Tal vez por mi anticipación, pero el fin de semana llegó de manera espontánea.
La sonrisa en mi rostro no podía hacerse más grande mientras miraba a mi alrededor. Pensé que Norden sería un lugar aburrido, pero me equivoqué por completo. La capital estaba plagada de pequeñas tiendas de pasteles, ropa, karaokes, bares, discotecas, y muchos lugares más. También había muchas áreas verdes que me dejaron un poco intrigada. Después de todo, del sitio de donde venía, la mayoría de los bosques estaban casi extintos por la urbanización. Por lo que consideré que sería igual aquí.
— ¿Por qué hay tantos árboles? ¿Acaso pertenecen a alguna organización ambiental? Ya sabes de esas que están en contra de la contaminación y se dedican a sembrar árboles — pregunté un poco confundida.
Esther soltó una risita mientras me daba una mirada llena de burla, su vestido con flores amarillas revoloteo con el viento haciéndola ver divertida. Me pregunto por qué no se puso algo más cómodo.
— No, como crees. Recuerdas, somos hombres lobos, los cuales somos considerados guardianes de la naturaleza. Este es nuestro hábitat natural y el que hace que nuestro lobo interior se sienta a gusto.
— Es cierto, los lobos viven en el bosque — mis ojos se iluminaron al entender su punto.
— Creo que algo no cuadra con tu explicación, pero bueno lo dejaré pasar — dijo risueña mientras señalaba hacia cierto lugar detrás de mí — Mira, vayamos a esa cafetería y hablemos. Sé que estás curiosa por nuestro reino. Responderé todas tus dudas. Ya sabes cuan informativa puedo ser — dijo con orgullo haciendo que una carcajada saliera de mis labios.
Mire hacia donde estaba señalando Esther, el lugar era una cafetería decorada de color rosa, más que una cafetería parecía una casa de muñecas, tenía cierto aire lindo. Sin embargo, como no tenía nada más que hacer, respeté la elección de Esther y la seguí. Cuando entramos a la cafetería, un olor a galletas y chocolate asaltó mi olfato. Me lamí los labios con emoción. Si algo amaba, eso era el chocolate. Solo bastaba que me dieran un trozo para hacerme feliz.
El ambiente en el lugar era agradable y ameno. Una suave música se escuchaba de fondo, todo se veía tan bonito, las paredes rosas adornadas de muñecos. Ciertamente, podía ver que este lugar fue creado solo para chicas porque dudaba que un chico entrará sin que su masculinidad se vea cuestionada.
Pronto nos sentamos en una mesa algo apartada y discreta. Tal vez por la hora no había tantas personas alrededor. Lo que era bueno, ya que rápidamente fuimos atendidas.
Esther ordenó una taza de té negro junto con una tarta de chocolate, por mi parte ordené una taza de chocolate con leche junto con un postre de frutos rojos. Mientras esperábamos nuestro pedido, empecé a bombardear a Esther con las preguntas que habían estado rondando mi mente durante todo este tiempo.
Mientras observaba a mi alrededor le hice una pregunta al azar a Esther.
— De todas maneras, ¿cuántos hombres lobos hay en este lugar? ¿Todos están aquí o afuera hay más?
Con afuera me refería a afuera de Norden. Estaba intrigada por esto.
— Se nota que estás impaciente por saber todo. En realidad, el reino está conformado por unos 20.000 habitantes, entre ellos alfas, betas y omegas. No te voy a mentir y decir que afuera no hay más de nuestra especie. Los hay. Sin embargo, son llamados nómadas. Ya que andan de un lugar a otro y no pertenecen a ninguna parte. Pero, sabes, Mia, vivir de esa manera es arriesgado. Afuera de este reino no solo están los vampiros sino los cazadores. Hay muchos peligros. Y esto también fue una de las razones por las que el fundador decidió establecer este reino.
Entonces si decido irme de Norden me estás diciendo que puedo morir. No quiero morir.
— Realmente, es sorprendente todo. Nunca pensé que estos seres sobrenaturales existen en la realidad. Mucho menos que formó parte de ellos.
Solo quería una vida normal, pero en mi vida lo normal está sobrevalorado. Ni siquiera tengo padres normales.
— Hubiese sido mejor que desde pequeña te hubieras criado en Norden. No estarías tan perdida con tu identidad — mencionó Esther con preocupación.
— No fue mi idea — me defendí mientras le sacaba la lengua.
Nuestras órdenes llegaron por lo que dejamos de hablar.
— Pero como consejo te pido que no te metas con los Alfas, la mayoría son clasistas y ven a los betas y omegas como seres inferiores. Y aunque tenemos los mismos derechos, si cometes una falta la justicia se balanceará del lado de los alfas, siempre.
— De eso ya me di cuenta — dije un suspiro.
Después de todo, desde que llegué me han llamado de manera despectiva. Como si fuera poca cosa solo por ser beta. Tsk. Ridículo.
Le di un sorbo a mi taza de chocolate, quería preguntarle acerca de mi padre, sobre los rumores que lo rondaban, sin embargo, antes de que pudiera abrir la boca, mis ojos se sintieron atraídos hacia las dos personas que entraban a la cafetería. Eran Ciel y Leila.
Nunca espere verlos aquí. Por inercia le hice la mano.
— ¡Ciel! ¡Ciel! — lo llamé.
— Mia, ¿qué estás haciendo?, ¿acaso no te dije que no te involucres con los Alfas? En especial esos “Alfas” — me regaño Esther haciendo que la vea confundida.
— ¿Por qué? Ciel es mi amigo.
— Solo te meterás en problemas si te acercas demasiado.
No entendía.
— Lo que sea, después te darás cuenta por ti misma de lo que estoy hablando.
Fruncí los labios esperando que se explicará más, no era muy buena resolviendo acertijos, mi querido Dios no me dotó con sabiduría extrema.
— ¡Mia! ¡Nunca imaginé encontrarte aquí! — señaló Ciel mientras se sentaba a mi lado y tomaba mis manos debido a la emoción —. Justo estaba pensando en ti, este debe ser el destino preparado por la Diosa Luna.
La forma en que sus ojos se curvaban como media algunas envío una daga de ternura a mi corazón, anhelaba apretar sus mejillas sonrojadas, sin embargo, calme a mi pecaminosa mano, ya que había muchas personas alrededor.
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Editado: 17.11.2024