La mascota del Rey Alfa

19. ¿Acaso es tan malo desear una familia?

Mia

Los días pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Por suerte no tuve ningún percance en lo que resta de la semana. A veces iba al jardín de Asther para ayudarle a cuidar sus flores. Mientras que aún no pude establecer un horario para recibir clases de música con Ciel por qué estaba ocupada con el cuadro, el cual casi estaba terminado.

— ¿Qué te parece, Asther? — le pregunté con orgullo.

Puse una mano sobre mi frente, el sol estaba un poco fuerte, ni siquiera la sombra del árbol podía protegerme de los rayos solares. Sin embargo, como me sentía más cómoda pintando al aire libre, pedí permiso al cual el profesor del club accedió mientras me felicitaba por lo realista que se veía mi cuadro. Asther que pasaba casualmente y escuchó nuestra conversación, le dijo al profesor que él también se sentía cómodo dibujando al aire libre y me siguió o bueno terminé siguiéndolo. Ahora me encontraba debajo de un árbol mientras Asther dormitaba.

Al notar la forma perezosa en la que Asther abrió los ojos como si fuera alguna especie de gato no pude evitar preguntarme si tenía algún otro pasatiempo que no sea dormir o cuidar flores.

— ¿Dónde se supone que estás? — preguntó arrastrando las palabras.

Puse los ojos en blanco, ¿por qué estaba tan obsesionado con que aparezca en este cuadro familiar?

— Ya te lo dije estoy aquí — señalé un punto amarillo al lado de un árbol.

— ¿Acaso eso no es el sol? — se burló.

— No, sé que soy linda y brillo incluso más que el sol. Pero por favor no lo hagas tan obvio — le dije llena de sonrisas.

— ¡Oh!

Lancé un suspiro algo cansado, me sentí un poco, solo un poco deprimida.

En realidad, no es que no quiera plasmar mi imagen en el cuadro, pero tenía miedo de que fuera guardado en un rincón. No me gustaría que ese fuera el destino de este cuadro.

— Como sea. No me has dicho si te gusta o no — le dije a Asther.

Asther solo resoplo

— Aunque no lo digas sé que te gusta — dije sonriente.

No podía decir que Asther y yo seamos amigos. Quizás lo éramos. Pero él se negaba a aceptarlo. De lo que estaba segura era de que me gustaba estar alrededor de él. Con Asther los silencios no se sentían incómodos, es más, ni siquiera sentía la absurda necesidad de hablar para romper el hielo.

Mientras trazaba algunas líneas mientras tarareaba una canción de cuna, escuché la voz de alguien a mi alrededor.

— Así que aquí estabas, hermano — cuando mire de quién se trataba, me di cuenta de que era Bastián, el cual estaba mirando hacia Asther. — No sabía qué te habías acercado tanto a la rubiecita. Hola, Mia.

No sabía la razón, pero había algo en Bastián que no me agradaba, quizás era su sonrisa que parecía maliciosa, o sus ojos que se veían sin vida, como si no fuéramos más que insectos.

— Buenos días, su Alteza — lo saludé.

— Solo llámame, Bastián. Veo que estás haciendo algo divertido. — mencionó mientras señalaba hacia el cuadro que estaba pintando. — Luce muy realista, casi puedo ver los pelos en la nariz del duque. Emily se ve como una ninfa, incluso Carl parece tan vivido, sus ojos oscuros lucen como si mirasen el alma de las personas. Tienes un gran talento.

Me sentí un poco avergonzada ante su detallada descripción.

— Pero, ¿por qué no estás? También eres la hija del duque, él se sentirá triste si no estás ahí. No me digas que lo estás haciendo a propósito…

Antes de que Bastián pudiese seguir hablando, Asther abrió los ojos y bajo del árbol. Luego señaló un punto amarillo dentro del cuadro.

— ¿Acaso eres ciego? Aquí está Mia — indicó — Quizás porque es una enana no la puedes ver bien.

— ¡Oye! ¿A quién llamas enana? No soy tan baja, mi altura es promedio.

— En términos humanos — replicó Asther mirándome con ojos fríos.

Torcí los labios con desagrado. Debí haberme golpeado en la cabeza para pensar que Asther y yo nos llevamos bien, incluso para pensar que este chico era mi amigo o me consideraba su amiga. Olvídate de sentirme cómoda a su lado, ni siquiera quería verlo en este momento.

¿Cómo pudo burlarse de mi estatura? No era mi culpa que mi mamá nunca me hubiera amamantado.

— Lo que sea, tu hermano te está buscando, su Alteza. Váyase.

Asther sonrió de manera imperceptible antes de enfrentarse a Bastián. El cambio en su expresión me tomó por sorpresa, ya que su rostro adquirió una capa de frialdad y desagrado.

Por lo que me di cuenta de que los rumores sobre su enemistad eran ciertos.

— Tenemos lección de política, hermanito. No puedes saltarte de nuevo la clase. Padre no te lo perdonará si lo haces — mencionó Bastián con burla, luego giro su rostro hacia mí y señaló mi lienzo — Ese cuadro, deberías protegerlo — sentí un escalofrío ante lo que dijo.

No sabía si tomar sus últimas palabras como una amenaza o una advertencia. Me mordí los labios mientras veía su silueta alejarse. Luego volví a ver el cuadro. Decidí llevarlo a la casa mientras continuaba pintando. Una sonrisa se dibujó en mis labios mientras pensaba en la expresión que haría mi padre en cuanto lo viera. Por lo que escuché de los empleados, está noche llegaba a la mansión luego de visitar algunos puntos en la frontera.

— Mañana será su cumpleaños, debe estar tan cansado. ¿Debería prepararle un té de manzanilla con miel? Mi nana dice que la manzanilla es buena para cualquier dolor. Si te duele la cabeza toma manzanilla, si te duele el corazón toma manzanilla, si estás cansado toma manzanilla. La manzanilla lo cura todo.

Sonreí al pensar en mi nana, en los últimos días he estado charlando con ella. Mi nana quería venir a visitarme en unos días porque quería saber cómo estaba, si estaba siendo tratada bien, sin embargo, tuve que decirle que primero debía hablar con mi padre para ver si era posible que venga de visita.

Seguí pintando mientras pensaba en muchas cosas al azar. No supe cuánto tiempo había pasado, pero cuando termine mi cuadro, el cielo estaba empezando a tornarse anaranjado. Empecé a recoger los materiales dispersos en el suelo, luego los guardé. Mientras me debatía como llevar el cuadro, escuché la voz de alguien detrás de mí.




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