La mejor versión de mí (edición mejorada)

CAPÍTULO DOS: "LA FARSA COMIENZA"

Unos rayos de luz del sol comienzan a atravesar la ventana de mi habitación, indicando que ha comenzado un nuevo día. A decir verdad, casi no he podido dormir, tal vez por los nervios de la situación. Me levanto de la cama, me arreglo y, esta vez, reviso mi aspecto un poco más frente al espejo.

Parece que te quieres ver bien, eh.

Siempre me veo bien.

Alejo esos pensamientos de mi cabeza y camino hacia la habitación de mi mamá. Está profundamente dormida; aún así, compruebo que respira. Lo hace. Me quedo un rato admirando a mi madre; se ve débil y algo demacrada. Su belleza resalta también, cada rasgo fino que le heredé. Tras eso, salgo de la habitación. Decido tomar un desayuno ligero y, finalmente, es hora de salir de casa. Cuando salgo, vislumbro su silueta a lo lejos; Mark, está recargado sobre mi moto.

—¡Pobre de ti, si le haces algo a mi bebé!— señaló con mi dedo amenanzandolo, mientras camino hacia él.

Él se aparta de la moto rápidamente, después de dar un brinquito del susto por mi grito.

—No le haré nada— alza las manos, mientras esboza una sonrisita.

—¿Por qué sonríes? Hablo enserio— mis ojos se clavan en los suyos— , ¿trajiste casco?

—No, dijiste que de eso te harías cargo tú— su sonrisa se ensancha, sabe bien que fui muy clara con lo único que le pedí.

—Muy bien. No pasa nada, usa mi casco— le ofrezco mi casco rojo.

—¿Segura? ¿Y tú que usarás?— suena preocupado.

—Eso no tiene relevancia—me encojo de hombros, seguido de eso me monto en la moto—, no pasa nada si por hoy no uso casco.

Se queda inmóvill. Su mirada bien fija en mí. Frunce el ceño, algo que es muy común en él.

Ese gesto debería llevar su nombre.

—¿Esperas una invitación por escrito?—inquiero.

—Bien, ya voy; ¿puedo agarrarte de la cintura?— siento su peso caer sobre mi moto.

—No, ni lo intentes o te parto la mandarina en gajos—respondo.

—¿Y entonces de dónde me detengo? No me quiero quedar tirado a media carretera.

—Mi súeter— pellizco un pequeño pedazo de tela del mismo y se la ofrezco.

—¿Conduces como una salvaje?—cuestiona él, pero toma la tela.

—Si vas a hacer comentarios así, mejor no te llevo—me cruzo de brazos.

—No, ya no diré nada—se queda callado unos segundos, demasiado bueno para que me dure el gusto—, ¿me traerás de vuelta a casa?

—Sí, pero antes iremos a otro lugar.

—¿Hacer qué?

Es lo último que le oigo preguntar, no respondo más porque enciendo el motor de mi hermosa bebé, ruge y entonces arranco, estamos en marcha. Durante el trayecto, siento como Mark aprieta el agarre; al llegar a la escuela, saludo al portero como todos los días. Él portero me dedica una mirada extrañado, como si estuviera viendo algo nuevo. Me reviso el atuendo, incluso el rostro. Nada. Entonces veo por el espejo retrovisor al chango bien agarrado de mí. No puedo evitar reírme de la situación.

Al estacionarme, todas las miradas están sobre nosotros; por supuesto. Él se baja de la moto, aterriza de una manera torpe en el suelo, yo también hago lo mismo, aunque diferente a él, yo caigo bien en el suelo, me recargo sobre la moto; él está viendo a los demás estudiantes, mientras se saca el casco.

—Los reyes de 2do año han llegado juntos ¿¡Son novios!?—grita un estudiante que está entre la multitud que se ha hecho a nuestro alrededor.

Todos están sorprendidos, ni siquiera son discretos. Miro a Mark darse una vuelta mirando a todos como si fuese un cachorro persiguiendo su cola. No me resisto y comienzo a reírme con ganas, los demás siguen mirando; Mark se gira hacia mí.

—¿Podrías dejar de reírte? Te lo agradecería mucho, ya que esto es serio.

—No entiendo porque te estresas tanto, además todo esto es una farsa—tan solo de verle la cara, parece que le va a dar el soponcio—. Parecías un chango bien aferrado a mí, con razón el portero se nos quedó viendo raro.

Trato de aligerar el ambiente, pero en su lugar solo logro que Mark se ponga más serio.

—Espera, ¿me estás diciendo chango?— realmente parece muy ofendido, lo oigo resoplar—. Eres una grosera.

—Ay, perdón, ya me duele mi estomágo y si sigo riendo así, me voy a ahogar— hablo entre risas y me llevo las manos al estomágo.

—Espero nadie haya escuchado que me dices chango—trata de ocultar su nerviosismo, pero es muy evidente.

—Pero eres un changuito muy hermoso—tomo sus mejillas, lo atraigo hacía mi y le doy un beso en la mejilla derecha. Lo hice, porque sé que nos están viendo, su cuerpo se tensa al momento.

Bendita actriz de metódo, Emily.

Mark sigue quieto, sin moverse, tampoco dice nada; las miradas sobre nosotros aumentan, creo que mi acción ha confirmado lo que estaban murmurando. Eso es lo que queríamos ¿no es así?

—Tranquilo changuito, todo saldrá bien—Lo tomo de la mano, mientras su cuerpo tiembla—, te lo prometo.

Comienzo a caminar, él me sigue; de pronto, su mano finalmente se mueve y entrelaza sus dedos con los míos. Siento una corriente eléctrica por todo mi ser, mi estomágo siente una especie de cosquillas y mi corazón se acelera un poco.

Que nos den un premio a mejor actuación.

Las miradas siguen en nosotros, ambos caminamos como si fuese tan común ir tomados de la mano. Cuando entramos al salón, tomo aire; la peor parte de todo esto va a llegar ya. Cleo y Carolina. Mis amigas, sus amigos, nos miran y luego su mirada se desliza a nuestras manos entrelazadas.

—Qué pasa ahí, Mark?—Jack le señala nuestras manos.

Finalmente él habla para responder.

—Somos novios— afirma él, mientras su mano aún tiembla, le doy un ligero apretón en señal de apoyo.

—Cuiden a mi changuito, adiós chicos—Le suelto la mano suavemente y le doy otro beso en la mejilla. Me dirijo a mi lugar.

Al llegar Carolina y Cleo intercambian una mirada. Mientras yo acomodo mis cosas en mi banca.




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