La mascota del Maestro [seho]

Capítulo Nueve

Suho rodó sus ojos cuando Sehun levantó otro bocado de comida para él. Sehun estaba empezando a volverlo loco. Habían pasado casi dos semanas desde que Tao le había disparado. En todo este tiempo, Sehun se negaba a permitirle levantar un solo dedo a Suho. No le permitía ni siquiera comer solo.

Otra semana igual, infiernos solo otro día, y Suho podría estrangular a Sehun. No era culpa de Sehun que Suho hubiera obtenido un disparo. Esa responsabilidad caía directamente sobre los hombros de Suho. Tendría que ir a buscar a Tao y noquearlo.

Si no lo hubiera hecho, Suho hubiera puesto en peligro la vida de Sehun. Suho todavía podía sentir el terror que sintió cuando él había visto a través de la habitación y vio que Tao apuntaba con un arma a Sehun. Había estado tan seguro de que no llegaría a tiempo para salvar a Sehun.

Gracias al cielo, él había llegado. También en el proceso había conseguido un disparo. No, el único responsable de obtener un disparo era Suho. Él solo deseaba haberse lastimado un poco menos. A Suho todavía le dolía el hombro. Odiaba el dolor.

—Un último bocado, bebé, te lo prometo. —Sehun dijo, cuando Suho volvió la cabeza para negar el siguiente bocado de comida. —¿Por favor?

Suho se volvió y tomó el último bocado de comida, masticó con cuidado, incluso mientras miraba ardientemente a Sehun. Vio como Sehun colocaba el plato sobre la mesa, dando Suho un pequeño suspiro de alivio. Suho sonrió. Era demasiado fácil conseguir que Sehun le diera tratamiento especial, porque se sentía culpable.

Suho buscó la mano de Sehun con la suya, solo para dejarla caer de nuevo a su regazo cuando Sehun se apartó de él y comenzó a limpiar. Sehun parecía estar haciendo eso mucho últimamente.

—¿Qué tal si salimos hoy a la calle? ¿Tal vez podemos dar un paseo? —Sehun preguntó.

Suho se encogió de hombros. Él habría preferido permanecer en el interior con Sehun y perder el tiempo, pero Sehun no había estado cerca de él desde antes de los disparos. No podía pensar en nada más que le gustara hacer con Sehun, que pasarse toda la tarde en la cama con él.

Por lo que se podía decir, sin embargo, Sehun parecía no estar interesado. No importaba lo que hiciera, Sehun solo lo tocaba para ayudarlo. Suho había comenzado a preguntarse si alguna vez Sehun lo tocaría sexualmente de nuevo.

Suho había tratado de caminar a su alrededor con solo una camisa. Cuando eso no funcionó, Suho había caminado a su alrededor desnudo. Sehun le dijo a Suho que se vistiera y salió de la habitación. Suho estaba a punto de darse por vencido. No quería mendigar por el amor de Sehun, si Sehun no quería dárselo.

Lo único que podía entender es que Sehun hubiera creído en las palabras de Tao, sobre que él había dormido con desconocidos por dinero. Sehun siempre había dicho que él no iba a compartir a Suho. Tal vez quería decir que eso también aplicaba a antes de que se conocieran.

Tao no había dicho la verdad, pero a lo mejor Sehun le había creído porque Suho no había tratado de defenderse. Y tal vez no tenía mucho caso defenderse.

Si Sehun tenía tan poca fe en él que le había creído a alguien como Tao, no había mucha esperanza para su relación o lo que tuvieran. Suho podía oír a Sehun hablando sobre el buen clima y lo agradable que era. El clima, sí, claro como si pudiera interesarle cuando su mundo se venía abajo.

Suho se levantó de la mesa y se acercó a mirar por la ventana. Podía ver a la gente ir y venir desde donde él estaba. Hombres, mujeres, niños, todos parecían estarla pasando bien en ese momento.

Ojalá pudiera estar allí con todo el mundo, disfrutando igual. Deseó poder estar en cualquier lugar disfrutando de sí mismo. Estaba cansado de no saber a dónde iba con Sehun, de no saber si tenían algo juntos o no. Quería respuestas.

—¿Sehun?

—Si, Suho —Sehun respondió desde el otro lado de la habitación.

—¿Todavía soy tu mascota?

—Por supuesto que sigues siendo mi mascota. Eso nunca va a cambiar.

—¿Todavía soy tu mascota sexual? —Suho contuvo el aliento mientras esperaba que Sehun le respondiera. De lo que Sehun respondiera podía hacer o deshacer. Cuando Sehun no respondió, el corazón de Suho se hundió. Se dio la vuelta para hacerle frente a Sehun. —¿Y bien?

—Oh, Suho, ¿cómo puedes…

Suho sabía lo que Sehun le iba a decir antes de que se lo dijera. Sorpresa e incredulidad estaban escritas por toda la cara de Sehun. Suho se preparó cuando él sintió que su corazón comenzaba a romperse. Sehun no lo quería más.

—… quererme después de lo que te hice?

¿Qué? Suho miró a Sehun con confusión por sus palabras. —¿De qué estás hablando? Tu no me hiciste nada. —Hizo un gesto con las manos en el aire con gesto exasperado. — Infiernos, no me has hecho nada en días.

—Suho, recibiste un disparo por mí.

La cabeza de Suho se giró por la sorpresa. —¿Qué?

Sehun cayó de rodillas. Hundiendo la cabeza en sus manos. —Se supone que yo debo protegerte, cuidar de ti. En su lugar, casi pierdes la vida por mí.

Suho se sorprendió al ver las lágrimas en los ojos de Sehun cuando lo miró. —¿Cómo podría tocarte después de eso? — Sehun dijo.



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En el texto hay: mascotas, bdsm

Editado: 28.05.2023

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