcón. A la izquierda había solo una puerta de madera. Suho se preguntó qué había más allá de esa puerta, pero tenía miedo de preguntar.

—Sigue y mira a tu alrededor si quieres, Suho.

—Sehun dijo mientras caminaba por la puerta y Suho lo miraba. —Esta es tu casa ahora. Tú también puedes andar por donde quieras.

Suho dudó por un momento, luego siguió a Sehun a través de la única puerta. Su boca se abrió casi en el momento en que vio la enorme cama centrada en la pared del fondo. Suho no estaba seguro de que alguna vez en su vida hubiera visto una cama tan grande.

No tenía mucho sentido, aunque Sehun fuera enorme y necesitara una cama lo suficientemente grande como para acomodar su gran cuerpo. Sin embargo, Suho estaba bastante seguro de que al menos cinco personas de su tamaño podrían caber en la cama y aun así tener espacio para moverse alrededor.

Aparte de la gran cama, Suho podía ver dos aparadores contra la pared, dos mesitas de noche a ambos lados de la cama, un sillón doble mullido que podría ser una cama para Suho solo, y una mesa sencilla con una silla. Unas estanterías se alineaban en toda la pared detrás del escritorio.

Suho brevemente se preguntó si Sehun había leído alguno de los libros en las estanterías. El mismo Suho nunca había terminado la escuela. Había tenido que trabajar mucho en el garaje de Tao que terminó por dejar la escuela. Apenas sabía leer.

Cuando Sehun salió por la puerta del lado izquierdo de la sala, Suho lo miró. Esta vez, su boca se quedó abierta. Sehun se había quitado la camisa antes de que volviera a entrar en la habitación. Suho fue intimidado por la masculinidad que exudaba Sehun. El vendaje que él aplicó en un lado, no lo distrajo de su belleza viril.

Sehun tenía un pecho apretado, esculpido, definido y los músculos de la parte superior de sus amplios hombros que bajaban hacia su plano abdomen. En una palabra, Sehun era caliente. Incluso sus gruesos muslos, que todavía estaban aprisionados en sus apretados jeans, eran calientes.

—Bueno —Sehun dijo mientras traía de vuelta a Suho de su babeo. —¿Qué te parece?

Suho miró a Sehun confundido por un momento. Entonces se le ocurrió. —Oh, es muy agradable, mucho más grande que mi habitación.

—Suho, esta es tu habitación ahora. Hay una cómoda donde tú puedes poner tus cosas.

—Sehun, dijo mientras señalaba uno de los aparadores contra la pared. —Por aquí es el cuarto de baño. —Sehun le indicó la puerta detrás de él.

Suho se limitó a asentir.

—Mira, por qué no pones tus cosas en el armario, mientras que me aseguro de que nuestra comida ya esté en camino. Ve a la ducha y límpiate. Te conseguiré algo limpio para que te pongas. La ropa sucia simplemente déjala en la funda y mañana la mandamos lavar.

—Uh, bueno —Suho respondió se quedó allí y vio a Sehun salir de la habitación antes de ir a la cómoda. No estaba seguro de que algo estuviera limpio, por lo que no parecía tener ningún caso guardar cualquier cosa en el armario.

Sacó la foto de su madre, y la puso en la parte posterior del armario apoyada contra la pared, luego cuidadosamente arregló sus cosas. No era mucho, solo un par de artículos de higiene personal y un pequeño bolso negro.

Sacando de su bolsillo el dinero que había tomado de Tao, Suho lo metió dentro del bolso y finalmente lo cerró. Él miro a su alrededor, preguntándose donde podría ocultar el bolso negro para que nadie lo encontrara.



#5443 en Otros
#595 en Aventura
#1600 en Fanfic

En el texto hay: mascotas, bdsm

Editado: 28.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.