- Solo a mí se me ocurre traer a un lobo a casa… bueno ya que.
Encendí las velas y el fuego para ir entrando en calor porque aquí en las montañas hace un frio que no se quita ni usando cuatro colchas, ha por cierto, no me presentado, que mal educada soy, me llamo Ketzaly, tengo 19 años, vivo en una cabaña que queda cerca del pueblo, mis padres murieron cuando era niña por una enfermedad que azoto la aldea, la sanadora del pueblo fue la que me crio y me enseño todo lo que se de medicina, pero por desgracia ella también murió hace unos años por su avanzada edad y ahora vivo en este lugar que era el antiguo sanatorio del pueblo.
Después de encender el fuego, me dispuse a curar las heridas del lobo que aún estaba desmallado, lo acomode mejor en mi cama para luego limpiar su pelambre y tratar sus heridas, no fue difícil pues ya estaba acostumbrada a esto, pero mientras lo curaba me di cuenta que tenía muchas cicatrices, algunas viejas, pero otras eran más recientes, me sorprende que tenga tantas.
Cuando termine, me quite la ropa y me limpie el cuerpo con la poca agua que traje en mi tecomate, porque sí, estaba hecha una mugre, note que yo también tenía algunas heridas, pero que con una pomada bastaría para curarlas.
Estaba cerca del fuego, con mi vestido un poco abajo de mis codos aplicándome la pomada en mi espalda cuando escuche un gruñido detrás de mí, me levante de un salto girando, deteniendo la parte delantera del vestido con mis manos para que no se caiga, el lobo me miraba con una intensidad que me hizo estremecer.
- Yo-o yo te salvé y te traje a mi casa, no-o no me vallas a-a hacer nada.
Volvió a gruñir mientras se acercaba lentamente, por instinto retrocedí, pero choqué contra la pared sin poder alejarme más, se detuvo cuando estuvo a centímetros de mí, empezó a olfatear la falda del vestido para luego levantar su hocico hasta la altura de mi pecho que estaba cubriendo con mis brazos cruzados deteniendo el vestido.
Otro escalofrío me recorrió cuando su respiración chocó en mis brazos, luego sentí su lengua recorrerlos, abrí mis ojos que los había cerrado por el miedo y vi que estaba lamiendo las pequeñas heridas que tenía en mis brazos, parpadee varias veces sin creer lo que veía, pero lo que me dejo boquiabierta fue que froto su nariz debajo de mi muñeca hasta colarla en mi palma, lo acaricie lentamente y poco a poco fui llegando hasta detrás de su oreja, haciendo que moviera su cola disfrutando de la caricia.
- No eres tan intimidante como pensé.
Retrocedió un poco para luego mirar alrededor y olfatear el lugar, se paseó por la sala de la cabaña, todavía cojeando, pero ya mejor, se volteó a verme y luego se hecho cerca del fuego. Como vi que no tenía intenciones de atacar, volví a sentarme para seguir aplicándome la pomada, siempre deteniendo el vestido cuidando de que no se cayera porque tenía al lobo frente a mi viéndome de vez en cuando.
- ¿Por qué me miras tanto? ¿acaso te gustan las de mi especie? – dije con malicia.
Me reí cuando volteo su cabeza para otro lado como si me hubiera entendido, sentía mis ojos pesados, sin darme cuenta ya era de madrugada y muy pronto amanecería, suspire agotada, mañana tengo muchas cosas que hacer y no he dormido nada, fui a mi cuarto para descansar, pero tuve que quitar el cubre cama y las colchas que se ensuciaron cuando heche al lobo.
Mientras traía una colcha nueva, no me fije en qué momento el lobo se había subido a mi cama – aaayy mira que bonito, bájate.
En lugar de hacerme caso se acomodó mejor.
- Ah no, bájate, es mi cama – intente quitarlo, pero me gruño sacándome un pequeño grito – bueno y qué quieres ¿qué duerma contigo?
Se movió haciéndome un espacio, ¿enserio entendiende lo que digo?
- No voy a dormir contigo, qué tal si te da hambre y me desayunas, no me voy arriesgar – como si no le importara lo que dije, dio un gran bostezo y cerró los ojos.
- Si no te vas a mover entonces me voy, estoy que me muero del sueño que no estoy para pelear contigo.
Apenas di la vuelta el lobo salto enfrente de mi gruñéndome mostrando sus afilados dientes, del susto me caí al suelo, pero me levanté rápido aun con las piernas temblando, otra vez estaba retrocediendo hasta que caí sentada en la cama, el lobo seguía acercándose mientras que yo estaba temblando pegada a la pared totalmente acorralada.
El animal se subió a la cama, mordió la manga de mi vestido y me jalo a un lado haciendo que me acostara, me removí, pero solo logre quedar atrapada entre sus patas viéndome a los ojos de una manera que me hacia sentir extraña, mi corazón latía a mil por hora del miedo y mi respiración estaba agitada, el lobo empezó a olfatear mi cara, mi cuello y mis hombros, lo escuche gruñir para luego apartarse de mi y tenderme la colcha en el cuerpo.
Se bajo de la cama y se quedó echado a un lado de está con la cola moviéndose de vez en cuando, no entendí nada de lo que acaba de pasar, solo sé que este lobo no es como los demás, digo ya me tenía en sus garras y no me hizo nada, pero eso no me quita el miedo que tengo, vi que el lobo no se movía de su lugar, por lo que intente calmarme y tratar de dormir, pero ¿cómo hago eso con un animal salvaje cerca de mí que actúa de forma extraña? No sé por qué lo traje. Aun con la inseguridad que sentía el cansancio termino ganándome, haciéndome dormir por más tiempo del que pensé.
Ya casi era de medio día cuando desperté, tuve que limpiar todo el desorden que hicieron Yeyetzi y sus amigas, me rompieron algunos cantaros, no sé cómo porque el material es bastante resistente, pero igual, tendré que comprar otros, el lobo por su parte se la ha pasado siguiéndome por todos lados, a veces se echaba en un lugar cerca de mí viendo lo que hacía o se quedaba dormido por ahí.
Mientras terminaba de ordenas unas cosas, me di cuenta que no había visto al lobo en un buen rato, lo busqué por la casa, pero no lo encontré, quizás ya se fue a su manada, me entristeció un poco porque siempre me la paso sola y pues el animal me estaba haciendo compañía después de todo, aunque sentía que en cualquier momento me iba a comer.
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Editado: 30.11.2024