La Mate del Omega

CAPÍTULO 4

La noche anterior olvide cerrar la puerta, dejando que el viento frio de la noche entrara e invadiera cada rincón de la cabaña, y aunque Atleinemik me cubrió con su cuerpo no fue suficiente para evitar que…

- ¡Achú!... – me resfriara – huuu, no me gusta enfermarme – dije mientras buscaba un copo de medicina en la estantería.

Atleinemik paso a un lado mío y froto su cabeza en mi cintura para que lo viera, le sonreí acariciando su cabeza, antes de tomar la medicina, mientras bebía, mi vista se desvió a su pata, al entablillando que le había hecho hace unos días. Ya lo había olvidado.

- Atleinemik déjame ver tu pata.

Él se sentó en silencio, permitiéndome revisar su pata. Con cuidado retire el entablillado, junto con el vendaje que lo sostenía. Las heridas habían sanado correctamente, sin ningún signo de infección.

Una sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro: había hecho un buen trabajo. Y me sentí más orgullosa de mí misma, al ver que podía apoyar su pata en el suelo sin problemas.

Atleinemik se levantó de un salto, a correr por el patio, con gran alegría, con movimientos precisos y agiles, cada zancada era fuerte y llena de vitalidad, me quede maravillada por la libertad que irradiaba.

De repente, se detuvo y se giró a verme, sus ojos brillando con una felicidad que pocas veces había visto. Antes de que pudiera reaccionar, él corrió hacia a mí y de un salto me derribo al suelo, mientras lamia mi rostro.

- Jajajaja es-espera Atleinemik, me… me haces cosquillas – le decía intentando que dejara de lamer mi cara y cuello – ya, ya – me incorpore entre risas – ya pará, que me duele el estómago de la risa, ¡achú!, ¡achú!

Espero que no me de alergia su pelaje. Me separe de él y continue con los quehaceres de la casa, barrer, limpiar, ordenar, cosas así, mientras que Atleinemik jugaba por ahí. Camine hacia la parte trasera de la cabaña, para dejar una cesta con ropa en el tendedero, cuando una voz me sobresalto.

- ¿Cómo te va huerfanita? – Yeyetzi me miraba con burla, junto a sus tres amigas.

- ¿Qué-é hacen aquí? – no pueden ver a Atleinemik o estaré en serios problemas.

- Solo vinimos a visitarte.

- Váyanse, no son bienvenidas – conteste nerviosa mientras miraba alrededor, no sé lo que pasara si Atleinemik las ve.

- Soy la hija del líder, a donde yo vaya todos me reciben – declaro seria.

- Pues aquí no, es mi casa, yo decido, ¡váyanse! – intente que se fueran, alarmada, pero ellas me empujaron de los hombros, haciendo que callera sentada al suelo. Esto no es bueno.

- Siempre es lo mismo contigo – se acercó a mí con pasos amenazantes, hasta sujetar el cuello de mi vestido – ya estoy harta de tu maldita actit… - su frase fue interrumpida por Atleinemik, que se lanzó sobre ella, sacando de su garganta un grito desgarrador. Mi cuerpo se estremeció. Le había mordido el brazo.

La cara de terror de Yeyetzi me paralizo, deje de respirar. Atleinemik soltó su brazo, al mismo tiempo que la hizo caer de espada, al suelo. Ella retrocedió con miedo, tratando de alejarse. Atleinemik miro a las otras chicas a nuestro alrededor, con ferviente enojo y él cuerpo tenso.

Sentí miedo, la última vez que lo vi así fue cuando se enfrentó a los lobos, en el bosque, pero eran lobos, no personas, y aunque sé que ellas me maltratan todo el tiempo, no quiero que les haga daño.

Quiero moverme, pero no puedo controlar el temblor de mi cuerpo.

Las amigas de Yeyetzi huyendo aterradas, Atleinemik se lanzó sobre una de ellas, derribándola. Sus afilados dientes hicieron presencia, junto a un fuerte rugido.

- ¡Atleinemik no! – grite con todas mis fuerzas, mi voz temblando de pánico.

Una chica aprovechó su distracción para tirarle una piedra, lo que lo hizo enfurecer, he ir contra ella.

- ¡Atleinemik!

Antes de que llegara a ella, me interpuse en su camino, protegiendo a la chica, con la esperanza de que no me atacaría.

- No las lastimes – el me gruño en respuesta.

Con precaución, estire mi mano, esperando un movimiento de su parte, uno que me indicara si debía acercarme o alejarme. Sentí un alivio cuando me dejo tocar su mejilla, sin ningún rechazo.

- Qué-é e-estás haciendo – me dijo una de ellas.

- No les hará daño – dije, aunque tuve que rodear los “hombros” de Atleinemik para retenerlo, estaba alterado.

- ¡Acaba de morderme! – dijo Yeyetzi en entre sollozos, asustada.

- É-el so-solo me protegía – mi voz temblaba. No quería que esto pasara.

- ¿Por qué te protegería? – preguntó una temblando.

- Porque me conoce… lo ayude cuando estaba herido, él me protegió por eso – conteste nerviosa, sintiendo mis parpados pesados de repente.

- No… los lobos atacan a cualquiera, esto… esto no es normal, ese animal no se comporta como debería.

Atleinemik dejo escapar un gruñido bajo, sus ojos fijos en las chicas. El sonido hace que todas retrocedan al unisonó, con sus rostros pálidos. Una de las chicas, al borde de las lágrimas, tomo los brazos Yeyetzi ayudándola a levantarse,

- ¡Vámonos de aquí!

Yeyetzi vacila, mirándonos a ambos con desprecio, pero el temor en los ojos de sus amigas pareció contagiarla. Se llevo la mano a su brazo y antes de irse, me lanzo una mirada de furia.

- Vas a pagar por esto Ketzaly. Dalo por hecho.

Las cuatro chicas comenzaron a retroceder hacia el bosque, sus pasos cada vez más rápido, hasta que las perdí de vista. Caí de rodillas al suelo, con el cuerpo temblando. Abrace mis brazos. Atleinemik llamo mi atención con el toque de su cabeza, en mi hombro, abrí mis ojos para verlo.

- Estoy bien – sonreí, aunque mi tristeza era obvia – yo… - suspire – siempre he tenido este tipo de conflictos con ellas, pero nunca habían llegado tan lejos, yo… yo no quería tener problemas con ellas, por eso… no las enfrentaba – agache la cabeza.

Lo oí caminar, hasta estar frente a mí, alce la vista, sus orejas estaban caídas, al igual que su cabeza, como si se sintiera culpable de haber hecho algo mal. Tome su mejilla con delicadeza, para que me viera.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.