La mate del Beta

Capítulo 3.

 

◇◇Jarrel ◇◇

 

Debo averiguar porque su olor está combinado con el de un Rogues, pero para ello debo vigilarla de cerca, no me gusta la idea.

 

—No Jarrel tú no eres así.

 

—Estás pensando espiarla ¿verdad?

 

—Sí Darek, no me gusta la idea, pero debo hacerlo.

 

—adelante, vamos que esperas, quiero verla nuevamente, su sonrisa es hermosa, sus ojos, su boca toda ella quiero besarla hasta dejarla sin aliento.

 

—Darek maldita sea deja tu maldito fuego prostático a un lado, pareces un adolescente.

 

—No tengo ningún fuego prostático, no serás tú el que tiene las feromonas elevadas, yo solo estoy pensando en devorar sus labios, no es un pecado querer devorar los labios de tu destinada —suspiró y niego. —tomo las llaves y vamos con mi mate —no lo pienso más y tomo las llaves del Macerati.

 

Al llegar aparco en una esquina donde puedo divisar la entrada de la cafetería…

 

Pasada las diez de la noche la veo salir acompañada de una mujer, enciendo el auto y la sigo, en una esquina ambas se despiden. La sigo de lejos hasta que llega a una edificación, agudizó mi oído para escuchar.

 

—¿Por qué llegas a esta hora? —pregunta un hombre.

 

—tenía que cerrar, te dije antes de irme —contesta ella con voz apacible.

 

—Cuantas veces te he dicho que no me contestes de esa forma.

 

—Lo siento no fue mi intención —dice, luego no escucho más nada.

 

Aprieto el volante tratando de controlar a Darek y a mí mismo, queremos entrar a ese edificio y golpear a esa persona que le ha hablado a mi mate de esa forma.

 

—quien se cree él, déjame salir y lo desapareceré de este continente o mejor de este mundo.

 

—quiero hacer lo mismo Darek.

 

—entonces levanta ese viejo trasero de ese asiento y vamos, acaso le tienes miedo.

 

—No, pero ella está ahí adentro, no voy hacerle daño sabiendo que ella está presente.

 

—pero el tono de su voz era de temor —suspiró, he permanecido por cuatro horas aquí y no he escucho nada, ni siquiera su voz.

 

Regreso a casa a pesar que Darek se opuso rotundamente, pero nada gano con quedarme hay haciendo que…

 

Al día siguiente hago la misma rutina, aunque todo el día me la pase pensando en ella, al terminar de la reunión paso nuevamente a la cafetería, pero esta vez no entro solo la observó desde fuera.

 

Ya es el tercer día, entre ya que Darek quiere sentir su olor más cerca, me siento en una mesa hasta que la veo acercarse a una mesa.

 

—Hola mi amor estás bien —le habla a una pequeña tal vez de unos tres años.

 

—Si mami.

 

—Linda se puede saber qué hace tu hija aquí, este es tu lugar de trabajo, cuantas veces te he dicho que no la traigas, es un área de trabajo, no una guardería —le grita un hombre, aprieto la taza hasta despedazada.

 

—Tiene una hija —se queja Darek.

 

—Es humana puede tener hijos con otra persona Darek —me levanto y de unas cuantas zancadas quedo cara a cara con el hombre tomándolo del cuello de su camisa.

 

—No te permito que le hables así a la señorita, no es forma de hablarle a una mujer y mucho menos si hay una pequeña viendo —la miro y niega, la niña esconde su rostro en el pecho de su madre.

 

—por favor suéltelo es mi jefe y tiene razón, no debería traer a mi hija —dice con la cabeza inclinada. —es que la niñera a última hora me cancelo y no tengo con quien dejarla.

 

—aun así, no es motivo para que él te hable de esa forma —suelto mi agarre.

 

—ella sabe muy bien que aquí no puede traer a la niña —dice el hombre sacudiéndose. —será mejor que te marches.

 

—Pero señor por favor necesito este trabajo.

 

—Eso debiste pensar cuando trajiste a tu hija aquí.

 

—mami.

 

este hombre quiere morir hoy, no puede tratar a mi mate de esta forma.

 

—lo sé dejémoslo por ahora. —Miro a Linda quien tiene los ojos cristalizados.

 

—tranquila ven te ayudo —paso mis manos por de su espalda y la guio hacia la salida, la llevo a mi auto, le abro la puerta en la parte trasera del auto.

 

—al fin la llevaremos a casa podemos irnos hoy mismo a la manada.

 

—No Darek, primero debemos darle una buena lección a este imbécil.

 

—Espérame aquí, ya vuelvo —cierro la puerta, entro a la cafetería, sigo su olor hasta una puerta, entro sin tocar.

 

—¿Quién es usted, que hace aquí?

 

—En verdad quiere saber quién soy, no creo que te estes preparado para ello no es así, pero si te advierto que con un chasquido de mis dedos está cafetería se va a la ruina, así que te ordeno que en la noche a las ocho y treinta tomes tu maldito teléfono y la llames para que venga a trabajar mañana, si sabes de quien estoy hablando.

 

—No voy hacer tal cosa, no sé quién es usted y no me interesa —Sonrió.

 

Darek quiere tomar el control mas no lo dejo, lo tomo de cuello y mis manos se llenan de pelaje, mis ojos se tornan rojos, le muestro mis colmillos.

 

—¿Quién es?... —dice tartamudeando. —usted es un… un licántropo… —dice temblando de terror. —haré lo que usted diga señor, ya mismo llamo a la señorita Moreau.

 

—Ya te di la hora —lo suelto y salgo de la oficina, una de las chicas se acerca y me entrega una bolsa.

 

—Es de linda —asiento y salgo.

 

—no pensarás dejar que ella regrese a este lugar.




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