- Hola- saludó la niña al señor que siempre le aparecía en sus sueños, estaba a su lado desde que tenía memoria, “MI SEÑORCITO” era el nombre con el cual ella bautizó a aquel ser.
- Buenas- contesto él, con esa voz calmada que lo caracterizaba. – hoy tardaste más en venir, ¿se te presentó algún problema? – preguntó. –No- respondió ella. – solo que me costó conciliar el sueño, ya sabes estaba la lámpara apagada y no puedo dormir en la oscuridad.
- Sabes que eso es algo en lo que tenemos que trabajar para poder superarlo, pero más adelante también lo lograrás.
- ¿Qué historia me vas a contar hoy?- preguntó ella, ya que la parte que más le gustaba de dormir era tener esos tipos de sueños, en el cual “su señorcito” le contaba cosas, aprendía muchas cosas nuevas. Él le enseño a jugar al ajedrez, algo nuevo, lo malo de todo eso era que al despertar, no sabía cómo explicar todo aquellos conocimientos adquiridos. Aún recordó cómo le dijo a su mamá que le regalara el tablero de ajedrez; tuvo que luchar para convencer que sí sabía jugar, que en un sueño aprendió como hacerlo.
- Esta historia, también es muy importante, debes recordarlo muy bien.- Dijo él.
- Hace mucho tiempo existían tres seres muy poderosos. Cada uno con habilidades, únicas y sorprendentes, tenían varios nombres, algunos le decían magos, otros maestros. Ellos con su infinita sabiduría, querían ayudar a la humanidad y a todos los seres que lo necesiten. Así construyeron entre los tres, siete piedras con distintos colores: Rojo, Anaranjado, Amarillo, Verde, Azul-celeste, Azul y Lila. Cada piedra tenía un poder de sanación distinta.
Felices de su creación, contemplaron las piedras. Pero no todo era perfecto, uno de ellos, no quería que todos pudieran llegar a esas maravillas; sino que debían ser más selectivos. De hecho, serían los reyes y dueños de todo, ser invencibles. Al ver el cambio tan drástico de su compañero, los otros dos restantes, decidieron esconderlo en distintas partes pero, con la oportunidad de que las energías de las mismas puedan llegar y ayudar al que lo necesite.
- ¿Qué es? ¿Qué significa eso? ¿Cómo puede la gente llegar a las piedras?- preguntó la niña sin entender muy bien lo que estaba escuchando.
- Los chakras, surgieron de esas piedras, por eso son siete o múltiplos de éste. Siete, catorce, veintiuno… así llegan al poder de esas piedras.
Antes de hacer otra pregunta, se escuchó una voz, era la mamá llamando a la niña; tratándola de despertar. -Me voy- dijo la niña.- debo despertar para ir a la escuela.